El coronavirus te pone a prueba: evita tensiones con tu pareja

El encierro genera mucha frustración, por eso hay que aprender a gestionarla. Utiliza los siguientes consejos para evitar descargarla con tu pareja.

Patricia Peyró. 24/03/2020

Al margen de no poder salir a la calle por decreto, lo cual puede producir mal humor, tampoco uno puede hacer lo que quiera estando dentro de casa. Esto último puede ser el origen de grandes tensiones familiares y de pareja. Es el momento de respirar hondo y tomar conciencia de lo que verdaderamente está sucediendo: se trata de una emergencia para todos, y por ello nos va a exigir un esfuerzo de nuestra parte. Si dejamos de lado el egoísmo y optamos por la empatía y la asertividad, todos saldremos ganando, sobre todo la pareja, que podría salir tarifando o, por el contrario, fortalecida de esta situación.

La frustración de no ser dueños de nuestro tiempo no favorece ni las relaciones amables ni el amor romántico. Lejos de eso, es posible que en estos días de confinamiento salten chispas con tu pareja, y no precisamente de pasión. ¿Dónde está el problema? ¿Por qué no somos capaces de estar tranquilos y, lejos de eso, no paramos de discutir?  Toma nota de las mejores recetas para limar asperezas con tu pareja en los días de confinamiento.

La pareja se verá sometida a distintas fuentes de tensión y habrá que negociar

El coronavirus nos pone a todos a prueba

Si algo nos caracteriza a las personas es la incomodidad o incluso el miedo ante la incertidumbre de lo desconocido. El coronavirus o Covid-19 supone precisamente eso: el chute de desasosiego de no saber lo que va a pasar. Y lo que vemos en otros países es desalentador. Por ello hemos acatado lo de quedarnos en casa, aunque a veces a regañadientes y buscando fórmulas legales para escapar, léase salir cuatro veces a por el pan o sacar al perro más que nunca.

Estas actitudes son humanas y se entienden como una forma casi natural de reacción ante toda esta situación de miedo que acompaña a esta crisis del Covid-19. Poco a poco, la intensidad de los chistes sobre el coronavirus irá bajando, e iremos pasando por distintas fases que incluirán episodios de miedo, tristeza e indefensión. Además, surgirán las secuelas psicológicas del estrés post-traumático propias de las situaciones anormales como las que estamos viviendo y que afectan a un gran segmento de la población. Por ello debemos saberlo y estar preparados.

El coronavirus nos ha puesto en una situación de incertidumbre y miedo sin precedentes

La pareja, en el foco de las tensiones

En el abanico de los problemas surgidos por el coronavirus podrán aparecer también discusiones con nuestra pareja. El exceso de convivencia en un contexto no precisamente vacacional también pondrá a prueba a las parejas adultas, poco acostumbradas a lidiar con asuntos como trabajar con los niños a su alrededor pidiendo cosas o con quehaceres y obligaciones de la casa antes inexistentes. Será importante negociar quién hace qué y establecer turnos para ello. Posiblemente también habrá que luchar contra la tendencia natural de que sea siempre el mismo el que asuma los problemas y las cargas extraordinarias.

El sueño del teletrabajo resulta que no es para tanto

Aunque el sueño de muchos haya sido trabajar desde casa, desde luego la idea no era ésta. El confinamiento familiar no favorece las mejores condiciones para trabajar, precisamente porque uno puede tener la cabeza en otra cosa. Las interrupciones de los hijos y sus demandas, unido a la falta de normas y reparto de roles con tu pareja, podrán generar discusiones. Evitar el confrontamiento desde la actitud será posible aplicando estas posturas:

La educación a distancia por el coronavirus suele producir una demanda de los hijos a sus progenitores, que no siempre están dispuestos a asumir.  Y debemos estar ahí para ellos.

1. Realismo

Es posible que en estos días no se den las mejores condiciones de rendimiento en tu trabajo. Lo sabes tú (o deberías saberlo) y posiblemente también lo sepan en tu empresa. Asume, pues, la opción del setenta y cinco por ciento o lo que viene a ser el refrán de toda la vida:  «Lo mejor es enemigo de lo bueno».  Si normalmente ibas a por el cien por cien, tal vez tengas que conformarte con un poquito menos. Y ni tan mal.

2. Agradecimiento

No eres el único que se verá sobrepasado por la situación. También tu pareja pasará por momentos de frustración, miedo y mal humor. Agradecer los buenos gestos que percibas en ella generará un mejor ambiente en casa que se reflejará en todo lo demás.  De hecho, el agradecimiento es uno de los ingredientes secretos de la felicidad.

Los gestos de amabilidad y cariño serán especialmente importantes y se traducirán en una mayor complicidad

3. Comprensión y empatía

Antes de enfadarte y exigir, ponte en su lugar y hazte las siguientes preguntas: «Si tú estuvieras ahí, ¿cómo te sentirías?», «¿Qué necesitarías que te dijeran para cambiar eso que estás haciendo?» A veces es una cuestión de sensibilidad.

4. Asertividad

Ser realista y comprensivo con la situación de tu pareja en estos días no significará ceder en todo y renunciar a tus necesidades. No olvides plantear, de forma serena y constructiva, aquello que necesitas y esperas de tu compañero.  Aunque haya que sentarse a hablar o incluso discutir.  Más vale ponerse rojo una vez que ciento morado.

5. Sentido de la oportunidad

Procura no sacar temas espinosos o levantar antiguas ampollas en estos días. Si no tienes nada que decir o ningún tema de conversación con tu pareja, mejor dedícate a hablar del tiempo, a comentar noticias o a mencionar alguna anécdota divertida de los niños.

Procura ser generoso con los halagos hacia tu pareja y sus esfuerzos para combatir un situación estresante para todos

Además de la actitud, que es una variable personal, en la batalla contra las discusiones de pareja en estos días se pueden controlar los estímulos externos:

  • Establecimiento y control de tiempos y turnos para hacer las cosas
  • Destinad espacios físicos de la casa para cada uno para teletrabajar, relajarse o jugar con los niños. Por ejemplo: «tú te quedas en el salón, yo en la habitación y los niños estudian en la cocina».  Todo según sea la disposición de vuestra vivienda.
  • Respeta el espacio de los demás sin querer imponer tus apetencias del momento. Si vas a poner música en el salón, pregunta antes.
  • Organizad espacios comunes y tiempo en familia para actividades lúdicas.

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