Aprovecha la desescalada para hacer un ‘Marie Kondo’ y cortar con las personas tóxicas de tu vida
Descubre si tu relación de pareja es tóxica y cómo romper algunos lazos que te hacen tanto mal en las relaciones con amigos.
Estos meses han sido ciertamente malos para el amor. Por un lado, el estado de alarma ha paralizado las relaciones de las parejas que no conviven juntas. Por otro, ha sido una fuente de tensión importante para aquellas ya establecidas. La crisis por el Covid-19 ha puesto a prueba a las parejas más consolidadas e iremos viendo si hay consecuencias sobre la tasa de divorcios.
Pero estamos en pleno proceso de desescalada y ahora es el momento de “volver a volver”, como decía alguna canción. O no. Quizás lo que toca es replantearse esta nueva etapa como una incipiente oportunidad para hacer un Marie Kondo en las relaciones y, como quien no quiere la cosa, librarse de esas personas tóxicas que nos hacen sentir mal. Sean nuestra pareja o ciertos “amigos”.
Existen algunas trampas en el amor y en el concepto de pareja que pueden llevarnos a mantener relaciones tóxicas. Por ejemplo, el no enfrentar los conflictos por miedo. Muchas parejas no hablan lo suficiente; entre ellas no hay diálogo o bien no saben cómo solucionar los problemas cotidianos. Como consecuencia, los esquivan esperando que se arreglen solos. Sin embargo, lejos de suceder, las cosas van empeorando hasta convertirse en un problema grave.
Algo parecido puede pasar en las relaciones personales de confianza o gran intimidad que se establecen con algunos amigos o familiares. No siempre se asientan sobre patrones relacionales sanos, sino que a veces se basan en algún tipo de abuso, generalmente psicológico, y por ello es difícil salir. Pero no imposible, y el resultado puede ser liberador. Sean de amor o amistad, cuando los vínculos son sanos, no comportan el malestar continuado que caracteriza a las relaciones tóxicas.
La evolución de la luna de miel a la de hiel
¿En qué momento esa relación ideal pasó a convertirse en tóxica? Determinar ese momento preciso es imposible, porque el deterioro de las relaciones suele ser paulatino. “Empezar bien ayuda a que las cosas vayan mejor. Pero puede suceder que una relación de pareja sana se vuelva tóxica cuando no se saben solucionar los conflictos”, explica Fernando Villadangos, psicólogo clínico y sexólogo.
“Relación tóxica significa que algo hace daño y está envenenado”, aclara. “En la mayoría de ocasiones se produce por una relación de poder dentro de la pareja donde una parte pretende controlar a la otra. Nos han educado en un modelo de amor no igualitario que favorece esta toxicidad en las relaciones”.
Además, está el componente de la idealización y de las expectativas que luego no se cumplen y se convierten en desilusión. “Sucede cuando se confunden la fase de enamoramiento con el amor de pareja real. Al principio se idealiza a la persona amada y no se ven sus defectos. Eso hace que muchas personas basen su relación de pareja en una imagen falsa del otro”.
Identificar las relaciones tóxicas
La principal dificultad está en aceptar esa situación de toxicidad e incluso en ahondar en ese presentimiento íntimo y privado de que las cosas no van bien, y que nuestra pareja no es lo que prometía ser para nosotros. “La Psicología existe porque las personas podemos cambiar cuando reconocemos un problema. Pero hay que reconocer que hay un problema”, señala el experto.
“El ingrediente fundamental de las parejas tóxicas es el sufrimiento”, sentencia así Villadangos. “Se trata de parejas donde ambos sufren mucho y durante bastante tiempo. No pueden sentirse bien porque hay problemas sin solucionar y parece que no se pudieran arreglar las cosas”.
No hay peor ciego que el que no quiere ver
¿Y por qué no se ponen las cartas sobre la mesa y se señalan los problemas? Por una parte, siempre que estamos dentro de una relación afectiva nos cuesta vernos en perspectiva, por la subjetividad. “Es como intentar ver un cuadro desde dentro”, compara el psicólogo. Por otro, alude a la confusión sobre lo que es y no normal dentro de una pareja, con el paso del tiempo. “Algunas personas llevan tanto tiempo en una relación tóxica que llegan a pensar que eso es lo normal y deciden continuar juntos por miedo a la soledad. Yo propongo la frase mejor solos que mal acompañados”.
En este sentido, aunque nos de miedo la soledad o el tiempo de duelo, las consecuencias de aguantar en la pareja son mucho peores que las de salir de ella. “Una relación de pareja tóxica va minando la autoestima y provocando daños psicológicos graves. Debemos reconocerla cuanto antes para intentar solucionarlo o bien terminar la relación y aprender de la experiencia para no repetirla en el futuro”, sentencia el experto.
Hay que intentarlo (hasta cierto punto)
Cada esfuerzo que se hace por la relación demuestra lo importante que es para nosotros. Por ello suele ser positivo el intentar salvar lo que ha tenido tanto valor para nosotros, durante algún tiempo al menos. ¿Debemos dar una oportunidad a una relación que se intuye tóxica? Pues sí y no. Todo dependerá de la voluntad real de la otra persona para cambiar en algo y para trabajar en la relación desde otros patrones.
Generalmente será muy valioso el criterio objetivo de una tercera persona que es el psicólogo, sexólogo o terapeuta de pareja. Su figura nos podrá ayudar, tanto si vamos en pareja (mejor), como si vamos solos, para poder procesar un cambio, o incluso un proceso de separación definitivo. “Cuando has agotado todos tus recursos y ves que las cosas no mejoran es buena idea gastar el último cartucho en una terapia”, nos aconseja Fernando Villadangos. Al fin y al cabo, nadie nos prepara para para una relación sana y exitosa de pareja.
Algo tan importante como aprender a dialogar, adquirir habilidades de comunicación y comprender las emociones y gestionarlas de forma positiva siguen siendo asignaturas pendientes en muchos casos.
Amistades tóxicas
El malestar entre dos personas no es patrimonio exclusivo de las parejas románticas. De hecho, puede suceder entre amigos, familiares o incluso conocidos. ¿Cómo identificar estas relaciones? Al igual que sucede en el amor, las amistades tóxicas suelen basarse en una descompensación que favorece a uno en detrimento del otro. Una especie de parasitismo por el que siempre saldrá perdiendo el mismo. En este tipo de relación es habitual observar que uno de los miembros, concretamente el mal amigo (el que abusa) tiene una personalidad psicopática.
Este tipo de personalidad se caracteriza por dos cosas: la capacidad de manipulación y la falta de empatía frente a lo que le pase al otro. Ambas cualidades le dan licencia para abusar sin ningún tipo de miramiento o compasión. Hasta aquí todo claro. Pero, ¡ojo! En la manipulación siempre hay un cierto grado de acuerdo entre manipulado y manipulador. Te engañan, pero tú consientes. Por ello es importante identificar a esas figuras que están en nuestro entorno y que, lejos de sumar, solo restan.