MoLI un museo con 1500 años de literatura irlandesa donde las palabras son imágenes
El Museo de Literatura de Irlanda resume 1500 años de literatura irlandesa en un espacio que tiene como protagonista al enigmático James Joyce.
Apuesto a que no has visitado nunca el Museo MoLI, a menos que seas un enfermo de literatura como Vila-Matas. Hablamos del Museo de Literatura de Irlanda, un museo extraordinario y muy íntimo que abrió sus puertas en 2019. Un lugar que destaca no solo por la relevancia del contenido que engloba, sino por cómo trata de equilibrar el peso de la cultura irlandesa a través de figuras literarias de la magnitud de Oscar Wilde, Bram Stoker, William Butler Yeats o Bernard Shaw. Todo esto, además, manteniendo como piedra angular la andadura literaria de James Joyce, indiscutible mito de las letras irlandesas y uno de los escritores más influyentes del siglo XX.
Pues bien, han pasado 100 inviernos desde que éste escribiera su obra emblemática, Ulysses (1922). El acrónimo de MoLI responde al nombre de la heroína de Joyce, Molly Bloom, personaje femenino que fue increíblemente impactante e inspirador en su vida y que aparece en su obra maestra. La idea era que fuera un museo dirigido a un público “culturalmente curioso” que pudiera encontrar allí semillas inspiradoras de voces hablando una misma sintonía.
Ubicación y aspecto del museo MoLI
La historia comienza en la Newman House que es donde se ubica el MoLI. Es a nivel poético ‘un lugar de acogida e inspiración’ y a nivel arquitectónico dos casas georgianas, ahora unidas. Una ubicación histórica en el barrio acomodado que heredó su nombre del estilo arquitectónico georgiano y donde se mezclan altas fachadas de piedra gris, o tocho rojo visto, puertas de colores chillones y portones de hierro forjado.
Se encuentra además frente al St Stephen’s Green Park, uno de los parques más emblemáticos de Dublín donde justamente se halla el busto de Joyce mirando hacia su antigua Universidad.
El edificio se distribuye en tres plantas, cada una con un tema en una maravillosa colisión de arquitectura antigua y nueva. La planta baja es un lugar temático con exhibiciones inmersivas, la primera planta es voz y la segunda, inspiración.
La historia es larga y curiosa pero este sería un resumen para tener una referencia de cómo se gestó la idea. En 2010, la Biblioteca Nacional de Irlanda (NLI) y el University College Dublin (UCD) estaban explorando la idea de una alianza creativa.
Querían que reuniera dos activos únicos: las colecciones de James Joyce de la NLI (que ya no estaban en exhibición pública) y la propiedad histórica Newman House de la UCD. Parece anecdótico pero no lo es, ya que esta casa fue el hogar de estudiantes de Joyce. Una importante donación de la Fundación Naughton financió la mitad de su costo estimado e hizo así posible esta maravilla de museo.
Una profunda transformación
El trabajo de adaptación del edificio fue nominado para el premio Public Choice Award del Royal Institute of the Architects of Ireland 2020. El proyecto arquitectónico realizado por los arquitectos Scott Tallon Walker comenzó en 2012 y se basó en una conversión de la Newman House con un presupuesto de poco más de 6 millones de euros.
Así se transformó la antigua sala de exámenes de la UCD (el ‘Aula Max’) en un espacio de exhibición con una superficie construida de 3.600 m2, de los cuales unos 500 m2 eran de nueva construcción, incluida la adición de un entrepiso. Pero además, los diseñadores de exposiciones Ralph Appelbaum Associates tuvieron que diseñar una exposición que tuviera a Joyce y las colecciones de NLI en su centro, pero que permitiera explorar la escritura irlandesa desde el pasado hasta el presente.
Dublín, Ciudad de la Literatura
La capital irlandesa forma parte de la Red de Ciudades Creativas de la UNESCO como Ciudad de la Literatura. Si las paredes del MoLI pudieran hablar susurrarían las historias escondidas tras el universo de un museo distinto, un artefacto con nombres y apellidos, cual tesoros literarios tremendamente inspirador. Cada espacio esconde algo invisible que arroja una nueva luz sobre los escritores del pasado. Lo hace a través de la asociación con artistas vivos que exploran la riqueza y la profundidad de la tradición literaria irlandesa.
Desde la primera escritora conocida de Irlanda (c. 900) hasta la poeta contemporánea Paula Meehan, la magia de las exposiciones tiende un puente muy difícil que conecta más de mil años en tres lenguas: gaélico, inglés y Riverrun. Este último se llamado así por la primera palabra de Finnegans Wake de Joyce.
El Museo MoLI habla de Joyce
Dondequiera que mires el Museo MoLI alberga una serie de fascinantes tesoros literarios. Es el caso de la primera edición de la famosa “Copia No. 1” de Ulyses de Joyce” que Harriet Shaw donó a la Biblioteca Nacional en 1952; cientos de páginas manuscritas por él, algunas con anotaciones; o una carta de Joyce a William Butler Yeats…
Exposiciones originales, artefactos preciosos y un jardín en la parte posterior acertadamente llamado “Jardín de Lectores” con un aire romántico muy dublinés que me eclipsó al recorrerlo y ver que conducía directamente a los Jardines Iveagh. Desde el jardín escucho a Joyce que dice: “He puesto muchos laberintos y enigmas en mi novela que mantendrán ocupados durante siglos a los profesores discutiendo sobre lo que yo quería decir. Es la única manera de lograr la inmortalidad”.
Un escritor precoz, complejo e inmortal
Los libros inspiran, provocan, emocionan y van directamente al corazón. Eduardo Lago, uno de los mayores expertos del autor, lo sabe muy bien. Por ello dice que “hay en Joyce una exploración muy profunda de la amistad, la soledad y el amor”.
Joyce fue un escritor precoz para los tiempos que corrían, levantó su literatura sobre un polvoriento camino. Fue un escritor complejo y difícil de abordar, pocos lo han terminado y pocos lo han entendido. Él y sus juegos de palabras lo tacharon de irónico, excéntrico, cosmopolita, intratable soñador, poliédrico y anárquico. Creó un “nuevo lenguaje” llegando a ser un clásico y a la vez un contemporáneo.
Me temo que nadie le conoció nunca a fondo, pero él y su monólogo interior, consiguieron trascender. El MoLI nos cuenta su sabiduría, sus murallas, los engranajes de su revolucionaria literatura… por ello parece importante viajar allí ahora, a Dublín inexorablemente.