La ONU reclama medidas radicales para salvar el planeta
El calentamiento global hará que la temperatura suba 1,5 grados centígrados entre 2030 y 2052 si continúa el ritmo actual de emisiones de gases de efecto invernadero, según el IPCC. Iberdrola coincide con la necesidad de implantar unas políticas climáticas robustas.
El cambio climático es una realidad y los efectos que produce son cada vez más visibles. El calentamiento causado por el hombre ha supuesto ya un aumento de la temperatura de un grado desde 1850. El Panel Intergubernamental de Cambio Climático de la ONU (IPPC) advierte, en un informe presentado recientemente, del riesgo de incumplir el objetivo fijado hace tres años en el Acuerdo de París, que consistía en mantener la temperatura global por debajo de 1,5 grados en 2100. Al ritmo actual, para esa fecha habría aumentado 3 grados, duplicando la cifra fijada.
La preocupación abarca a muchos sectores, como a la agricultura, a las eléctricas, al transporte o a la industria. Según los expertos, se necesita una transición “sin precedentes y cambios rápidos y de gran alcance”. ¿Cómo lograrlo? Se debería de conseguir una disminución en 2030 del 45 % de las emisiones de dióxido de carbono respecto al nivel de 2010. En 2050, esas emisiones, que mayoritariamente proceden de los combustibles fósiles, deberían de haber desaparecido, reducirse a cero para que el calentamiento no supere los 1,5 grados.
¿Qué ocurriría si no frenásemos el incremento y llegase la subida a 2 grados? Por ejemplo, el nivel del mar aumentaría 10 centímetros más, con lo que 10 millones de personas estarían expuestas a los devastadores impactos asociados a este problema. Además, “la salud, los medios de subsistencia, la seguridad alimentaria, el abastecimiento de agua, la seguridad y el crecimiento económico” se verían afectados.
Asimismo, implicaría más pérdida de especies y extinciones, más incendios forestales y la propagación de animales y vegetales invasores. Una tragedia sería también la desaparición prácticamente total de los arrecifes de coral de aguas cálidas, puesto que llegar a un incremento de 1,5 grados los reducirá entre un 70 % y un 90 %. Dos grados los borrarían casi por completo.
El sector energético juega un papel fundamental en el cambio climático. Según el IPCC, entre el 70 % y el 85 % de la electricidad debe ser renovable en 2050. El grupo Iberdrola, referente mundial en la lucha contra el cambio climático y activo participante de las diferentes cumbres climáticas, está plenamente alineado con este pacto internacional. La compañía apoya “firmemente” el desarrollo de estrategias climáticas de largo plazo para alcanzar economías con emisiones netas “nulas” y marcos de políticas climáticas robustos.
Iberdrola se ha fijado una serie de objetivos medioambientales de cara a las próximas décadas, entre los que destacan la reducción para 2020 de la intensidad de emisiones de CO2 en un 30 % con respecto a las emisiones específicas de la compañía en 2007; situar esta intensidad de emisiones por debajo de los 150 gramos por kWh en 2030, cifra que sería un 50 % inferior a la de 2007; y, ser neutra en carbono en 2050. Las cifras demuestran que está cumpliendo con lo que se propuso, ya que, a cierre del primer semestre del 2018, el 60 % del total de la capacidad instalada del grupo corresponde a energías renovables y el 67 % está libre de emisiones.
Esta empresa se encuentra alineada con la visión de que debemos avanzar hacia un escenario en el que el límite del incremento de la temperatura global se sitúe en 1,5 grados y considera que el informe del IPCC es un elemento básico y sustancial para consolidar con éxito la fase política del Diálogo de Talanoa en la Cumbre Climática de Katowice que se celebrará el próximo diciembre, conocida como COP24, y que será clave para diseñar los instrumentos que permitan abordar de forma efectiva y eficiente el cumplimiento de los objetivos climáticos.