La importancia de conversar
Muchas han sido las personalidades, más o menos conocidas, pero todas ellas grandes, que nos han acompañado en los Almuerzos-Tertulia de Las Pocholas.
Todo empezó hace más de dos años mientras charlaba con mi amiga Yolanda Iglesias. Hablábamos de gastronomía y de viajes, nuestras pasiones innatas. Pero también de la amistad y de cómo las nuevas tecnologías junto con las prisas del día a día, estaban acabando con el placer de hablar mirándonos a los ojos. Ahí surgió la idea de organizar juntas unos almuerzos que recuperaran la idiosincrasia española: una mesa, un almuerzo y una buena tertulia. Ella pondría la casa, el mantel y su saber hacer. Ese hacer con corazón que sus padres le inculcaron y que ella en Las Pocholas, pone en alza día tras día, noche tras noche.
Jamás se cansa y no conoce el aburrimiento. Disfruta entre fogones y el resultado se nota. Yo convocaría cada mes a los invitados y luego contaría lo acontecido en mi blog para que todo aquel que quisiera pudiera disfrutar de la experiencia y los relatos de todos y cada uno de nuestros invitados. Y así fue como mes a mes desde hace dos años, hemos dado cita a personalidades de todos los ámbitos de nuestro país, compartiendo con ellos grandes conversaciones e inolvidables momentos.
Termina ahora la segunda temporada de los Almuerzos-Tertulia en Las Pocholas con un balance en el que, sobre todo, reina el disfrute y la felicidad. Porque en el fondo y no tan en el fondo, lo que más nos gusta es hablar con la cercanía que da un buen plato de cuchara. Escuchar y aprender de quienes más saben disfrutando a la par de un buen vino, mirar de cerca a quien te habla, atender a quien te pregunta, sentir el interés del compañero de mesa. La tertulia, esa hermosa palabra que a veces tiene que esperar.
El último almuerzo hasta el próximo otoño tuvo lugar la semana pasada. El tema despertó curiosidad entre los propios invitados. Esos vicios que nos hacen disfrutar un poco más de la vida. El vicio bien entendido, no como algo malicioso, dominante y corrupto. El vicio de leer, de coleccionar libros, sellos, cartografía o fotos antiguas. El vicio de hacer deporte y con él ser ejemplo a niños y grandes. El vicio de reunirte con amigos, de escribir o de comer chocolate. Gervasio Posadas, Álvaro de Marichalar, la experta gastrónoma Esmeralda Capell, el sabio filatélico Eduardo Escalada o el historiador Antonio Escudero fueron algunos de los invitados. Pero durante toda esta temporada muchos han sido los temas tratados con pasión, entusiasmo, humor y generosidad.
El arte y la importancia del mecenazgo de la mano de Carmen Reviriego, Antonio de Felipe, Cristóbal Sanz o Carlos Urroz. La literatura, esa gran olvidada en nuestro país, junto a Almudena de Arteaga, Espido Freire, o la editora Ofelia Grande con quienes pudimos disfrutar de la poesía de Zivka Baltadzhieva recitada por el siempre genial Ángel Guache y enriquecida con el humor de Guillermina Royo-Villanova.
Entrado el invierno tuvimos una apasionante charla sobre enología junto a grandes bodegas como Marqués de Riscal, Moët & Chandon, Gramona o Marqués de Vargas bajo la firme batuta del crítico Juan Fernández-Cuesta y donde bodegas de reciente creación pero excelente calidad, como Ildum Vinarius o Bodega La Tercia, escuchaban opiniones e incluso recomendaciones de los más grandes. Hemos compartido mesa, mantel y tertulia con el gran Raphael y Ángela Carrasco, en un apasionante almuerzo en torno a la música. Hemos hablado de comunicación con la directora de Telva, o Paco Caro y la Excelencia fue protagonista un soleado día de otoño junto a Fernando Rius, Ramiro Jofre o Pilar Cavero.
En octubre comenzaba la segunda temporada con Miguel Ángel Santed, decano de la facultad de psicología de la Uned, Suzel Punset o Miguel Valle Castaño el madrileño por el mundo más famoso. Muchas han sido las personalidades, más o menos conocidas, pero todas ellas grandes, que nos han acompañado y de las que hemos aprendido, es imposible mencionarlas a todas, pero valga su ejemplo, generosidad y compañía para recordar la importancia que una buena conversación tiene en la vida.