¿Estás (negativamente) sobreprotegiendo a tus hijos?
Lo hacemos con nuestra mejor intención pero no les hacemos ningún favor.
¿Quién no se ha reído leyendo las diferencias generacionales de los niños de hoy respecto a los padres que fueron niños en los años 80? ¿Quién hablaba entonces de sobreproteger a los hijos? Hechos como el bajar solos a la calle y estar jugando con los amigos durante horas sin la supervisión adulta hacen ver el abismo generacional en cuanto a lo que debería o no preocuparnos como progenitores. Siendo Internet el buque insignia de los niños actuales, los nativos digitales, conocidos como Generación Z o Web, no conocen una realidad sin Internet, hecho que se hace notar en todo: en cómo se comunican y relacionan entre ellos, en cómo juegan y hasta cómo hacen los deberes del cole.
Los niños han cambiado, está claro. Pero, ¿cómo y por qué han cambiado tanto los padres? Además de ser un tema sociológico en el que la mujer se ha incorporado al sistema laboral y se tienen menos hijos, la decisión de tenerlos está mucho más meditada de lo que estaba antaño. Podría decirse también que se pasa menos tiempo con ellos y que se procura que ese tiempo sea de calidad. Aunque ahí sí podríamos preguntarnos qué es la calidad. Según parece, los padres de hoy buscamos la perfección y que prevalezca la educación y la seguridad en todo momento. Aunque a veces nos pasamos y tendemos a una sobreprotección que les hace un flaco favor.
¿Demasiada información?
¿Por qué lo hacemos? ¿Acaso creemos que nuestros hijos son más dependientes o menos capaces que nosotros mismos? De forma indirecta, Internet también ha afectado a las nuevas generaciones de padres, mucho más preocupadas que antes por sus hijos, seguramente debido a la sobreexposición de información y a la cantidad de contenidos a los que tenemos acceso. Artículos con consejos educativos, noticias alarmantes, amenazas e incipientes peligros, información médica sobre todo tipo de enfermedades y trastornos… ¿Cómo no verse afectado por todo este arsenal de información y llegar cada uno a sus propias conclusiones?
Aunque la presión social sobre la “perfección y la calidad” están a la orden del día, sobre todo para las madres, no deberíamos perder el norte ni volvernos locos. E incluso saber que nuestros padres hacían muchas cosas bien, dejándonos un poco más solos. O, mejor dicho: con más autonomía. Estos son algunos comportamientos típicos con los que les sobreprotegemos y nos deberíamos plantear.
Llevarles al colegio
Antes íbamos solos y andando casi siempre. Ahora es raro el niño que va andando, y no digamos, solo. Hasta una cierta edad es normal, pero lo cierto es que los niños de hoy se han acostumbrado a tener sus padres como chófer, y cogida la costumbre, parece que da apuro no llevarles (al colegio, a las clases de música, a las de tenis, a casa de su amigo, al cine…) Sin embargo, es un error, según los expertos. La psicóloga e investigadora Jessica Westman así lo ha expresado a través de un estudio realizado en la Universidad de Karlstad (Suecia). Tras analizar a 800 niños entre 10 y 15 años, aconseja que les dejemos ir andando o en transporte público. De esta manera cogerán autonomía y tomarán las riendas de su día desde primera hora, obteniendo mejores resultados académicos y siendo más felices.
Dejarles ganar en juegos o competiciones
A los niños les fastidia mucho perder, y todos hemos sido testigos de alguno montando el numerito por no saber controlar una rabieta. Cuando pierden jugando, se produce en ellos una frustración que, de forma natural, no saben controlar. Precisamente por ello, como padres, debemos enseñarles a perder, algo que se consigue no dejándoles cantar falsas victorias. Aunque les duela ahora, será un aprendizaje vital en sus vidas. Si les dejamos ganar sin merecerlo, podemos hacer que distorsionen su percepción sobre la realidad de sus propias habilidades, dejando de desarrollarlas, o dejando pasar información relevante. Los investigadores de la Universidad de Massachussets así lo advierten en un estudio publicado hace pocos meses.
Ayudarles siempre con los deberes
Dicho por un profesor que ama su trabajo y se interesa por encontrar fórmulas educativas y pedagógicas que funcionen: “Si un niño necesita ayuda con sus deberes, es que no están bien diseñados”. Seguramente tenga razón, salvo que el hecho de hacer deberes tenga, además del aprendizaje, el fin último de hacer pasar con los hijos “tiempo de calidad”. Algunos colegios parece que ponen los deberes a los padres más que a los niños. Aunque el debate está servido, ayudarles demasiado o hacérselos nosotros, además de falsear los trabajos, le privará de la oportunidad de aprender a hacer las cosas por sí mismo.
Por lo menos, hemos de inculcar la cultura en casa de que lo hagan solos, e intervenir sólo cuando sea imprescindible. De otro modo, podemos lanzarles el siguiente mensaje: “da igual que no asumas tu responsabilidad, que ya vamos tus padres a salvarte siempre”. Nano López Romero, coach especializado en preadolescentes, adolescentes y padres, nos lo explica y da el siguiente consejo: “La oportunidad de auto motivarse puede ser un importante aprendizaje. Motivación viene de la palabra motor, y debemos ser nosotros mismos los que lo pongamos en marcha. Sepamos encender ese motor cuando encontremos trabas en el camino”.