Cuál es el impacto ecológico de las luces de Navidad de las ciudades

Hay muchas maneras de cuidar el medio ambiente. Una de ellas es tomar consciencia de lo que contaminan algunas luces, como las de Navidad, para comenzar a cambiarlas.

The Luxonomist. 07/08/2020

La Navidad es una de las fechas más destacadas y esperadas cada año en todo el mundo. Esta festividad de tradición cristiana y con diferentes connotaciones en las distintas partes del planeta es sinónimo de ilusión, alegría y convivencia con la familia y los allegados. Con la llegada de la Navidad cada 25 de diciembre las calles adquieren un color diferente, los adornos embadurnan cada rincón de las ciudades y, para los que más intensamente la viven, también de la casa. Los árboles de Navidad, las guirnaldas, los regalos, los calcetines en las puertas y las figuras de Papá Noel son solo un ejemplo de los adornos que representan a estas fechas especiales.

Sin embargo, la Navidad también cuenta con una característica que la representa, incluso más que cualquier otro adorno. Esta es la iluminación. Las luces de Navidad invaden cada año escaparates, calles, árboles, edificios institucionales y las viviendas individuales. En algunos países se llevan a cabo concursos de iluminación, en otros simplemente se compite con los vecinos para adornar la casa con la mayor cantidad de luces posibles. A pesar de que el espectáculo visual es impresionante, esto genera un impacto ecológico en las ciudades. Sobre todo, por la huella de carbono que genera su consumo y por la contaminación lumínica.

A continuación, analizamos con más detalle cuáles son las consecuencias ecológicas de las luces de Navidad en las ciudades.

Consumo de energía

El consumo de energía desproporcional es uno de los principales problemas que tiene lugar año tras año con la llegada de la Navidad. Durante cada Navidad las luces se encienden una media de 200 horas durante 35 días, concretamente hasta el día 6 de enero con el Día de los Reyes Magos. Algunos estudios estiman que, al menos, un 5.5% del total del dióxido de carbono producido en un año tiene lugar debido a la cantidad de luces que se prenden durante las navidades. Como imaginarás, la huella de carbono generada es bastante grande en una época en la cual los objetivos europeos tienden hacia la neutralidad climática.

El problema del consumo desproporcionado de energía ocasionado por las luces navideñas es que cada vez se tiende a un aumento. Lo que en un inicio comenzaron siendo algunas calles o lugares destacados de la ciudad, hoy en día se ha extendido a la iluminación de barrios y distrito, parques, zonas públicas, etc. Tan solo las ciudades de Vigo y Madrid superaron el último año los 10 millones de luminarias navideñas, con la correspondiente contaminación de CO2 que ello generó.

Reducción de la huella de carbono en Navidad

La cantidad de dióxido de carbono generada por la iluminación en Navidad ha puesto de manifiesto la necesidad de buscar alternativas para mantener una conducta lo más encaminada posible hacia la neutralidad climática con prácticas más saludable con el medio ambiente. Esta reside, principalmente, en la sustitución de las bombillas incandescentes por las bombillas del tipo LED. Según la empresa especializada en iluminación con bombillas responsables con el medio ambiente LamparaDirecta.es, las luces LED suponen un importante ahorro energético. Este tipo de bombillas generan un 75% menos de energía que las bombillas incandescentes. Además de que su esperanza de vida es mucho más elevada -25 veces superior-.

Las bombillas incandescentes —o bombillas de bajo consumo— han sido hasta ahora las luces más utilizadas por las diferentes ciudades. Estas generan un gasto más elevado en la factura, además de emitir una mayor cantidad de dióxido de carbono. Así mismo, la energía que generan es menos aprovechada que la de las luces LED. Y es que hasta un 90% de la energía que producen se pierde en forma de calor con el calentamiento de las bombillas.

Las luces de Navidad y la contaminación lumínica

Otro de los principales problemas o impactos ecológicos que generan las luces de Navidad es la contaminación lumínica. Aunque muchas veces no se le de la importancia que tiene, el problema es grave. Sobre todo si se tiene en cuenta que afecta el ecosistema de manera mundial -el correspondiente ecosistema próximo a ciudad donde se celebra la Navidad-. Ello puede generar en algunos casos incluso su pérdida y sus repercusiones en el resto de países. Una de las zonas más afectadas en España a causa de las luces de Navidad es la Sierra de Guadarrama. La contaminación lumínica afecta, sobre todo, a especies que necesitan la oscuridad para sobrevivir, como algunos mamíferos, aves, anfibios e insectos —ocasionando su progresiva desaparición—.

La contaminación lumínica supone, así mismo, un gasto energético y económico prescindible y aprovechable para otras cuestiones más necesarias. Así mismo, se dificulta el tráfico aéreo de las aerolíneas que viajan durante estas fechas -aumentando las posibilidades de sufrir un accidente-, entre otras.

En cuanto a las posibles soluciones, algunos estudios apuntan hacia la correcta utilización de la iluminación, reduciendo sus horarios. Por otro lado, se busca que el flujo luminoso apunte únicamente al suelo. Esto, además de otras medidas como limitar la iluminación de vallas y postes publicitarios, apagar el alumbrado público de farolas durante las navidades y prohibir los cañones de luz o láseres que apuntan hacia el cielo, entre otras.

Subir arriba

Este sitio utiliza cookies para prestar sus servicios y analizar su tráfico. Las cookies utilizadas para el funcionamiento esencial de este sitio ya se han establecido.

MÁS INFORMACIÓN.

ACEPTAR
Aviso de cookies
Versión Escritorio