#CloseTo Maxi Iglesias: «Si no suena el teléfono, ya haré yo las llamadas»
Hablamos con el actor cuando está a punto de estrenar 'Las Amazonas' en Mérida, un auténtico reto sobre las tablas.
Cuando entrevisté a Maxi Iglesias por última vez, estaba inmerso en las representaciones de ‘El guardaespaldas’. Era feliz en esa aventura teatral que se vio interrumpida por una fractura en la rodilla. De la noche a la mañana pasó de proteger a la protagonista del musical a cuidar de su lesión con empeño y constancia. Llegó a tiempo para despedirse del público de la Gran Vía de Madrid en la última función de la obra y está ya de camino a Mérida, donde estrena el 8 de agosto el clásico ‘Las Amazonas’.
The Luxonomist: Empiezan a llegar ya propuestas que se alejan del chico guapo y se acercan al del talento, ¿no?
Maxi Iglesias: He leído en más de una ocasión que en esta profesión el físico es fundamental para que te contraten o para que no te quieran ni ver. Tal vez por eso, esa percepción la dejo a la idea de cada uno, a su juicio y libre opinión.
TL: ¿Alguna vez tu físico te ha jugado una mala pasada?
MI: No solo me ha pasado a la hora de darme un papel, sino también en mi día a día. Sin embargo, he llegado a la convicción de que, que te cuestionen es increíble porque al final, los que quedan son el filtro válido.
TL: Entramos ya en tus valoraciones filosóficas…
MI: Ya me conoces (risas). Cuando entro en un sitio y la gente que no me conoce me ve llegar, sé que unos cuantos van a pensar mal. Si ahora mismo les preguntara, seguro que dirían «¡Uy éste, camisa azul, zapato a juego, guapito!» Da igual cómo sea, ellos pensarán que ¡me lo tengo tan creído! Así que da igual lo que hagas o digas. Lo que hay que hacer es ser tú y estar a gusto contigo mismo. A todos nos gustaría tener algo que no tenemos pero, cuanto antes te realices, más pronto vas a asumirte y a sentirte bien.
TL: ¿Qué no tienes que te gustaría, por ejemplo?
MI: Un poco más de altura… pero por decirte algo, ya que me preguntas. Un día me dijeron que podía ponerme alzas por dentro, pero no me veo en ese plan (risas).
TL: Hace un año saludabas al mundo desde la marquesina de ‘El Guardaespaldas’ en la Gran Vía de Madrid. Unos meses después, una lesión te apartó del escenario. ¿Cómo estás de la rodilla?
MI: De la rodilla estoy mejor que del aspecto mental. Mi fisioterapeuta dice que tengo más miedo que confianza en que estoy recuperado. Hasta que me ocurrió esto, había tenido la suerte de no tener nunca una lesión grave que me impidiera hacer mi trabajo. Tal vez por ello, lo ocurrido me ha supuesto mucho respeto y temor.
TL: Por suerte pudiste estar el día de la despedida…
MI: No me había planteado perdérmelo por nada del mundo. Ese día fue especial, de celebración y una fiesta por todo lo que habíamos conseguido. El ambiente que logramos de energía, complicidad y sensación de familia es algo que ya queda para nosotros y que yo, en concreto, nunca olvidaré porque ha sido una de las mejores experiencias de mi vida.
TL: Atrás queda la osadía de, sin saber cantar, presentarte al casting…
MI: ¡Porque me dijeron que no había que cantar! (risas) En la prueba había que cantar mal para ver si dábamos la talla para una escena y ver el grado de comedia que podíamos otorgar. También te digo que hay que saber cantar mal porque, si me pasaba de gracioso, caía en una cosa que ‘El guardaespaldas’ no era. La situación sí lo era, además de romántica y bonita.
TL: ¿Qué te ha dado la experiencia del teatro?
