Julián López: “La música es uno de mis refugios“
Tiene fama de buena gente, divertido y de chico entrañable. Los que le conocen bien aseguran que hay que quererle por todo eso y por su bondad añadida. Julián López es un especialista “cum laude“ en la comedia. Vuelve a demostrarlo en ‘Operación Camarón’, donde da vida a un policía novato con aspecto de pringaíllo. Por cierto, la capital de Bulgaria para la próxima.
The Luxonomist: ¿Concibes la vida sin sentido del humor?
Julián López: No. Es algo inherente al ser humano. Aunque no queramos, el humor aflora, se abre hueco, sale a flote siempre.
TL: ¿Conseguir llegar a la risa desde el absurdo es un plus?
JL: Si la risa es el fin, es un camino como cualquier otro para llegar a él. A mí me gusta más ese camino, desde luego.
TL: ¿El hábito hace al monje?
JL: Siempre he estado en desacuerdo con este dicho.
TL: ¿Se puede llegar a empatizar con Sebas?
JL: Totalmente. Sebas es un personaje que se deja influenciar, que evoluciona, que acaba encontrando cosas nuevas en su vida gris. Ojalá a todo el mundo le ocurriese.
TL: ¿La música es terapéutica?
JL: Para mí es algo esencial. He crecido rodeado de ella y no me ha abandona jamás. Es uno de mis refugios.
TL: ¿Lo mejor que se te da hacer?
JL: Sorprender.
“En el colegio era brillante dibujando y haciendo el payaso“
TL: ¿Quién ha marcado realmente tu vida?
JL: Supongo que la gente cercana: mi familia, mis amigos. Y el azar.
TL: ¿Qué te pone de buen humor?
JL: Las personas educadas, agradables, cariñosas, tolerantes, cultas. También comer chocolate.
TL: Esa canción con la que, cuando la escuchas, se te mueven los pies sin remisión.
JL: Con cualquier hit de rock. Voy a decir “Now I´m here”.
TL: ¿En qué eras brillante en el colegio?
JL: Dibujando. Y haciendo el payaso.
TL: Esa obra de arte que te gustaría tener expuesta en casa.
JL: ‘El dormitorio en Arlés’ de Vincent van Gogh.
TL: ¿Un talento que se te resiste por mucho que lo intentes?
JL: Jamás fui capaz de montar en monopatín con cierta dignidad.
TL: ¿Eres de una mentira piadosa a tiempo?
JL: Lo reconozco, sí. La mentira bien utilizada es muy útil según para qué cosas.
“Jamás pude montar en monopatín con dignidad“
TL: ¿Cuál es la compañía perfecta para irte de fiesta?
JL: Sin duda, con alguien con quien te permitas comportarte como realmente eres.
TL: ¿Esa palabra que nunca regateas y más usas?
JL: ‘Gracias’.
TL: ¿Qué ves cuando te miras al espejo?
JL: Me hice vampiro a los 15 y ya no me reflejo. Para depilarme el entrecejo, por ejemplo, es un handicap.
TL: ¿Ese bien que más valoras?
JL: La cultura, la educación, la transmisión de sabiduría e historias a través de los libros.
TL: ¿Qué llevas siempre en los bolsillos?
JL: Pañuelos de papel.
TL: ¿La enseñanza que nos deja vivir en pareja?
JL: Paradójicamente, es la prueba para conocerte a ti mismo.
TL: ¿Tu mayor decepción?
JL: Varias. Aunque la suerte es que las decepciones no dejan una huella que permanece, se diluye con el tiempo. Al menos para mí.
“Vivir en pareja es la prueba para conocerte a ti mismo“
TL: ¿A quién sigues con interés en las redes sociales?
JL: Las redes sociales me despiertan el interés justito. No soy demasiado activo. Nada es comparable con las experiencias en primera persona. De la naturaleza que sea tal interacción.
TL: ¿Hay alguna situación en la vida en la que, por algo, te pones pesado?
JL: En el respeto. En pedir el mismo respeto que yo le tengo a aquello a lo que se lo pido.
TL: Una película en la que te gustaría quedarte a vivir.
JL: “El guateque”.
TL: Esa experiencia gastronómica inolvidable.
JL: El año pasado visité por primera vez “Azurmendi” y la experiencia traspasó todos mis límites sensoriales.
TL: La pregunta que no te he hecho y te habría gustado responder.
JL: ¿Cuál es la capital de Bulgaria?.