¿Conoces el Síndrome de Jerusalén?

El fervor religioso nos puede jugar una mala pasada cuando viajamos a Tierra Santa.

Patricia Peyró. 04/04/2023
(Foto: Pixabay)

En plena celebración de la Semana Santa es el momento de “hincharse” a celebrarlo, y no nos referimos precisamente a las torrijas. Además de las películas romanas y de la pasión de Cristo en modo bucle, buena parte del anhelado empacho de la Semana Santa proviene de las procesiones y las fiestas religiosas. Este fervor por la celebración anual de los últimos días de Cristo puede llegar a su máximo exponente si se viaja a la Ciudad Santa. Una vez allí, algunos viajeros experimentarán el Síndrome de Jerusalén, una extraña condición psiquiátrica relacionada con los sentimientos religiosos.

Síndrome de Jerusalén Semana Santa (Foto: Pixabay)
La emoción despertada al visitar los lugares descritos por las Sagradas Escrituras puede suscitar una descompensación psicótica a través del Síndrome de Jerusalén (Foto: Pixabay)

De dónde viene la devoción por la Semana Santa

La Semana Santa es, junto a la Navidad, una de las fiestas más bonitas del año. Su carácter religioso nos ha permitido, durante nuestra infancia, ser testigos de toda una tradición de misas y procesiones con una alta intensidad emocional vinculada a la religión católica, a la que casi todos pertenecemos en nuestro país. Así, siendo niños, muchos hemos podido ver llorar de emoción a nuestros padres y, por supuesto, a nuestros abuelos y tías-abuelas más fervorosas.

Ya fuera en el pequeño pueblo de origen familiar o en las grandes ciudades como Sevilla, Málaga, Madrid o Cuenca (por poner ejemplos de ciudades con procesiones muy conocidas) hemos podido festejarlo con una mezcla de fascinación, asombro e incluso un poco de miedo en el caso de los niños más pequeños.

En algunas regiones de España, fundamentalmente en Andalucía, la devoción religiosa es tal, que da lugar a las famosas cofradías tan presentes en la Semana Santa, y que ya dejan ver a muchos niños en sus filas. Estos niños cofrades vienen a ser el relevo generacional que mantendrá viva toda la tradición de la Semana Santa en el futuro. El aspecto cultural y emocional que se vive en estas fechas será precisamente lo que despierte, cada año, la nostalgia y el anhelo de la tradición, haciéndonos tal vez volver al pueblo para celebrar allí la Semana Santa.

Síndrome de Jerusalén Semana Santa (Foto: Pixabay)
El afectado normalmente se identifica con algún personaje bíblico y actúa tratando de imitarlo (Foto: Pixabay)

Otros viajes religiosos

Y si bien lo más habitual es retornar al origen y disfrutar de las festividades religiosas locales que nos resultan más familiares, hay quien prefiere viajar a otros lugares para seguir conectando con la Semana Santa y conocer así nuevas procesiones y costumbres. Esto permite ir experimentando otras vivencias de carácter más espiritual mientras se conecta con el misterio de la religión.

Dentro de la ovación a la religiosidad propia de estas fechas, muchas personas aprovecharán para viajar a Jerusalén y así conocer en primera persona los lugares bíblicos que nos son tan conocidos gracias a la historia. Como no podía ser de otra manera, Jerusalén, como destino, viene a ser la Meca de los cristianos de todo el mundo.

Síndrome de Jerusalén Semana Santa (Foto: Pixabay)
Buena parte de la celebración de la Semana Santa está en torno a las procesiones y otros actos litúrgicos muy emotivos (Foto: Pixabay)

Lo que puede suceder si se viaja a Israel

Con independencia de que el viaje se haga o no en Semana Santa, tanto en psicología como en psiquiatría es bien conocido el Síndrome de Jerusalén.  Según el artículo publicado por la Universidad de Cambridge en The British Journal o Psychiatry , se trata de un trastorno psiquiátrico que se observa en algunos turistas y peregrinos, con una incidencia de hasta unos 100 casos al año, según reportaron desde el Centro público hebreo de salud mental Kfar Shaul.

Siendo de carácter agudo y presentando síntomas tan graves como las alucinaciones y delirios, el Síndrome de Jerusalén no tiene por qué estar necesariamente asociado a una psicopatología previa, sino que se puede presentar de forma espontánea en gente normal y “mentalmente sana”; esto es, sin antecedentes previos.

Síndrome de Jerusalén Semana Santa (Foto: Pixabay)
El Síndrome de Jerusalén típico es un episodio de “locura transitoria” que desaparecerá en unos días si no hay antecedentes mentales (Foto: Pixabay)

En qué consiste el Síndrome de Jerusalén

En todos los casos, el Síndrome de Jerusalén se asocia a conductas motivadas por intensos sentimientos de religiosidad en la persona que lo padece y puede ser de tres tipos:

  • Tipo I: Lo componen las personas que tienen ya una psicosis de base y acuden a Israel como parte de sus ideas delirantes, como pueda ser el cumplimiento de alguna misión.  Suelen ser, por tanto, personas que viajan hasta allí solas.
  • Tipo II: Aunque no existe un diagnóstico de esta índole, en este grupo existe una cierta fragilidad mental en la persona y unas tendencias obsesivas que lo hacen más susceptible de descompensarse psicóticamente. Suelen viajar en grupo.
  • Tipo III: No existen antecedentes de enfermedad mental, sino que le puede suceder al llegar allí a cualquier turista de los que va en un viaje organizado.  Se trata entonces de un “Síndrome de Jerusalén puro”.  En estos casos, la afección remitirá sola y pasados unos días.
Síndrome de Jerusalén Semana Santa (Foto: Piqsels)
La Semana Santa es una de las conmemoraciones religiosas más importante para los católicos y los cristianos de todo el mundo (Foto: Piqsels)

Los síntomas del Síndrome de Jerusalén

Según explica la doctora en psicología de origen polaco Katarzyna Prochwicz, y refiriéndose a los casos puros, el  síntoma principal de este trastorno es la identificación con un personaje de la Biblia y la exhibición de comportamientos que parecen ser típicos de este personaje”. Los afectados por esta descompensación psicológica pasarán típicamente por siete estados fácilmente identificables por los expertos clínicos, pero también por los guías turísticos:

  • Sensación de ansiedad y agitación.
  • La persona quiere separarse del grupo e irse sola a recorrer Jerusalén.
  • Deseo de aseo compulsivo mediante el baño, la ducha y cortarse las uñas de las manos y de los pies como parte de la necesidad de sentirse limpios.
  • Uso de los albornoces o ropa de cama del hotel para confeccionar túnicas blancas y largas hasta los pies.
  • Necesidad de gritar, recitar versículos de la Biblia o de cantar himnos.
  • Procesión hacia algún lugar santo de los citados en las sagradas escrituras.
  • Realización de un sermón predicativo en el lugar elegido, que será caótico y con poco sentido.

El asunto de este trastorno no es menor. Como decíamos, y en base a la incidencia reportada, hay que considerar que, de media, prácticamente cada dos días, se viene viendo allí a un individuo con síntomas del Síndrome de Jerusalén (¿Tal vez vestido con una cortina de hotel y unas renovadas chanclas Birkenstock?). Los expertos advierten de la importancia de identificar este trastorno cuanto antes y derivarlo a una unidad psiquiátrica. De no hacerlo así, es casi inevitable que el individuo pase por cada una de estas siete fases y que, efectivamente, termine dando su sermón en el Monte de los Olivos.

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