La solución casera para mejorar la relación entre padres e hijos
El tiempo de calidad con nuestros hijos es la mejor manera de estrechar el vínculo con ellos y los juegos de mesa pueden ser una excelente opción para hacerlo.
Tener o mejorar una buena relación entre padres e hijos, sobre todo a edades tempranas o adolescentes, no siempre es fácil. Y más ahora que las redes sociales y el exceso de información ligado a las nuevas tecnologías no hacen sino dificultar algo fundamental para las relaciones familiares como es el face to face. En este contexto, la comunicación fluida, la confianza y la empatía son fundamentales. Pero hay más.
La base para mejorar la relación de padres e hijos
«La base más sólida para construir luego todo lo demás es la comunicación abierta, a ser posible desde lo más temprano posible», explica la psicóloga clínica, Ana Villarrubia.
«Es muy importante que los padres aprecien la individualidad de sus hijos. Que se pongan en su lugar, les entiendan, les conozcan y no les censuren es básico. Porque que algo no les guste de ellos no significa que esté mal. De ahí debe nacer la base de una buena relación familiar», explica la experta.
Esto está genial, claro, pero… ¿cómo se consigue?
Crear espacios compartidos
La psicóloga lo tiene claro. «Hay que hacer muchas preguntas, compartir actividades y sobre todo, tener rutinas familiares». Estas pueden ser comidas de domingo, tardes de café, paseos, actividades deportivas o incluso rituales religiosos. Todo vale a la hora de tener espacios y momentos compartidos «que sean de cuidado mutuo, de pertenencia y de respeto más allá de la edad. Y si no existen, hay que crearlos», asevera.
Y es que al igual que la práctica de deporte o las actividades al aire libre pueden resultar sanadoras si hablamos de «limpieza mental» con nosotros mismos, el tiempo de calidad compartido es aire puro para mejorar las relaciones sociales y familiares. Olvidar el móvil, dejar atrás las pantallas y centrarnos en una actividad de ocio analógica puede ser mucho más sana de lo que imaginamos.
Una solución fácil alejada de pantallas
Si somos padres y queremos acercarnos a nuestros hijos, empatizar y mejorar nuestra relación con ellos, los juegos de mesa pueden ser una excelente opción. «No debemos oponernos al uso de las pantallas por parte de los niños o adolescentes, sino aprender a compatibilizarlo con otras formas de entretenimiento y ocio que puedan hacerse en familia», explica Nico Márquez, Trade Marketing Supervisor de ASmodee.
Ahí es donde entran los juegos de mesa o juegos colaborativos, con infinitas opciones en cuanto a edades, gustos y dificultades que pueden suponer un auténtico momento de meditación en mitad de nuestra frenética vida. «Cuando juegas a algo te centras en algo tangible, cercano y divertido. La actividad tiene todos los elementos necesarios para disfrutar de un momento de felicidad compartida con los niños. Y eso no tiene precio», comenta el experto.
Coincide con él Ana Villarrubia, explicando que durante el juego se establecen alianzas, se hacen equipos, hay pactos de colaboración, estrategias de complicidad… «Es una forma de generar vínculos de una forma «encubierta» que no deja de ser eficaz».
Un puente en la comunicación familiar
Así, además de aportarnos tiempo de calidad con nuestros hijos, los juegos de mesa y de cartas también potencian otros valores y facetas útiles para nuestro desarrollo personal y social como la creatividad, la paciencia o la memoria.
Hay para todos los gustos. «El mundo de los juegos de mesa ha evolucionado mucho pero lo más importante es que entretengan. Eso hace que padres e hijos fijen su interés en ellos», añade Marquez.
Diversión y valores que mejoran el desarrollo personal
De este modo hay tantos juegos como tipos de personas con distintos niveles de dificultad y duración. «Hay juegos rápidos como el Dobble que mejoran la memoria y los reflejos de los niños. Otros como ¡Aventureros al Tren! que desarrollan la planificación de acciones y estrategias a medio plazo; u otros que potencian la creatividad e imaginación como Dixit. Solo hay que encontrar el que más nos encaje y disfrutar», concluye.
Así pues, podemos decir que jugar juntos a juegos de mesa ayuda a estrechar la comunicación entre adultos y jóvenes porque plantea tener un objetivo en común, compartir algo único priorizando en cualquier caso la diversión. Son una manera de democratizar la relación entre padres e hijos que, si bien puede ser forzada en un primer momento (si el adolescente no cede) luego sucederá de una forma casi orgánica y natural.