Ligar en el trabajo: ¿Sí o no?

Las relaciones sexuales entre empleados no se dan igual en los distintos grupos profesionales.

Patricia Peyró. 15/08/2017

El elevado número de horas que se pasan juntos, las tensiones compartidas y los objetivos mantenidos en común, facilitan el que se produzca la atracción entre compañeros. Cruzar la línea entre la atracción y la acción no se toma a la ligera cuando supone el riesgo de arruinar la carrera profesional.

Pasamos en el trabajo aproximadamente un tercio de nuestro tiempo. El trabajo se convierte en un segundo hogar en el que es fácil encontrar a personas con intereses comunes a los nuestros.  Ya en los mismos procesos de selección es frecuente el reclutamiento de un personal de determinadas características, para que encajen con su política de trabajo.

En muchas ocasiones la oficina se convierte en el mejor caldo de cultivo para la aparición de «rollos», tanto entre compañeros que mantienen la misma posición jerárquica dentro de la empresa, como entre jefes y empleados. Pero, ¿Es positivo o afecta al rendimiento?  ¿Por qué lo prohíben en algunas empresas? ¿Ocurre igual en los distintos gremios?  Muchos interrogantes para una sola cuestión: ligar o no ligar en el trabajo. 

Los líos surgen en pequeños grupos de trabajo 

 

Sexo y profesiones: Las relaciones sexuales entre empleados no se dan igual entre los distintos grupos profesionales, sino que se observan diferencias entre unos y otros.  Los más dados a mantener «líos» entre ellos parecen ser los profesionales liberales y concretamente los que, trabajando en un contacto muy cercano, forman parte de un grupo pequeño de trabajo.

Las propias empresas facilitan, sin pretenderlo, la atracción entre compañeros. La búsqueda de un clima laboral que favorezca la química entre los empleados garantiza un mayor rendimiento y se buscan fórmulas de cohesión entre los trabajadores a través de cenas, fines de semana fuera con acciones formativas o viajes de negocios.

Por qué sucede: Es fácil sentirse atraído sexualmente por alguien con quien se pasa mucho tiempo y con quien se comparten intensas emociones como la consecución de objetivos y todo el proceso de tensión hasta llegar a ellos. Con el tiempo, estas experiencias se vuelven acumulativas y entre los compañeros se genera una relación muy especial en la que la que la confianza y la complicidad juegan un papel esencial.

Por muy discretos que seamos, una relación dentro de la oficina, se nota 

Por otro lado, todo aquello que se  parece a una «causa perdida», a un «imposible» o a un «no puede ser», como es en principio el tener una aventura en el trabajo, genera aún más atracción de lo normal, porque normalmente lo prohibido apetece más.

Obtener la bendición de la empresa: El obtener la aprobación de la empresa a la relación es aún más importante que la bendición paterna. En realidad, es suficiente con que la empresa no lo desapruebe. Por muy discretamente que se lleve, no se puede caer en la ingenuidad de creer que nadie lo sabe: estas cosas se notan y el resto de los compañeros son los primeros en percibirlo.

Aunque no hace falta publicarlo, el que incurre en un romance debe transmitir tranquilidad tanto a su equipo como a la dirección la idea de que la relación no va a afectar al buen cumplimiento de los cometidos laborales ni a la dinámica entre compañeros.

Parece que cuando hay un lío en el trabajo, la productividad disminuye

¿Afecta al rendimiento?: Parece que sí, que, efectivamente, cuando se precipita una historia sentimental o sexual en el ámbito del trabajo, se observa una alteración en el rendimiento. Sin embargo, en líneas generales, este cambio es favorable para la empresa.  Es decir, rendirás más si te emparejas con un compañero directo. En su libro “El amor en la oficina”, la doctora americana Lisa Mainiero describe el siguiente proceso:

Primera fase:  Una vez te hayas fijado en él, comenzarás a relacionar sus aptitudes profesionales con aquellas cualidades personales que desearías encontrar en un compañero sentimental. Los estudios han demostrado en esta etapa un notable aumento en la productividad laboral.

Segunda fase:  Ya os habéis declarado vuestro amor o atracción y comenzáis a salir juntos fuera del ámbito del trabajo. En esta etapa va a disminuir casi con toda seguridad vuestra eficacia respecto a la fase anterior, puesto que ambos os estaréis adaptando a esta nueva situación dentro de la oficina.

La segunda fase es comenzar a verse fuera del lugar de trabajo

Tercera fase:  El rendimiento se vuelve a disparar en el momento en que regularizáis vuestra relación y ésta deja de ser una situación nueva y ansiógena para vosotros. Muy al contrario, la armonía entre vosotros favorecerá vuestra productividad laboral hasta tal punto que todos los que están junto a vosotros lo notarán también.

 

Cuando ya ha sucedido: Una vez se materializa el ligue, lo más importante es saber que en la vida real no es todo de «color de rosa», ni se está protagonizando una comedia al estilo “Armas de Mujer” de Melanie Griffith y Harrison Ford. No mezclar y tener claro que el rol desempeñado en el trabajo es muy diferente al ejercido en la intimidad serán clave para mantener la salud de la relación dentro y fuera de la oficina.

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