Mitos de ayer y hoy sobre la hipnosis

Durante años se ha cuestionado el papel de la hipnosis, generándose en algunas personas reacciones de auténtico terror ante la sola idea de poder ser abducidas o desprovistas de su propia voluntad, a la par que a expensas de los caprichos de ese hechicero que se hace llamar hipnotizador.

La hipnosis de espectáculo ha contribuido a sostener varios mitos en torno a lo que algunos consideran pseudociencia y otros, simplemente, una herramienta de trabajo con múltiples aplicaciones, como pueda ser el control del dolor, la mitigación de la ansiedad, el aumento de la concentración o el autocontrol.

Entre estos mitos, el Catedrático de Psicología Antonio Capafons destaca los siguientes:

• La hipnosis no pertenece a la psicología científica, sino que es tema de charlatanes y de personas crédulas e ignorantes.
• Entraña el peligro de mantener a la persona enganchada en un trance hipnótico permanente hasta que el hipnotizador quiera.
• Puede agravar estados psicopatológicos ocultos o dormidos en las personas.
• Produce un estado parecido al sueño que sólo puede adquirirse con una metodología muy concreta.
• Anula la voluntad de la persona, que queda a expensas del hipnotizador, con el peligro de cometer actos ridículos o delictivos.
• Es capaz de producir reacciones “mágicas” o cualidades extrañas en las personas.
• La hipnoterapia obra milagros y no requiere de esfuerzo por parte del paciente.

Lejos de ser reales, estos supuestos populares son falsos y dejan a la hipnosis en un lugar muy alejado del que se encuentra actualmente y en el que existe sobrada evidencia empírica acerca de su eficacia como coadyuvante a otras intervenciones en campos como el manejo del dolor, los trastornos del sueño, el tabaquismo, la obesidad o el asma infantil.

Aunque no existe una titulación oficial o Facultad de Hipnosis, sí existen asociaciones científico-profesionales como la Asociación Española de Hipnosis Clínica y Psicoterapia a las que se puede recurrir si se desea información, bien para tratarse, o para formarse en alguna de las varias técnicas que permitirán su aplicación.

Uno de los mayores genios de la hipnosis de todos los tiempos, Milton Erickson conseguía inducir al trance hipnótico de sus pacientes generando confusión usando pura palabrería sin sentido y simplemente alterando el tono de voz, muchas veces imitando y exagerando el tono de su interlocutor.

Según afirmaba en sus libros de “Escritos esenciales de Milton Erickson Vol.  I y II”, funcionan especialmente bien las frases largas con preposiciones y muchos conectores como “a la vez que”, “por tanto”, “en consecuencia”, “mientras que”…  A la tercera conexión, su audiencia ya se ha perdido: unas frases llevan a otras, aunque no tengan relación, en lugar de hacerlo con pausas o puntos, pues esto aporta veracidad a la frase que sigue, ya que si se cumple la anterior la siguiente es la consecuencia y por lo tanto también verdadera… ¡Un momento!  ¡Esto suena a discurso político!