Granero, Mata… los futbolistas también van a la universidad
Uno de cada 16.000 futbolistas llega a vivir profesionalmente del deporte, pero ¿qué pasa con ese grupo de elegidos?
Por distintas razones fútbol y universidad no han ido de la mano a lo largo de la historia. Viajes, concentraciones, partidos o entrenamientos han sido coartadas utilizadas a lo largo del tiempo para justificar el ínfimo porcentaje de jugadores de élite que deciden cultivar la mente al mismo tiempo que lo hacen con el cuerpo; una falta de armonía entre ambos ámbitos que no por habitual deja de sorprendernos.
Pese a todo, son varios los futbolistas que se han animado a romper ese mito, buscando otras vías para labrar un futuro fuera de los campos de juego, deportistas que ponen empeño y dedicación para compaginar la práctica deportiva al máximo nivel con otras inquietudes intelectuales en cualquiera de los campos de la enseñanza superior.
La historia nos deja varios nombres que consiguieron conciliar ambas facetas alternando el césped y las aulas, la pelota y los libros, jugando al fútbol de alta categoría a la vez que se integraban en la dinámica de la vida académica. Es el caso de José Eulogio Gárate, ‘El ingeniero del gol’, que recibía el apodo por su título universitario de ingeniero industrial.
José Martínez ‘Pirri’, 16 años en el Real Madrid, campeón de Europa con el equipo yeyé y que terminada su carrera de Medicina, llegó a formar parte de los servicios médicos del club durante 13 años. Como Pirri, Óscar pasó a ser el doctor Celada cuando dejó La Romareda para trabajar actualmente como médico de la Selección Española de Fútbol.
Alberto, ex delantero del Valladolid y Racing de Santander, se convirtió en el doctor López Moreno y es hoy jefe de los servicios médicos del Valladolid o Pablo Alfaro, el defensa aragonés especializado en ginecología, fueron otros casos de futbolistas que eligieron la bata blanca para sus estudios superiores.
Isacio Calleja, jugador como Gárate del Atlético de Madrid, desarrolló en paralelo al fútbol sus estudios de Derecho y al acabar su carrera deportiva se convirtió en procurador. También Ángel María Villar ejerció la abogacía tras licenciarse por la facultad de Deusto, hasta llegar a la presidencia de la Federación Española de fútbol.
Otros decidieron acudir a la economía, como Butragueño, actual director de relaciones institucionales del Real Madrid, quien se licenció en Ciencias Económicas y Empresariales, como Sanchís u Oleguer. Pardeza, otro integrante de la Quinta del Buitre, eligió letras para completar la licenciatura de Filología Hispánica.
Julen Guerrero optó por el Periodismo, Marchena por el Turismo y un caso muy especial ha sido el de Manuel Lucena, el defensa granadino retirado recientemente y que, tras 15 años como profesional del fútbol, entre partido y partido, entre viaje y viaje, completó una doble titulación de Ingeniería Industrial e Ingeniería Química.
En la actualidad, la universidad continúa siendo una asignatura pendiente para el fútbol de élite, muy pocos son los jugadores profesionales que, más allá del balón, deciden incorporar un título académico a su currículum. Diego Mainz, defensa del Granada, se licenció en Económicas, igual que Manu Herrera, portero del Zaragoza; Esteban Granero, centrocampista de la Real Sociedad se ha graduado en Psicología; Toni Doblas, hoy en el Toledo, en Periodismo y Diego Cervero, delantero goleador del Oviedo, es médico, como su padre y su abuelo.
Juan Mata, actualmente en el Manchester United de Inglaterra, estudia Ciencia de los Deportes, Educación Física y Márketing y el mediocentro del Zaragoza, Albert Dorca, ha completado en la Universidad Politécnica de Barcelona, la titulación de una de las carreras más complicadas, Ingeniería Industrial.
Utilizar el deporte como herramienta de formación se ha convertido en un auténtico reto para nuestros dirigentes, para ello es muy importante la implicación de los deportistas de élite; combinar estudios universitarios y deporte de alto nivel se hace indispensable en nuestra sociedad para seguir avanzando. Su condición de referentes en el modelo actual, obliga a incentivar una serie de valores y esfuerzos, ahora en desuso, que se unan a su talento en el ejercicio de su profesión, para crear un inventario de referentes deportivos y culturales que nos hagan crecer como personas y como sociedad.
