Cómo reunirnos de forma segura en una Navidad marcada por el Covid
Siguiendo algunas medidas conseguiremos minimizar el impacto de las reuniones familiares en la transmisión del coronavirus
Mucha gente manifiesta, año tras año, odiar la Navidad y las reuniones familiares, pero casi todas esas afirmaciones se hacen con la boca pequeña. A la vista está que, a la hora de la verdad, las restricciones impuestas por la pandemia del coronavirus nos hacen polvo. Sin embargo, a veces uno tiene que ser un poco frío por un bien mayor. Aunque va a ser duro no disfrutar como siempre de nuestros seres queridos, se trata de renuncia temporal. Déjate de “salvar la Navidad”: mejor salva vidas y que la próxima reunión familiar o de amigos sea en torno a una buena mesa y no en el tanatorio de la M-30 para dar el pésame por Covid-19.
¿Cómo que no voy a poder ir a celebrarlo con mis padres? ¿No voy a poder celebrarlo con mis hermanos y mis cuñados? ¿Mis hijos no van a ver a sus primos, o qué? Pues no. O sí. Desde luego, no deberían, pero todo dependerá de ti y del ejercicio de responsabilidad individual que asumas. Esta semana han abierto las noticias alarmando de las consecuencias de la libertad de los puentes y de las compras del Black Friday. Y en Estados Unidos, la tradición de Thanksgiving ya se está traduciendo en muertos. El número de contagios ha subido casi en todas partes, y como consecuencia, en algunos países como Alemania o Dinamarca se ha producido una regresión a las etapas iniciales, acatándose ahora las medidas más duras asumidas en los lugares más afectados.
De los nuevos enfermos anunciados en cifras hoy, muchos tendrán que hacer una cuarentena de verdad, algunos irán a parar a las UCIs, y otros no podrán contarlo. Por eso es importante tomarse las cosas en serio y evitar esa tercera ola que vaticinan algunos matemáticos como consecuencia de unas celebraciones navideñas sin control.
Cómo comportarse en las reuniones familiares
El gobierno ha permitido finalmente reunirse con la familia y allegados (esas figuras amigas que cobran un papel afectivo importante en nuestras vidas). El número de personas permitidas en la reunión será de un máximo de diez, con independencia de la edad, e idealmente deberían pertenecer a un máximo de dos unidades familiares.
Decimos “idealmente” porque el que se lleven a cabo o no estas medidas, va a ser una cuestión voluntaria en base a la responsabilidad individual. Siendo realistas, es imposible controlar varios de los pormenores adoptados.
Partiendo de la base de que el primer consejo es no reunirse, si decides hacerlo, procura tener en cuenta estas medidas para reducir el riesgo de contagio.
Navidad y Covid, cómo compaginarlos con éxito
- Mejor hazte el test antes de ir: Ten en cuenta que la vigencia de los resultados negativos se estima en 72 horas. Los test rápidos de farmacia sólo te indican si ha habido presencia del virus en tu cuerpo y necesitan de una prueba PCR posterior.
- Nada de efusiones en los reencuentros. Por más que nos emocionen o necesitemos ese abrazo de nuestros padres, este año, comunícate más con la mirada y menos con el tacto.
- Los espacios en los que nos reunamos deberán estar ventilados. Tendremos que abrir las ventanas, y a ser posible generar corriente para impedir que el aire viciado de nuestra respiración se condense.
- No fumar, no cantar villancicos ni oír música de fondo. Ejercicios tan habituales como hablar o fumar hacen que precipitemos más nuestra respiración en el aire, y propaguemos esas gotículas que generan el contagio posterior. Cantar o hablar alto son, además, un riesgo, por lo que lo mejor será no poner música de fondo que nos obligue a subir la voz.
Extrema la precaución en esta Navidad marcada por el Covid
- Llevar mascarillas seguirá siendo necesario. Se ha comprobado que reducen enormemente la probabilidad de contagio. Si el otro la lleva, no me pasará el coronavirus. Por tanto, lo mejor es llevarlo todos, ya que existen positivos asintomáticos.
- Continuar con el lavado de manos. Los anfitriones harán bien en facilitar gel hidroalcohólico para que los invitados puedan usarlo.
- Desinfectar pomos de las puertas y otros elementos que se tocan habitualmente, como los dispositivos. Hacer esto será muy importante si no lo hemos adoptado ya como rutina. Existen un montón de productos de limpieza anti Covid en Mercadona por ejemplo, en forma de toallitas desinfectantes o incluso de sprays para superficies.
- Una persona encargada de cada cosa. Los expertos aconsejan que sea siempre el mismo el que ande tocando las cosas. Es decir, que ponga y quite la mesa, prepare los platos, vaya y venga del comedor a la cocina.
- No compartir comida. Este año los aperitivos no se podrá servir en un plato, ni en general podremos “echar mano” de los entrantes. Contrariamente a la tradición de compartir, todo deberá ir emplatado y cada uno deberá tener su ración en su propio plato. Mejor mirarlo por el lado positivo: así el jamón ibérico no desaparecerá del plato sin que algunos les haya dado tiempo ni a mirarlo.
- Reduce el consumo de alcohol. Esta medida no tiene que ver con imponer un estilo de vida “healthy” y moderado. La recomendación se hace por las consecuencias inherentes a la ingesta de alcohol, que llaman a la efusividad en todos los sentidos y nos harán olvidarnos de algunas medidas esenciales.
Psicológicamente, ¿cómo aceptar unas navidades tan limitadas y frías?
Sabemos que es el momento familiar del año por excelencia: toda una tradición anclada en nosotros desde que somos pequeños. Queremos dar y recibir regalos, intercambiar lotería, queremos abrazar, reencontrarnos con nuestras diferentes pandillas y grupos, además de nuestros familiares más cercanos. Sin embargo, si existe una indicación en la base de todo para luchar contra la propagación del coronavirus, es la de limitar los encuentros sociales. Por tanto, a cuanta menos gente veamos esta Navidad marcada por el Covid, mejor.
Antes de decidirte a quedar, haz un ejercicio de introspección en el que haya espacio para algunas preguntas y reflexiones:
- ¿Quiero poner en riesgo a mi familia o seres queridos? Ayudará el visualizarlos uno a uno, pensando en las consecuencias derivadas de una posible infección en las navidades del año que viene.
- Ejerce el autocontrol. La represión no siempre es mala (al estilo Freud), y en este caso conviene ejercerla para conseguir frenar esos impulsos sociales cuando resulten irrefrenables. Abusa de las medidas higiénicas y de las prescripciones descritas anteriormente. Más vale prevenir.