Movistar Team, el futuro es hoy

Big Data es uno de los conceptos de moda en el mundo de la informática; un término que hace referencia a una masiva cantidad de datos que superan los límites y capacidades de las herramientas tradicionales y cuyo análisis permite detectar estrategias, tendencias y nuevos modelos de negocio.

Los seres humanos estamos creando información constantemente, cientos, miles de datos; cuando consultamos Google, cuando pagamos con la tarjeta de crédito, compras on-line, vídeos en Youtube, viajes, facturas, todo va dejando un rastro que, almacenado, clasificado y analizado consigue hacer un fiel retrato de nuestra vida. Es la llamada ciencia de datos que va formando algoritmos para darnos una visión muy fidedigna de cómo somos las personas.

Big Data es el proceso que convierte el dato en información, a partir del cual, se desarrollan las distintas técnicas comerciales. ¿Se imaginan toda esta tecnología aplicada al mundo del deporte? ¿Se imaginan que un director o entrenador sepa, en tiempo real, el estado físico y mental de sus deportistas, sus posibilidades, su desgaste y capacidad, unido a otras variantes, para elaborar, al momento, una estrategia de competición?

El equipo ciclista Movistar, con 36 victorias en 2016, pasa por ser el mejor grupo deportivo del ciclismo mundial en este momento. Por cuarto año consecutivo ha recogido el galardón que otorga la Unión Ciclista Internacional ( UCI ) mientras sus corredores hacen gala de ese dominio con el triunfo de Nairo Quintana en la Vuelta ciclista a España y el tercer puesto del propio corredor colombiano en el Tour de Francia y de Alejandro Valverde en el Giro de Italia.

Pero Movistar ha querido seguir avanzando, en paralelo a sus éxitos deportivos y hace pocas semanas ha presentado a través de L.U.C.A. ( Last Universal Common Ancestor ) la unidad Big Data de Telefónica, un ambicioso proyecto informático para recopilar y analizar los datos generados en competición por cada uno de sus ciclistas (sólo en la pasada edición de la Vuelta ciclista a España se generaron más de 25 millones de datos entre los ocho corredores del equipo ) y poner al servicio del director toda la información, en tiempo real, para que pueda tomar las decisiones deportivas pertinentes.

El deportista, que envía hasta siete apuntes distintos por segundo, cuenta con un ordenador en el que va descargando al instante todos los datos, gracias a unos sensores instalados en su cuerpo, bicicleta y casco. La información: estado, ritmo cardíaco, desgaste, altitud, aerodinámica, pulsaciones, cadencia de pedaleo, alimentación, trazado, etc. Se recoge en una plataforma web, supervisada por el profesor de ciencias del deporte en la Universidad de Granada, Mikel Zabala, que, inmediatamente las transmite al director deportivo para la toma de decisiones. De esta manera el responsable de elaborar la táctica sabe en cada momento cómo están todos sus corredores, sus posibilidades, la respuesta de cada ciclista a cada situación y qué papel puede y debe jugar cada uno en el desarrollo de la prueba.

Estudiar la psicología del deportista en su máximo esfuerzo y fundamentalmente en situación de debilidad y fatiga es primordial para conseguir llevarlo a su pico más alto en el rendimiento. Actuar sobre los límites del cuerpo humano requiere una muy completa información del atleta. Los pinganillos, potenciómetros o vatios, que han sido determinantes en la evolución del ciclismo en estos años, empiezan a formar parte de la historia frente a las nuevas tendencias tecnológicas que lleva a que el análisis de los infinitos datos, permita encontrar relaciones entre ellos y facilitar la toma de decisiones más apropiada.

Se trata de analizar detenidamente todos los aspectos que puedan afectar al deportista y su rendimiento y actuar sobre ellos. De esta forma habrá ciclistas que hagan el máximo esfuerzo en los primeros kilómetros de la etapa y otros en la parte final, en un contraste y reparto de roles y circunstancias adaptados a la carrera y necesidades del equipo. En la era de la digitalización, la toma de decisiones ya no será por experiencia, por impulso o intuición sino tras haber explorado una serie de variables que previamente nos han dibujado un escenario de posibilidades basado en cientos de miles de datos y contingencias.

En un mundo que avanza a toda velocidad, Big Data ha demostrado que el potencial del análisis de los datos abre un enorme abanico de opciones. Es lo que llamamos la «inteligencia competitiva» una práctica que aporta un método y unas técnicas de obtención y análisis de información sobre las personas, sus circunstancias y los agentes que operan en su entorno, con un énfasis en la estimación de su evolución. Nuestros datos son el petróleo del siglo XXI y como dijo Chema Alonso, CDO de Telefónica, «Nadie sabe cómo va a ser el futuro, pero lo que es cierto es que cuantos más elementos de juicio tengas, más fácil será que la decisión que tome una empresa sea mucho más acertada».