¿Qué hay detrás del fracaso escolar?
Muchos son los factores que afectan al fracaso escolar. Analizamos algunos de ellos como el TDH un trastorno que está presente en un niño de cada clase.
En muchas casas la hora de hacer los deberes se convierte en una auténtica pesadilla: por un lado, están los niños que se escapan y salen corriendo, o los que lloran porque no lo comprenden; por otro, están los que no aguantan ni cinco minutos sentados en la silla. Los padres de estos pequeños no suelen tardar en darse cuenta de que su hijo posiblemente tenga algún problema de aprendizaje o, como mínimo, que algo no va bien. Pero, ¿qué son los trastornos de aprendizaje y qué implican? ¿Están siempre detrás del fracaso escolar? Llegar a un buen diagnóstico tanto del niño como de su situación personal será lo más importante para ayudar a ese alumno que no llega al nivel alcanzado por sus compañeros de curso.
“A veces hemos llegado a tardar hasta cuatro horas haciendo los deberes”, reconoce la madre de Guillermo, un niño de cinco años que cursa primero de primaria.Hasta la fecha en su colegio sólo les ponen deberes una vez a la semana, y por eso los hacían siempre los sábados por la mañana. “A partir de primaria tuvimos que cambiar nuestro esquema y repartirlo entre varios días porque nos dimos cuenta de que pasábamos todo el sábado metidos en casa luchando por hacer los deberes del niño”.
El problema de Guillermo no está diagnosticado al cien por cien, pero parece tratarse de un principio de TDAH (Trastorno de Déficit de Atención con hiperactividad). Como él, muchos otros niños lo padecen: alrededor de un 5 % de la población, o lo que es lo mismo, en cada clase suele haber uno o dos niños afectados por TDA o por alguna otra afección relacionada con la lectura (dislexia), la escritura o el cálculo.
Episodios como este a la hora de hacer (o más bien no hacer) los deberes son un ejemplo de cómo puede llegar a entorpecerse la dinámica familiar y escolar, haciendo sufrir no sólo al propio niño, sino también a los demás. Muchas veces se manifiestan como comportamientos de inflexibilidad o rabietas. Los expertos indican que es usual que se presenten en el contexto de un trastorno por TDAH o Trastorno del Espectro Autista (TEA), pero otras veces aparecen sin un trastorno de partida, y como consecuencia de algún acontecimiento externo, cuando no son causados por el tipo de interacción entre el niño y el ambiente que ha llevado al niño a desarrollar un Trastorno de Oposición desafiante (TOD) que, como su nombre indica, les lleva a la permanente confrontación de normas y desobediencia a la autoridad.
A la cabeza en fracaso escolar.
Se sabe que España es de los países con mayor tasa de fracaso escolar de Europa desde que se comenzara a medir el rendimiento en la Unión Europea en el año 2000. Si bien en los últimos cinco años hemos mejorado mucho, todavía casi el 20 por ciento de los jóvenes de entre 18 y 24 años abandonan prematuramente los estudios, siendo más frecuente el abandono en niños que en niñas. El abandono educativo obedece, según los expertos, a razones complejas entre las que se encuentra la propia sociedad, que refleja un alto nivel de preparación y de exigencia (carreras, másters, doctorados…) a cambio de trabajos precarios y salarialmente mal remunerados, o al menos de forma insuficiente para favorecer la emancipación.Todos estos hechos desmotivan a no pocos jóvenes a siquiera a intentarlo.
La razón sin duda variará en función de la edad pero, según advierte el Doctor César Soutullo, responsable de la Unidad Psiquiátrica Infantil y Adolescente de la Clínica Universidad de Navarra, ya en edades tempranas aparecen los primeros signos. “La causa más frecuente de fracaso escolar es el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad”. Aunque, ante un mal rendimiento en la escuela lo primero será, en todos los casos, descartar alguna patología relacionada con el neurodesarrollo, la visión o la audición. Además, hay que tener presente que los trastornos depresivos infantiles y la ansiedad infantil son más frecuente de lo que creemos, y también podrían estar detrás de las temidas malas notas. En el caso de la depresión, los sentimientos de tristeza y alteración del humor se unen a la falta de concentración. Y en el caso de la ansiedad, a veces se produce “porque los niños tienen miedo a estar lejos de sus padres”, según indica el especialista.
Problemas externos al niño.
Ante la falta de evidencia de trastornos del aprendizaje, y muy especialmente cuando se produce algún cambio significativo en el comportamiento o en los resultados académicos de un niño, “hay que buscar las causas en las situaciones ambientales”, advierte Soutullo. La detección temprana será importante, y en este sentido los profesores adquirirán un papel fundamental para advertir a los padres y, llegado el caso, colaborar para resolver un problema académico originado por esa situación externa por descubrir.
Estos son los factores potenciales externos del fracaso escolar:
- Dificultades de los padres.
- Separación y divorcio.
- Problemas económicos o enfermedades en la familia.
- Vivencia de acoso escolar o bullying.
- En los adolescentes puede haber un abuso de sustancias como cannabis y alcohol.
Problemas de conducta: Niño emperador o tirano.
A veces no hay ni un problema de aprendizaje ni un acontecimiento familiar estresante, y lo que sucede es que estamos ante un niño que se niega a hacer lo que le mandan, desobedece y mantiene una actitud despótica, fundamentalmente hacia la madre. Javier Hurra, doctor en psicología y en Ciencias de la Salud publicó hace ya un tiempo “El pequeño dictador. Cuando los padres son las víctimas”, libro en el que explica cómo actúan unos niños que “no han nacido así pero que tienen un pronóstico muy malo porque disfrutan forzando a sus padres para conseguir lo que quieren, y creen que todo gira a su alrededor”. Corregir esta actitud pasará por trabajar el desarrollo de la empatía del niño, según indica el experto.
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Fracaso escolar imagen sociedad.