MI: Muchas cosas. Profesionalmente me ha dado la estabilidad y la decisión de atreverme a estar en las tablas. Si no hubiera hecho ‘El guardaespaldas’ no estaría ahora decidido a hacer ‘Las amazonas’. El escenario me imponía porque estaba acostumbrado a las cámaras y, si cometías fallos de texto o situación, se paraba y repetía. La experiencia ha sido maravillosa y, gracias al musical, no pienso bajarme ya del escenario.
TL: De un musical a un clásico… ¿te has convertido en un osado?
MI: No sé si en más osado o más tonto, tendré que averiguarlo (risas) Me veo en ese salto al vacío porque soy trabajador y lo que me propongo lo consigo, pero sé que es complicado ser Diomedes, rey de Etolia, y llevar una falda (risas) diseñada por Lorenzo Caprile. Es un giro importante en mi trayectoria, así como toda la puesta en escena, los movimientos y el vestuario son una apuesta muy potente de la directora.
TL: ¿Cómo fue el momento de la propuesta?
MI: Estaba aún lesionado cuando me llamaron pero, echando cuentas y viendo que sería en agosto, no pude decir que no porque pensé que ya estaría recuperado. Así que me lancé sin red.
TL: ¿Cómo se ve la vida desde el escenario?
MI: No se ve mucho, porque tienes unos focos que no te lo permiten, pero se siente. Notas que hay una energía super potente. Imagino lo que voy a sentir en Mérida, ante tres mil personas en el teatro más grande de España, al aire libre, a cielo abierto. Será una noche totalmente mágica.
TL: En este tiempo de descanso forzado, ¿a qué has dedicado el tiempo? ¿Has recuperado tus estudios o no tenemos aún psicólogo…?
MI: Todavía no lo tenéis. He leído mucho, eso sí, tanto de psicología como de otras muchas cosas y he estado en un proceso vital muy curioso en cuanto al reposo.
TL: ¿Mental también?
MI: Sí, sí.. He aprendido a estar tranquilo, a tener mucha paciencia en cuanto a la recuperación. Nunca he estado imposibilitado y yo, que soy muy activo, lo he pasado mal al no poder valerme por mí mismo en algunos momentos. He tenido una prueba diaria conmigo mismo, sobre todo mental. He tenido la suerte de nutrirme de personas que han estado en situaciones más complicadas y eso me ha ayudado muchísimo.
TL: Tú, que siempre has cultivado los pequeños placeres de la vida, entiendo que los amigos han sido fundamentales…
MI: Absolutamente. No sabes hasta qué punto. No me he encontrado solo en ningún momento. Mi madre ha estado siempre a mi lado, algo muy de agradecer porque soy muy pesado y he tenido mis momentos.
TL: ¿Descubriste un Maxi distinto?
MI: No mucho porque siempre he sido muy consciente de lo que tengo y lo que no. Hay gente que, cuando pasa por esos momentos y se ven inferiores, viven una cura de humildad. Por suerte, yo no he pasado por eso porque siempre he sido igual en todas las situaciones.
TL: ¿Todo lo que pasa, conviene?
MI: Imagino que sí. Y que todo pasa por algo, también. Me he agarrado a esa frase de un amigo y entiendo que estoy en un aprendizaje y asentamiento personal, así que ¡bienvenido sea!.
TL: Solo tienes 27 años y un background que gente adulta ni se imagina. ¿Cómo se gestiona eso?
MI: Es verdad. Conozco gente entre los 25 y 35 que están visiblemente perdidos. Y más gente que con menos años tienen mucha motivación por el esfuerzo y el trabajo. Eso es fundamental. Lo que cuenta es que, por mi voluntad y mis capacidades, sé que voy a estar aquí. En mi caso, sé que ahora voy a hacer teatro clásico, pero me interesa mucho también lo que voy a hacer de aquí a algunos años.
TL: Si volvemos la vista atrás, nos tenemos que remontar a tus 10 años. A esa edad te llegó el éxito. ¿Gestionarlo bien en los años siguientes es lo que hace posible que la vanidad ni te roce?
MI: Es posible. Yo creo que, a día de hoy, soy el resultado de algo que se ha ido acumulando y almacenando en información buena. De eso me doy cuenta, sobre todo, con la gente que conozco. Los que tienes alrededor son los que te indican por qué camino vas.
