El enemigo de la reina Letizia
Letizia ha entrado en una espiral de estilismos complejos e inapropiados. Si no modifica esta tendencia, acabará por darle la razón a sus detractores.
Definitivamente la reina Letizia tiene el enemigo en casa. Ella misma. Después de diez años, la esposa de Felipe VI no deja de sorprendernos. A pesar de que ha sabido desempeñar su papel oficial con gran acierto, hay algo que no ha aprendido: Que la reina de España no puede lucir como Nicole Kidman.
Según personas que han tenido acceso directo a Letizia, a la reina le molesta muchísimo que la prensa hable de sus vestidos o peinados en lugar de su trabajo. Pues bien, señora, lamentablemente, usted nos lo pone a huevo. No hay más que recordar cuando asistió a una entrega de los premios de la revista Woman para mujeres solidarias luciendo aquel peinado bob. Al día siguiente nadie sabía el nombre de las premiadas. Sólo se hablaba de su corte de pelo.
Lo ideal en una reina y más en los últimos tiempos es que tenga su propio estilo, como lo tiene la reina Isabel II o la emérita Doña Sofía. Ni Letizia, ni alguna de sus homólogas han entendido esta máxima. Pero la nuestra, mucho menos.
Hace muchos años, la reina madre de Inglaterra decía: «Nosotros no somos ni celebridades, ni millonarios: Somos la realeza«. Desde que Letizia comenzara su periplo, primero como princesa de Asturias y ahora como reina de España, no ha entendido que su estilismo es milimétricamente observado aunque lamentablemente, no imitado, ya que no marca tendencias, en todo el mundo.
Lo fundamental, cuando ocupas una posición como la que ella tiene, es rodearte de un buen equipo. Letizia, desde que escogiera a Felipe Varela, como modisto de cabecera, quien se ha convertido en otro de sus enemigos, no acierta con el estilismo. Cuando el costurero no la viste con un traje que parece una copia de grandes diseñadores como Versace o Oscar de la Renta, la hace parecer una «vedette» fuera de lugar en unos premios tan importantes como los Princesa de Asturias.
¿Se imaginan a la reina Silvia, asistiendo a los Nobel vestida como si fuera a una fiesta? Sería inadecuado, insultante y grotesco y ese sería el titular al día siguiente. ¿Se imaginan al rey Felipe asistiendo a los Premios Cervantes con bermudas y camiseta?
Además del vestuario, la reina con sus estilismos no hace más que avivar los rumores sobre su extrema delgadez, al exhibir sus hombros. Ella sabe que se habla de esto y no hace nada por disimularlo. Todo contrario. ¿Qué necesidad tiene de asistir a unos premios en otoño, en Asturias, con tirantes como si fuera verano? ¿Qué pretende la soberana? ¿Provocar? ¿Lucirse?
Lamentablemente, hoy se habla más de su desafortunado estilismo, que de los premios «Princesa de Asturias 2016». Desde aquí, humildemente, recomendamos a la esposa de Felipe VI que recuerde que es una reina y no una aspirante a «it girl«. Menos, es más, majestad.