Los atractivos del Mundial. Sochi

Había cierto pesimismo sobre cómo empezaría España a jugar, habida cuenta de los problemas acaecidos en las fechas previas al inicio del Mundial. Sin embargo, los jugadores hicieron piña alrededor de su nuevo técnico, Fernando Hierrro, y el juego fue excelente salvo en el caso del portero David De Gea que cometió graves errores. El partido tuvo lugar no en Sochi, que es como se denomina la sede sino en Adler, a unos 35 km de allí, en las orillas del Mar Negro. De cara a los Juegos Olímpicos de Sochi 2014, fueron construidos multitud de espacios deportivos que en la actualidad suponen un añadido a los encantos turísticos de la región.

Los rusos y el turismo
Las playas del Mar Negro y las de Crimea, si bien eran lugares de prestigioso veraneo durante los años de la Unión Soviética, caído el Telón de Acero, no han sido precisamente los preferidos de los turistas rusos para “descansar” (otdijat), que es el vocablo que usan para referirse a las vacaciones. Según la capacidad económica de cada cual, la Costa Azul en Francia, la Costa del Sol o resto de España, Turquía y Egipto, aunque estos lugares se han visto restringidos al turismo ruso por razones políticas o de seguridad, Tailandia, un destino muy popular desde Rusia y sorprendentemente barato para ellos.

Las razones de preferir el extranjero a las propias playas es que la relación calidad/precio ha venido siendo favorable a salir fuera, algo que han motivado las deficientes instalaciones y servicio, playas de roca y no de arena, y en algunos casos transportes masificados.

Sin embargo, las circunstancias como la caída del rublo, el estancamiento de los salarios rusos y los esfuerzos de las autoridades por incentivar el turismo nacional, no solo ya con instalaciones construidas con motivo de los JJOO y el Mundial, sino otras infraestructuras como la construcción de un impresionante puente que conecta la Península de Crimea con el territorio continental ruso, recientemente inaugurado por el Presidente Putin al volante de un camión Kamaz, algo que creó cierta polémica.

Hablar de Sochi implica hacerlo de los Juegos olímpicos, los más caros de la historia, 50 mil millones de dólares, cinco veces más que el presupuesto inicial. Del coste de Mundial 18 se habló ya hace tiempo de 11 mil millones aunque las cifras al respecto no parecen ser transparentes. Es indudable que el Mundial está siendo un éxito en cuanto a organización y seguridad, así como de asistencia de espectadores, destacando las decenas de miles de fans procedentes de diversos países suramericanos, que dan un gran colorido a la vida de las ciudades rusas, muy bien preparadas para el evento.

Se ha criticado que en muchos de los estadios la asistencia a los campos tras el Mundial será ridícula, en el caso de Volgogrado se habla de unos 5 mil espectadores de media en los partidos de la liga rusa. Volviendo a los Juegos de Sochi hay que indicar que los escándalos de dopaje salpicaron a muchos de los medallistas del país organizador, lo que provocó el veto a los deportistas rusos en muchas de las especialidades de los Juegos de Río de Janeiro 2016.

El Centro Syrius de Sochi para jóvenes talentosos y el Liceo de Pushkin
En Sochi existe un centro educativo que casi no tiene parangón en todo el mundo. Es el Centro Syrius, donde se reúnen jóvenes con grandes capacidades académicas, artísticas o científicas, que incluye un centro para el desarrollo del ajedrez. En este lugar se pretende incentivar el talento de jóvenes que luego van a ocupar lugares clave en todo tipo de instituciones científicas e incluso gubernamentales. El presidente de la India Narendra Modi asistió a la ceremonia de clausura del programa educativo 2017/18, en el pasado mes de  mayo.

Encontramos un precedente en el Liceo de Tsarskoe Tselo en las afueras de San Petersburgo, pegado al Palacio de Ekaterina, donde se formó uno de los principales literatos que ha dado Rusia, Alexandr Pushkin. Esta institución creada por el zar Alejandro I pretendía preparar, con un estricto y duro programa educativo, a jóvenes tanto talentosos como de “buenas familias”, para que luego se incorporasen a la administración del Estado.

Pushkin compartió enseñanza con personalidades que luego serían muy destacadas en la cultura y pensamiento ruso, como Aleksandr Gorchakov, que llegó a ministro de Asuntos Exteriores del Imperio o  escritores como Mijaíl Saltykov-Shchedrín, Anton Delvig o Wilhelm Kuchelbecker. Curiosamente, algunos de los estudiantes del Liceo encabezaron posteriormente una revuelta contra el propio zar, llamada la Revolución Decembrista. Paradojas de un país como Rusia, que estamos seguros, Vladimir Putin no quiere que se vuelvan a repetir.