Llegar tarde no es llegar

Llegar tarde es ¡NO LLEGAR!, es llegar a medias, es contar con el tiempo de los demás como si fuera el tuyo, y si encima les haces esperar por ti… es una falta de respeto… Pero en los tiempos que corren, en los que los valores y educación parece estar obsoletos, se ha convertido en una práctica habitual.

No hay cosa que más diga sobre ti, bajo mi punto de vista, que llegar tarde a una cita. Si encima añadimos la excusa sea “me cogió tráfico”, “es que no me da la vida”… Claro, claro, es que yo tengo un bono de días de 48 horas y por eso mismo llego puntual a todas horas ¡¡¡ No te digo !!!

Antiguamente, entiendo, que al no haber móviles fuese más difícil avisar de un contratiempo; entendiendo contratiempo como un accidente, un pinchazo o un parto prematuro… pero esto se nos está yendo de las manos a pasos agigantados. Ahora se llega tarde por contestar un WhatsApp, porque no acabaste un informe o porque te da la real gana sin ninguna impunidad…

Ahora lo “USUAL”, es que cuando estás saliendo por la puerta de casa, duchada, desayunada, vestida y maquillada y el reloj marca ya las 7 de la mañana, porque tu reunión es a las 8… y te va a llevar un rato llegar puntual a dónde vas… te entra una llamada… en el mejor de los casos si no es un WhatsApp (el colmo de la mala educación) diciéndote que tienen que cancelar la cita… Cuando no te pilla en el metro y al no recibir el WhatsApp, ¡¡¡te enteras en la puerta de la oficina!!!

No hay semana que mi agenda no cambie 20 veces, que digo semana… ¡¡¡día, día!!! Que un día con tanto cambio voy a aparecer en mayas a currar y en traje en la piscina… Vamos a ver S_E_Ñ_O_R_E_S, en mi caso, que soy mujer y coqueta, la infraestructura que he tenido que montar para arreglarme el pelo, maquillarme, elegir la ropa que me siente bien, me haga parecer guapa, pero no demasiado sexy, seria, pero no “viejuna”, con mis tacones y mis “atachements”… NO SE HACE EN UNA HORA, que si le sumas la otra hora de camino… Digo yo que, no hubiera sido más correcto ¡¡¡cancelar la cita ayer!!!… por Dios que gasto más inútil en maquillaje.

Así que cuando alguien tiene la “decencia” de convocar una reunión y tener el “cuajo” de llegar 20 minutos tarde cuando sabe que si no estamos todos no puede empezar la reunión… LO SIENTO MUCHO, pero tengo el mismo derecho a levantarme e irme y ahora, señores… los que se maquillan son ustedes. Os juro que más de una vez me hubiera gustado hacerlo…

• Para mí, llegar tarde es ¡¡¡ NO LLEGAR!!!
• ¡¡¡NO LLEGAR !!! al mínimo exigible de educación, ni aunque seas el director general de una compañía (he de decir que este target son los que menos se permiten estos lujos).
• ¡¡¡ NO LLEGAR !!! al mínimo de respeto exigible para con los demás y a mi que me falten al respeto, a estas alturas del “film” como que no me hace gracia.
• ¡¡¡ NO LLEGAR !!! a que la imagen que proyectas sobre ti, tu marca personal tan cuidada de gimnasio, rayos uva y aderezados con un #EmidioTucci a medida me parezcan ridículos ante tu actitud irrespetuosa… y claro esto desemboca en…
• ¡¡¡ NO LLEGAR !!! a que me parezcas un profesional a quien tenga que respetar como tal, por sus malas formas, por muy erudito que seas, aunque de estos hay pocos… (hay más “cantamañanas” y “cuenta cuentos” de “es que tú no sabes quién soy yo”, de los que puedo contar con las manos de todo el equipo al que pertenezco).

Y siento ser tan crítica, pero por desgracia para mí, me inculcaron severamente en la puntualidad, como código de respeto y buena educación, siendo una premisa llegar siempre cinco minutos antes que después… pero las cosas están tan aceleradas en esta vida, que ahora me gustaría preguntarle a mi padre ¿¿¿qué hacer con esta situación???

Yo solo sé, que si en los teatros cerrasen la puerta cuando empieza la función, en los conciertos la actuación y en las reuniones la puerta y un poco del sueldo… más de uno dejaba de llegar tarde y abusar del tiempo de los demás… y hasta aquí puedo leer…