Los jóvenes van cambiando sus preferencias en redes sociales, que han ido evolucionando de Facebook a Instagram, y de éste a las apps que mueven contenido multimedia. Ejemplo de ellos es la plataforma de microvídeos Tik Tok, actualmente liderando el ranking de popularidad entre niños y adolescentes. Sin embargo, Tik Tok alberga algunos peligros, entre los que destaca la tendencia a la hipersexualización de menores de muy corta edad. Sobre todo, de niñas. Ante este despropósito, sólo cabe preguntarse lo siguiente: ¿Por qué lo hacen y cómo hemos llegado hasta aquí?
A partir de los 9 ó 10 años no es infrecuente ver a niñas realizando bailes con poses y posturas provocativas, vestidas y maquilladas como adultas. Este hecho, que debería ser tan preocupante para los padres, parece minimizarse, al estar tan extendida la manifestación de una hipersexualidad por parte de las niñas en redes sociales e internet.
Lo más grave es que a veces son los propios padres los que fomentan la exposición de sus hijas, cuando deciden convertirlas en influencers de Instagram, por ejemplo; y comienzan a vestirlas y a maquillarlas como mujeres desde apenas los cuatro años. Aunque lo hacen sin maldad y sin pensar en las consecuencias, existe mucho de ego y narcisismo en el hecho de presumir de hijos guapos en Internet y de sobreexponerlos. Y cuando una cosa lleva a la otra, y el niño da dinero, ya puede comenzar a producirse la explotación infantil. Este hecho, que no es nuevo y se lleva produciendo en el cine desde siempre, ahora se ve trasladado a redes sociales.
Al margen de los padres, lo cierto es que los niños comienzan a compartir contenido propio en redes sociales a edades cada vez más tempranas. Y casi siempre lo hacen sin un control parental, ya que lo hacen por su cuenta, falseando la edad de nacimiento para crear sus perfiles sociales. Las consecuencias, sin embargo, pueden ser graves y derivar en una creación de contenido no sólo poco apropiado sino peligroso para el niño.
Una imagen vale más que 1000 palabras, y por ello precisamente triunfan las apps de intercambio de contenido audiovisual. Estas son rápidas y facilitan el mandar mensajes directos, explícitos, y con los que ahorrarse el tecleado o texting. Además, permiten hablar sin palabras. Nos referimos a la comunicación no verbal que se transmite a través de los vídeos con las plataformas como Tik Tok. Esta, muchas veces compone el riesgo de mostrar más de lo que se ve, en ocasiones enviándose falsa, o inocentemente, un mensaje que puede resultar un reclamo sexual.
De esto mismo alerta el experto en cibercrimen Sedgrid Lewis cuando explica cómo las apps participan de modo alarmante en el desarrollo de problemas sociales como el sexting, el bullying, la prostitución y el consumo de drogas. La tendencia va en aumento en la medida en que “los adolescentes corren a comprar y adquirir cuanto antes las apps más novedosas y picantes del mercado”.
En la medida en que el contenido se va transformando en sexual cada vez más a menudo, asistiremos también a la normalización de unos comportamientos sexuales. Sin embargo, en realidad, esta hipersexualización no tiene nada de normal. Así lo señala la psicóloga de Top Doctors, Claudia Portillo Martínez, cuando explica por qué lo hacen.
En primer lugar, la normalización de esos contenidos llevará a un efecto vicario de imitación entre iguales. Como consecuencias a partir de la edad preadolescente, “lo normal será dejarse llevar e imitar lo que hacen los demás con el objetivo de encajar y pertenecer a un grupo”. Además del efecto espejo que se produce entre ellos mismos, la hipersexualización abre una puerta a algunas de las principales amenazas de Internet. Entre ellas, intromisión de stalkers, ciberacosadores y groomers.
Portillo destaca el papel de la popularidad y de la hipersexualización como estrategia garantizada de éxito para conseguirla. “Para ellos es una cuestión de popularidad. Una vez que ven que estos contenidos tienen éxito tienden a repetirlos y llevarlos cada vez más al extremo sin ser conscientes de lo que implican y las consecuencias que pueden tener”. En resumen, actualmente nos encontramos con niñas que no saben lo que es el sexo, pero que observan que “cuanto más sexualizado está el contenido que comparten en redes sociales, más likes reciben. Y esto es un refuerzo positivo inmediato muy potente”.
La experta destaca la importancia de la supervisión, la prevención y la educación en valores. En este sentido, “habrá que transmitirles que lo que se ve en estas cuentas no representa la realidad y abrir debates en torno a estos temas para enseñarles a filtrar lo que consumen y a poner consciencia sobre lo que hacen y comparten”.
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