La guerra comercial entre Estados Unidos y China suma un nuevo capítulo a la historia. En esta ocasión, los personajes protagonistas son las empresas de ropa deportiva Nike, Adidas, Puma y otras 170 compañías más, que han decido unir sus fuerzas y mandar una carta al presidente Donal Trump, para que frene la subida de aranceles prevista para todos aquellos productos que sean importados desde el gigante asiático.
Esta medida, que fue aprobada por Trump el pasado 10 de mayo, implica una subida de los aranceles del 10 % al 25 % de todos aquellos productos procedentes de China. Este hecho supone un coste aproximado de 200.000 millones de dólares, que según las empresas, repercutiría de forma directa sobre los consumidores.
Ante esta situación, las compañías han decidido unirse y presionar al presidente de los Estados Unidos, con el objetivo de que dé marcha atrás en su decisión. “Como las principales compañías americanas de calzado, con cientos de miles empleados por todo Estados Unidos, te escribimos para pedirte que elimines el calzado de la lista de productos publicada por la autoridad comercial estadounidense el 13 de mayo”. La subida de aranceles hasta el 25 % en el calzado será una catástrofe para los consumidores, las empresas y para el conjunto de la economía americana”. Señalan las empresas en la misiva a Donal Trump.
Y es que, según apuntan los productores, el sobrecoste producido por dichos aranceles lo acabarían pagando los consumidores, que tendrían que hacer frente a una subida de los precios de los productos. Sin embargo, estos no serían los únicos perjudicados, ya que este problema también tendría consecuencias sobre los contratos de patrocinio que las marcas deportivas Nike, adidas y Puma tienen con numerosas celebrities y deportistas de élite.
Adidas es una de las firmas que siempre ha apostado por las grandes estrellas para sacar colecciones de zapatillas, que se vuelven un auténtico fenómeno entre los consumidores. Un ejemplo de ello es su reciente colaboración con la cantante Beyoncé. En concreto, adidas va a lanzar una colección junto a Ivy Park, la firma de Beyoncé. Fue la propia cantante la que lanzó un adelanto con unas fotografías en su cuenta de Instgaram. En ellas se la ve acompañaba de miles de deportivas de la marca y vestida con un body rojo, con el logo de adidas en la parte superior, por lo que parece que los colores rojo y amarillo serán los grandes protagonistas de la colección.
Junto a la cantante americana, se encuentra la modelo Keylie Jenner, quien ha sacado a la venta junto a adidas, la colección Falcon. Y también del mundo de la música, podemos ver a Dua Lipa, que colaboró en una de las últimas campañas de ropa deportiva de la marca.
En el caso de Nike, esta marca apuesta por los deportistas de élite para que sea la imagen de sus productos. Uno de los principales colaboradores es el futbolista Cristiano Ronaldo, quién además de lucir la equipación Nike con la selección portuguesa, cuenta con sus propias botas de fútbol personalizadas. Quien también cuenta con la ropa de Nike para sus torneos es el tenista español Rafa Nadal, al que podemos ver siempre en sus competiciones con total looks de Nike y que cuenta con su propia colección de ropa para jugar al tenis.
Siguiendo con el plano de celebrities, hace apenas unas semanas, Cristina Pedroche lanzaba con Puma unas deportivas diseñadas por ella misma. Sin embargo, la relación entre la presentadora y la marca viene de lejos, puesto que ha colaborado en el pasado con ellos como imagen de sus campañas.
Quien también colabora con Puma es la estrella internacional Selena Gómez. La cantante y actriz norteamericana cuenta con su propia colección de ropa, inspirada en su ciudad de origen, Grand Prairie, en Texas. Una línea de ropa de estilo retro y urbano, que se centra principalmente en la comodidad para viajes largos.
Todos estos productos podrían experimentar grandes subidas de precio si la administración Trump no llega a un acuerdo con adidas, Nike y Puma sobre los aranceles que se deberían de imponer a sus importaciones. Otra de las opciones que le quedan a las empresas es tratar de trasladar su producción a Estados Unidos, un proceso para el que, aseguran, se requieren años de planificación y que tampoco resultaría barato.
*Fotografía principal: Gtres
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