¿Por qué nos encanta la nieve?
Existen razones psicológicas que explican por qué nos encanta la nieve, a pesar de venir muchas veces cargada de problemas y trastornos de todo tipo.
Este año arrancamos la Semana de los Barbudos haciendo gala, más que nunca, de lo que se espera de ella: frío. De acuerdo al saber popular catalán, a partir del 12 de enero nos espera la semana más fría del año, coincidiendo con la onomástica de algunos de los Santos con las barbas más largas y frondosas: San Pablo Ermitaño, San Mauro y San Antonio Abad. Refranes a parte, pero continuando con la meteorología, la borrasca Filomena ha supuesto todo un soplo de aire fresco entre los españoles en tiempos de pandemia, al suponer una oportunidad lúdica inesperada que ha obligado a casi todos a sacar a jugar a su niño interno, a pesar de todas las recomendaciones oficiales.
Y es que, el gusto por disfrutar de una buena nevada es un hecho casi universal. Hay razones psicológicas que explican por qué nos encanta la nieve, a pesar de venir muchas veces cargada de problemas. Nuestro amor por la nieve ha quedado más que patente en estos días, en los que hemos presenciado escenas insólitas, como gente esquiando en la Puerta de Alcalá, y guerras de bolas comunales en la calle Serrano. Estábamos más que advertidos, y ha habido comunicados por parte de las autoridades, como el alcalde de Madrid, indicándonos expresamente que nos quedáramos en casa, y no saliéramos más que para urgencias o para lo imprescindible.
Existen razones por las que nos encanta la nieve
Lejos de eso, el magnetismo irresistible de la nieve ha hecho que la inmensa mayoría de los ciudadanos se hayan echado a la calle, dejándose seducir por una belleza de magnitud tan histórica como insólita. La nieve nos encanta por diferentes razones.
- El carácter peculiar y extraño del fenómeno: Salvo en las montañas o zonas muy frías en las que es lo habitual, en muchos países y ciudades jamás nieva, o lo hace de forma muy inusual o esporádica.
- La belleza de la propia nieve ofrece una visión casi mágica y propia de las estampas de cuentos de Navidad, cargados de sensibilidad y de momentos familiares disfrutando de la familia y nuestros seres más queridos.
- La visión de la nieve hace que hagamos una asociación emocional con algunos buenos momentos vividos en ella, ya sea esquiando, jugando con ella, o viéndola caer por la ventana desde el confort y el calor del hogar.
Razones que en algunos casos son positivas
- La nieve tiende a producir una regresión en nosotros, haciéndonos revivir nuestra infancia, y recordándonos a ella, por ejemplo, haciendo muñecos de nieve con nuestro padre o divertidas guerras de bolas con nuestros hermanos.
- Cuando la nieve es abundante, viste todo nuestro entorno de blanco, aportando una luz y una claridad que nos aporta alegría, por contraste con los grises del invierno y su poder para hacernos sentir nostálgicos o depresivos.
- Cuando hay un exceso de nieve se suele producir, después, un pequeño confinamiento que, en tiempos anteriores al Covid, se ha vivido siempre como un día más de vacaciones y una licencia para disfrutar de ella, en el sentido más amplio, ya sea jugando con ella o avistándola desde el amor de la lumbre.
- La meteorosensibilidad relaciona las condiciones meteorológicas con nuestra salud física y mental, y en el caso de la nieve aporta sensaciones positivas de calma y bienestar al hacernos conectar con la naturaleza.
Filomena: cuando tras la calma, viene la tormenta
Normalmente suele suceder al revés. Tras la tormenta, viene la calma. Pero, en este caso, el tiempo nos está jugando una mala pasada: a la copiosa nevada le va a seguir una ola de frío casi sin precedentes. Como consecuencia, esta nieve, que nos ha resultado tan divertida en un principio, dejará de serlo para convertirse en un serio problema para todos, y además tardará en desaparecer.
Nos encanta la nieve, caiga quien caiga, y esto último es literal. Portavoces del SAMUR ya reportan un incremento del treinta por ciento en emergencias por fracturas óseas. Toma nota de estos consejos para minimizar el riesgo de las consecuencias negativas de Filomena y la ola de frío que nos viene a continuación:
- Si vas andando, pueden ser útiles unos bastones de trekking.
- Vigila dónde pisas, ya que puede haber hielo, y en ocasiones estará oculto debajo de la nieve.
- Además del suelo, mira hacia arriba: existe riesgo de desprendimiento de carámbanos o de cargas pesadas de nieve provenientes de ramas o de aleros.
- Sal lo imprescindible y procura no coger el coche.
- En caso de conducir, respeta los carriles que se han despejado para los servicios de emergencias, y deja trabajar a las máquinas quitanieves.