Las falsificaciones suponen la pérdida de 67.000 empleos
España es el segundo país de Europa con un mayor número de falsificaciones.
Las falsificaciones dicen mucho de un país. Hablan por ejemplo de la catadura «moral» que tenemos a la hora de comprar o lo «selectivos que somos». Primero porque queremos aparentar llevando algo que, si fuera original, no podríamos pagar. Y segundo porque nos importa un comino lo que significan para el resto de los ciudadanos, la economía y los manteros, esos hombres que se encargan de vendernos las falsificaciones. Nos ponemos exquisitos para exigir a los políticos todo tipo de valores pero… ¡ay! Esas gafas en el top manta, sin pagar IVA, impuestos, salarios, pensiones… eso nos da lo mismo. Y así todo.
Porque los números anuales del top manta y las falsificaciones en España son brutales. Suponen una pérdida de 67.000 puestos de trabajo para la industria (esos que pagan las cuotas a la seguridad social, los impuestos para la educación y la sanidad, etc), pérdidas multimillonarias de ingresos para las arcas públicas; y además, entrañan consecuencias para nuestra salud.
Quizá no el bolso, pero sí las gafas que pueden afectar a la visión o el perfume o el cosmético que nos puede provocar cualquier reacción en la piel. Y luego lo peor, estás pagando al mantero, que está siendo extorsionado por la mafia que le suministra los productos. Porque no creerás que los fabrica él en Lavapiés… ¿verdad? Pues eso. A ver si nos concienciamos, pero de verdad.