Ralph Lauren hará más ajustes porque Asia no es suficiente
El grupo textil creado por Ralph Lauren tendrá que hacer un mayor ajuste de tiendas y servicios productivos a pesar de obtener mejores cuentas de lo esperado en el último trimestre.
Las cuentas de Ralph Lauren siguen mostrando la tensa calma que vive el sector a la espera de una mejora de la crisis sanitaria. Sin tiempo para digerir aún las cuentas de trimestres anteriores, el grupo estadounidense ha visto como sus ingresos en su tercer trimestre fiscal caían un 18 % respecto a lo ingresado en el mismo periodo del año anterior. Unas ventas de 1.400 millones de dólares a nivel global sostenidas por el mercado asiático. La marca factura allí 40 millones de dólares más que hace un año, en un ejercicio de optimismo que da aliento al grupo.
Los 329 millones de dólares que vende en Asia Ralph Lauren durante el trimestre alivian el descenso de ingresos en Europa y América: 315 millones frente a 437 millones en el caso europeo y 715 millones frente a 910 millones en su región de origen. El propio Ralph Lauren confía en los valores históricos de la compañía para superar estos complicados momentos: «Atemporalidad, la calidad, la perseverancia y el optimismo».
Ralph Lauren tendrá que ampliar los ajustes ya anunciados
Con este escenario, las ganancias netas en el tercer trimestre fiscal fueron de 120 millones de dólares, algo mejor de lo esperado por el mercado. Pero la cantidad está muy lejos de los 334 millones de dólares que ganó el grupo en el mismo periodo del año anterior. «Los márgenes brutos y operativos han sido mejores de lo esperado durante el período de vacaciones y ha mejorado significativamente nuestra rentabilidad digital», asegura Patrice Louvet, director ejecutivo de la empresa. La compañía estadounidense tiene clara la fórmula para salir de esta crisis lo mejor posible: transformación digital, disciplina con los gastos y optimizar recursos.
Sobre esas premisas Ralph Lauren ajustará aún más los planes ya acordados en septiembre. Eso supone una optimización aún mayor de sus equipos en las oficinas centrales, con nuevas formas de trabajo. La empresa ha identificado además otras 10 tiendas a nivel global «sujetas a un posible cierre hasta el año fiscal 2022, pendientes de negociaciones en curso». Unos ajustes laborales y de organización que también llegarán a los centros de distribución existentes en Norteamérica «para impulsar una mayor eficiencia». Unos ajustes que podrían costar entre 300 y 350 millones de dólares, lo que daría como resultado un ahorro de bruto anualizado en antes de impuestos de aproximadamente 200 a 240 millones de dólares.