TL: Creo que eres de los pocos actores que conozco que dudó si dedicarse a la interpretación en el momento del éxito porque no te gustaba el comportamiento de algunos que trabajaban en ella…
MI: Al margen de que no me gustara, que también, es que no lo entendía. La vanidad, los egos.. no entran en mi cabeza. Hoy, con el tiempo, he llegado a comprenderlo todo y lo respeto. Entendimiento + respeto = no lo comparto, pero me ayuda a ir colocándome en el mapa de alguna manera. He pasado de una actitud de choque a que me haga gracia verla en algunos compañeros. Con el tiempo te das cuenta de dónde encajas más y dónde estás más cómodo.
TL: ¿Haces todo por un motivo?
MI: Valoro siempre lo que a priori me aporta. Me muevo por lo que me estimula y lo que me da algo. No tengo envidia del éxito de mis compañeros y lo demuestro en público y en privado.
TL: ¿Volverías a ser un desconocido?
MI: Si volver a ser anónimo me quita de las cosas que sé y tengo a día de hoy ¡nada! No es que me guste ser famoso, pero es la consecuencia de mi trabajo. La fama tiene sus cosas negativas, como las hay en todos los trabajos, pero yo me quedo con las buenas. A mucha gente se le olvida para quién trabajamos y eso es algo que yo tengo muy presente.
TL: ¿Tienes un plan B si las cosas no salen como tú esperas?
MI: Tengo muchos planes B y C (risas) Uno de mis planes es ayudar a quien lo necesita, la solidaridad debe estar presente en nuestras vidas. Y, como plan D, como soy patrón de barco, pienso en irme a Dubai y llevarle el barco a algún jeque árabe (risas).
TL: ¿Te asusta que no suene el teléfono como hasta ahora?
MI: Eso es como en ‘Breaking bad’, cuando el tío dice: “A mí no me llaman a la puerta, soy yo el que llamo”. Si no suena el teléfono, ya haré yo las llamadas. No me da ningún pudor pedir trabajo. Nos cuesta hacerlo porque es un tema de ego, de pensar «yo estoy por encima de eso» o de cuestionarse lo que van a pensar los demás. Creo que esa actitud puede hacer que muchas veces te quedes en casa.
TL: ¿Cómo son tus castings ahora?
MI: Una maravilla, me encanta hacer castings porque son una oportunidad más de romper con la ayuda evidente y el desconocimiento total. Y, si no me dan el papel, es que están muy equivocados. (risas)
TL: ¿Qué te lleva al cine?
MI: Un actor debe ver de todo. En mi caso, yo veo desde lo más comercial a películas en las que, a lo mejor, estoy solo en la sala.
TL: En septiembre se estrena la segunda temporada de ‘Ingobernable’, un trabajo que hiciste al otro lado del charco…
MI: El día 14 en Netflix, ya lo podemos decir. Esta temporada viene cargada de polémica.
TL: ¿Te ha venido bien trabajar en otros países?
MI: ¡Imagínate! Me ha venido muy bien no solo a nivel profesional, sino también personal. Sin duda.
TL: ¿Es una cura de humildad hacer allá un casting? Te vas siendo alguien aquí y, posiblemente, allí seas solo un número…
MI: Así es y por supuesto que es una cura de humildad. Es como empezar de nuevo y te das cuenta, de nuevo, que esto es duro.
TL: ¿Te has arrepentido alguna vez de haber elegido este camino?
MI: No. Me podrá gustar más o menos algún momento vivido, pero arrepentirme no.
TL: ¿Gestionas mejor el halago o la crítica?
MI: Me encanta que me pongan a caldo, que me insulten. Los que lo hacen suelen hacerlo por falta de información y desconocimiento de lo que están diciendo. Hay gente que quiere mucho protagonismo en RRSS y no sabe cómo conseguirlo. Yo no les sigo el juego.
*Localización: ‘Blue Bar’ en The Westin Palace Madrid. *Próxima semana: Alain Hernández.