El parque eólico del Báltico con sabor español

Los grandes proyectos de empresas como Iberdrola generan un efecto tractor que permite a pequeños proveedores acceder a nuevos países y negocios.

The Luxonomist. 07/11/2018

Los pequeños proveedores se han ganado con su esfuerzo la posibilidad de colaborar con multinacionales y hacer que su negocio prospere a un ritmo más elevado al habitual. Empresas como Iberdrola ejercen un efecto tractor sobre el mercado, impulsando la creación de valor, la generación de empleo, la excelencia y la competitividad entre sus suministradores, a los que considera socios estratégicos comerciales. Así, la construcción de los parques eólicos marinos de Wikinger e East Anglia ONE han contado con la colaboración de numerosas empresas españolas y han traído consigo la creación de nuevos empleos y un fuerte impulso a la actividad económica en nuestro país.

El grupo les adjudicó compras por más de 9.000 millones de euros durante 2018, dando empleo a 400.000 personas. Su presidente, Ignacio Galán, subrayó el pasado 30 de octubre durante el acto de entrega de Premios Globales al Proveedor del Año 2018 que celebra la compañía cada año que “Iberdrola va a seguir siendo motor de crecimiento industrial en los países donde está presente, ejerciendo un importante efecto tractor en miles de proveedores en todo el mundo”.

Iberdrola trabaja con 167 proveedores en todo el mundo

La mayoría de los contratos de Iberdrola ha ido a parar a suministradores de los países de referencia para la compañía como Estados Unidos, España, Brasil, Reino Unido y México, aunque también a empresas de otros Estados en los que el Grupo desarrolla iniciativas de calado, como Portugal o Francia. Son 167 los proveedores con los que trabaja la empresa, de distinta procedencia y de diversos sectores, y que fomentan el crecimiento de la compañía en los países donde realiza las contrataciones, favoreciendo el desarrollo empresarial, industrial y social de los mismos, mediante la creación de empleo en toda la cadena de suministro.

Ejemplo de ello es precisamente el último proyecto emblemático de Iberdrola, su parque eólico marino Wikinger, instalado en el Báltico y en el que han contribuido numerosas empresas españolas y cuya inversión ha repercutido favorablemente en la actividad económica nacional. Una colaboración que, sin duda, es beneficiosa para ambas partes y por la que cada día apuestan más empresas españolas. La compañía adjudicó a finales de 2014 contratos a Navantia por valor de 160 millones de euros para la implantación del parque eólico en el mar Báltico. Los pedidos realizados por Iberdrola supusieron carga de trabajo para más de 1.000 trabajadores, que fueron los encargados de realizar las 29 estructuras de anclaje —jackets— en el astillero de Navantia en Fene (A Coruña) y de construir en su astillero de Puerto Real (Cádiz) la subestación eléctrica marina del parque eólico alemán, que fue bautizada con el nombre de Andalucía.

En el parque eólico de Wikinger han colaborado decenas de empresas españolas

Estas adjudicaciones a Navantia han supuesto también un impulso a decenas de empresas de las comarcas donde se ubican sus astilleros, como es el caso de la compañía viguesa Industrias Ferri, que ha fabricado 71 grúas para la carga de equipos en el montaje de Wikinger. Wikinger tiene, sin duda, un marcado acento español: 116 pilotes están fabricados en Avilés (Asturias) por la compañía Windar, que también se ha ocupado de la construcción de 70 torres y 29 piezas de transición. Además, la empresa española Siemens Gamesa ha sido la encargada de la fabricación de las 70 turbinas del parque eólico marino.

El éxito en la construcción de Wikinger y el buen hacer de las empresas españolas en el proceso de expansión internacional de Iberdrola se ve reflejado en otros proyectos también emblemáticos para la compañía. Así, Navantia consiguió en 2016 nuevas adjudicaciones para la construcción del parque eólico marino de East Anglia ONE, un nuevo proyecto de renovables de la compañía en Reino Unido. Concretamente, Iberdrola ha realizado contratos por valor de más de 185 millones de euros en los astilleros de Fene (A Coruña) y Puerto Real (Cádiz) que han generado trabajo para más de 1.000 profesionales durante aproximadamente dos años.

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