Beckham & Ronaldo: algo más que grandes deportistas

Hay una teoría que explica que no existe un éxito deportivo tangible si no viene acompañado del triunfo económico y mercantil. Personas que escapan a la simple condición de futbolistas, cuyo éxito trasciende al ámbito deportivo, convirtiéndose en estrellas publicitarias y referentes en el mundo del glamour y la moda. Es el salto cualitativo que lleva a la consagración de una industria, entre goles, filigranas con la pelota y una lucrativa actividad comercial.

David Beckham y Cristiano Ronaldo vendrían a ser las cabezas visibles de este mundo paralelo, difusores de tendencias, que les convertiría en los «fashion victim» de nuestros días.

Es difícil explicar donde se sitúa la línea roja entre el deporte y la cosmética, aunque parece claro que ambos se retroalimentan para convertir a los protagonistas en algo más que jugadores de fútbol, son, un gran negocio.

David Beckham, después de varios años desde que anunciara su retirada de los terrenos de juego, sigue siendo uno de los deportistas mejor pagado del mundo. Su forma de entender la profesión le llevó a formar parte de una revolución estética que, a día de hoy, le permite mantener un estatus y un salario a la altura de los más grandes futbolistas en activo. Llegó a salir al césped con las uñas pintadas, maquillado, perfumado, con trenzas, con pendientes y todo aquello que sirviera para alimentar una imagen y un estilo que, paralelamente al desarrollo de su actividad futbolística, crecía, convirtiendo su imagen en una auténtica firma.

Su matrimonio con Victoria Adams, una de las integrantes del grupo musical Spice Girls, sirvió para construir un imperio que, tres años después de su retirada no ha dejado de crecer, calculándose en cerca de 60 millones de euros la facturación de su imagen en la última temporada.

Un fenómeno difícilmente explicable y que la marca Beckham ha sabido explotar con numerosas empresas, contratos y patrocinios. Negocios en los que ha sustituido el pantalón corto por la chaqueta y la corbata; un reclamo publicitario para las grandes marcas, entre las que el inglés se desenvuelve con la misma soltura que lo hacía con la pelota. Lo mismo presenta calzoncillos que fragancias, coches que zapatos.

Su último acuerdo ha sido con el gigante de la destilería Diageo, para la imagen de un whisky escocés, mientras sus empresas, Footwork Productions y Beckham Brand, compraban un equipo de fútbol de la “Major League Soccer” estadounidense y abrían una espectacular escuela de lujo de fútbol en Brasil.

Sin tiempo a que la industria Beckham comience a dar síntomas de agotamiento, emerge con toda su fuerza la que se entiende como su gran sucesora. Según la revista Forbes, Cristiano Ronaldo es el deportista mejor pagado del mundo en 2016 con un salario, por todos los conceptos, de 88 millones de dólares, por encima de los 82 millones de Messi, los 77 del jugador de baloncesto NBA, Lebrón James y los 68 del tenista suizo Roger Federer.

En esta situación hace ya algún tiempo que CR7 se ha convertido en el digno sucesor de Beckham como ícono de la moda. En 2013 el portugués se alió al modisto neoyorquino Richard Chaí y a la compañía danesa JBS Textile Group para lanzar una línea de ropa interior y camisas premium a la vez que sacaba al mercado el perfume Legacy y la bebida isotónica Drive.

Un año después, Ronaldo, entre múltiples acuerdos económicos, creaba su propia línea de calzado CR7 Footwear; pero es en estos días cuando el futbolista ha saltado al primer plano de la actualidad comercial con la inauguración de una cadena de hoteles personalizados por todo el mundo.

En el mes de junio, Cristiano viajaba a la isla de Funchal, capital del archipiélago de Madeira y donde el jugador tiene su museo futbolístico y una estatua de bronce que simboliza el estrecho nexo entre la localidad, elegida recientemente como el mejor destino insular del mundo, y el delantero del Real Madrid, para presentar su nueva obra, un hotel de cinco estrellas, creado con la marca del futbolista en colaboración con el grupo hotelero Pestana y que situado en la céntrica Plaza del Mar, es una invitación al lujo y la exclusividad, con continuas referencias al deportista y unos precios entre los 220 y los 690 euros por noche.

Apenas tres meses después, Cristiano Ronaldo ha vuelto a inaugurar otro hotel, con una inversión de 37 millones de euros, mientras anuncia su intención de extender el negocio a Madrid, en plena Gran Vía, y a Nueva York, cerca de Times Square.

Se trata del Pestana CR7 Lisboa, un hotel de cuatro estrellas con 82 habitaciones, situado en el corazón del barrio histórico de la Baixa Pombalina, a sólo dos minutos de la Praca do Comércio y la zona de compras de Chiado, punto de encuentro para el turismo; totalmente personalizado, con continuas referencias al jugador y dotado de la más alta tecnología, pudiendo desde el móvil o la Tablet controlar la temperatura de la habitación, la música o la iluminación.

Una línea “Life style“ con dos categorías de habitación, la CR y la CR Superior y precios a partir de 190 euros noche, y la exclusiva Suite CR7 y cuyo precio ronda los 1.000 euros por día.

Mucho más que deportistas, iconos que canalizan el éxito a través del marketing y que cuentan con una larga lista de espera de patrocinadores. Personajes camaleónicos, capaces de ser elegantes,  transgresores o sofisticados según el momento, conscientes de que su estilo, su estética, causan furor en nuestros días; basta con observar sus millones de seguidores en las redes sociales para darnos cuenta de que más allá de la pelota hay una industria que no parece tener límite.