¿Debemos llevar a los niños a los toros?
El Comité de los derechos del niño de la ONU ha ratificado que la tauromaquia infantil vulnera los derechos del niño.
Un año más, se ha montado un buen revuelo con la fiesta de El toro de la Vega, una celebración no comprendida por casi nadie, a parte de por los propios participantes de Tordesillas. El debate que separa la tradición de lo presente está servido en la “lucha entre el toro y el hombre”. Una batalla presenciada en muchas ocasiones por niños. ¿Hacemos bien en llevarlos a los toros?
Aunque algunos hacen distinciones entre la tauromaquia y la Fiesta Nacional, respecto a este tipo de celebraciones, lo cierto es que una gran parte de la población considera a todas ellas una manifestación de maltrato hacia los animales. Sin entrar en mayores debates, debemos preguntarnos como padres, cómo afectará a nuestros hijos el presenciar un espectáculo en el que se combinan la sangre, el sufrimiento y los vítores a la muerte.
¿Cómo les puede afectar ver un espectáculo de muerte y sangre?
La edad a partir de la cual está permitido entrar en los toros es todo un misterio, ya que no existe una legislación estatal o regional que establezca unos límites de edad, si bien a partir de los siete años la mayoría de las plazas de los pueblos de España no pondrán pegas para que cualquier niño entre a ver una corrida, incluso sin estar acompañado por un adulto.
Aunque el rechazo hacia los toros se entiende como un tema relativamente nuevo y en ocasiones vinculado a la izquierda o a los “progres”, la preocupación por cómo pueda afectar a los más pequeños no tiene nada de nuevo. Ya en el año 1999, el Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid encargó varios estudios sobre el tema a diferentes doctores y catedráticos en psicología. En sus investigaciones llegaron a algunas conclusiones:
- Las corridas de toros no les gustan a la mitad de los niños. Sólo un 7% de los niños muestreados afirmó acudir frecuentemente con sus padres.
- Dos de cada tres niños consideraba los toros un espectáculo menos violento que el boxeo.
- Entre el 30% y el 50% de los niños lo consideran una forma de maltrato a los animales.
- Las corridas pueden aumentar la agresividad, la ansiedad y el impacto emocional de los niños.
- Los niños menores de 14 años tienen escasa información sobre los toros y su opinión es neutra tirando a negativa: el 72,21% mostraba un actitud negativa hacia este espectáculo.
- Estos resultados contrastan con la percepción de los padres, quienes no veían problema en que sus hijos visionaran las fiestas taurinas.
Aunque en estos estudios no se encontró una relación entre el visionado de los toros y la psicopatología, especifican que sí podría darse algún caso de Estrés Post-traumático en casos eventuales muy graves. Sabemos que los Millennians no fueron muy amigos de lo taurino durante su infancia. Pero quedamos a la espera de nuevos estudios que actualicen la vivencia de los niños de la generación Z e hijos de lo digital.
Por el momento, el Comité de los derechos del niño de la ONU ha ratificado que la tauromaquia infantil vulnera los derechos del niño y se así se ha pronunciado en contra de que los niños asistan y participen en estos eventos en países de gran tradición taurina como México y Portugal. ¿De verdad alguien cree que a los niños de hoy les van a gustar los toros más que a su generación predecesora?