El poder sanador de los recuerdos

La depresión es un problema de salud grave a nivel mundial. La neuropsicología nos ofrece nuevas herramientas para combatirla.

Ana Villarrubia. 14/07/2016

La depresión es, por desgracia, mucho más frecuente de lo que imaginamos. Con más de 350 millones de diagnósticos, según la Organización Mundial de la Salud, es la mayor causa de discapacidad en todo el mundo. Aunque no siempre se le otorga la relevancia que en realidad tiene, la depresión es un problema de salud muy serio porque sus síntomas pueden llegar a prolongarse mucho en el tiempo y porque atentan contra todas las áreas de funcionamiento de la persona: ni la familia, ni los amigos, ni los estudios, ni la pareja, ni el trabajo, ni por supuesto el ocio se libran de su influencia.

La depresión se puede curar bajo supervisión médica
La depresión se puede curar bajo supervisión médica

Y, cuando se cumplen los peores pronósticos, que normalmente son debidos a la ausencia de tratamiento, es también una de las principales causas que conducen al suicidio. No es esta una cuestión baladí: la mayor causa de muerte entre los jóvenes occidentales de entre 18 y 24 años es precisamente el suicidio, asociado en la mayor parte de los casos a un proceso depresivo no tratado.

Por suerte, los trastornos del estado de ánimo son ya viejos conocidos de la psicología clínica, que cuenta hoy en día con tratamientos de demostrada eficacia para combatirlos. La terapia psicológica de orientación cognitivo-conductual es, de hecho, el tratamiento de elección prioritario en todo el mundo y en todos los casos, con independencia de su grado de severidad.

Se necesitan las herramientas adecuadas para superar la depresión
Se necesitan las herramientas adecuadas para superar la depresión

Con un diagnóstico adecuado -que para el profesional sanitario no entraña grandes complejidades-, las herramientas que la psicología ofrece (junto con la acción supervisada de fármacos antidepresivos para casos de enfermedad más grave o recurrente en población adulta) bastan para que la persona supere un episodio depresivo y se reenganche con la vida que durante un tiempo había dejado de atender en mayor o menor medida.

Ahora, además de las técnicas cognitivo-conductuales que llevan décadas aplicándose con éxito, los últimos hallazgos en neuropsicología no dejan de enriquecer nuestras herramientas terapéuticas para atender y aliviar los síntomas de la depresión. Un estudio recientemente publicado por la prestigiosa revista Nature llegaba a esta interesante conclusión: nuestros recuerdos más positivos tienen un intenso poder sanador. Un equipo de psicólogos y otros investigadores del MIT, con el Nobel de Fisiología Susumu Tonegawa a la cabeza, está detrás de esta revelación cuya utilidad práctica es tan incuestionable como sencilla de aplicar: también podemos curar al depresión gracias a nuestra memoria. ¿Cómo pueden utilizarse nuestros recuerdos para combatir la depresión?

La técnica cognitivo-conductual es la más eficaz
La técnica cognitivo-conductual es la más eficaz

Veamos, primero, cómo se llegó a semejante conclusión. Los investigadores sometieron a un grupo de ratones de laboratorio a varias experiencias que presumiblemente les resultarían positivas (convivir con una hembra de su especie), después negativas (ser aislados e inmovilizados) y, por último, neutras (pasar tiempo solos en una jaula normal y corriente). En cada una de esas situaciones se registró su actividad cerebral. Después de varios días siendo sometidos a la mas desagradable de esas experiencias, los ratones cayeron en una depresión. ¡Lógico! El aislamiento y la falta de libertad para moverse pudieron con ellos.

Sus síntomas eran muy parecidos a los que experimentamos las personas cuando comenzamos a caer en un patrón depresivo: apatía, visible pérdida de energía y vitalidad, y falta de interés por actividades que antes les eran placenteras (comer, correr en la rueda, acercarse a una hembra…). Después de semejante trauma, recuperar sus condiciones habituales y neutras (una estancia tranquila en una jaula con sus comodidades de siempre,) no bastaba para hacerles remontar el ánimo. Después del periodo de inmovilización, la depresión causada parecía seria, era como si nada pudiera hacerse para devolverle a esos ratones su motivación y su alegría de vivir.

Los recuerdos positivos también ayudan a curarse
Los recuerdos positivos también ayudan a curarse

Hasta que los investigadores probaron con lo siguiente: retomaron los registros que habían tomado de la actividad cerebral de los ratones en su época de mayor bienestar y la reprodujeron en su mente. Activaron exactamente las mismas neuronas que se habían activado antaño, en sus tiempos felices. Activaron artificialmente el interruptor de su memoria y dejaron paso a un recuerdo grato. Activaron el cerebro de los ratones permitiendo que se reprodujera el recuerdo más bello que habían codificado. Se aseguraron así de que los ratones recurrieran a sus memorias más placenteras. Y, con ello, los síntomas de su depresión fueron desapareciendo. Con solo cinco días de activación neuronal, la recuperación pasó a ser permanente.

Lo más interesante de todo es que la activación del recuerdo resultó ser más sanadora y potente que la reexperimentación de la situación positiva. Es decir, se curaban más y mejor los ratones a los que se indujo a recordar, que otros que fueron colocados de nuevo en una jaula con una hembra. Para estos últimos, hundidos en su depresión, la hembra no resultó ser ni mínimamente estimulante. Eran, sencillamente, incapaces de disfrutar con nada. Además, los ratones recuperados de su depresión resultaron ser posteriormente menos vulnerables frente a otras situaciones estresantes desagradables. Se convirtieron en ratones más resistentes y fuertes frente a la depresión.

La evocación controlada es muy favorable
La evocación controlada es muy favorable

Y, ya de nuevo en el mundo humano, tomamos buena nota de todo lo que los ratones nos permiten aprender. Los psicólogos tenemos una base científica para algo que ya sabíamos que funcionaba: la evocación controlada y guiada de determinados recuerdos (positivos y bien seleccionados) en el marco de un proceso terapéutico es una de las muchas herramientas con las que contamos para guiar a una persona a través del proceso de recuperación de un trastorno depresivo.

Ahora sabemos que no solo se curan sus síntomas, sino que también a nivel cerebral esta sanación tiene un correlato directo con la restauración de la actividad de ciertas neuronas. Es decir, que los cambios que se promueven no son solo conductuales o emocionales, sino que a través de la terapia también se inducen cambios de tipo estructural, modificaciones a nivel de la actividad de nuestras neuronas.

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