En la voz de Ernesto Cardenal la poesía se transforma en un arma poderosa para combatir la injusticia y exaltar la belleza de la vida. Sus versos, cargados de profundo compromiso social, espiritualidad y lirismo, lo convirtieron en uno de los pilares fundamentales de la literatura hispanoamericana del siglo XX. Más que un poeta fue un incansable soldado de la justicia social. Su legado cruzó fronteras convirtiendo al sacerdote, poeta, escultor y revolucionario en una figura emblemática de la lucha por la libertad y la justicia.
Desde la Fundación Ernesto Cardenal sus ideales se mantienen vivos y premian cada año a personalidades afines a su batalla por la equidad colectiva. Este año la entidad ha reconocido la labor de la escritora Elena Poniatowska, Premio Cervantes 2013, otorgándole su Premio Internacional. Además, el Premio a la Concordia y Derechos Humanos ha recaído en el empresario, escritor, poeta y filántropo Alejandro Roemmers, quien dedica la mayor parte de su tiempo y recursos a apoyar causas sociales y culturales.
Su vocación empresarial, que desarrolló durante 20 años gestionando la empresa familiar, le valió para engrandecerla aún más. Pero como buen visionario, también utilizó su imaginación en pro de la implicación comunitaria.
En el marco de estos humanísticos premios se celebró en la Universidad Pontificia de Comillas de Madrid una mesa redonda. En ella participaron Alejandro Roemmers, Elisa Yarte (responsable de patrocinios de Iberdrola) y Severiano Solana (director de estrategia y sostenibilidad de CaixaBank), compartieron sus conocimientos e ideas en el ámbito de las políticas de contribución social.
Todos afirmaron, con sus diferentes aportaciones empresariales, que en el mundo empresarial contemporáneo, la noción de responsabilidad social ha evolucionado más allá de los simples márgenes de lucro. Lo ha hecho hacia un enfoque más amplio que abarca la responsabilidad con la sociedad en su conjunto. En este sentido, los ponentes y sus empresas han adoptado políticas proactivas que van más allá de su actividad comercial, demostrando un compromiso sólido con el bienestar social y la sostenibilidad. Roemmers en una ponencia destacada, resaltó «la importancia de humanizar el capital y cultivar una cultura empresarial que valore el desarrollo humano e invierta en la comunidad».
La entrega de premios se formalizó el 16 de mayo en la Biblioteca Nacional. El acto fue todo un canto a la esperanza y a la unión, exaltando la importancia de la excelencia y los valores. En una ceremonia emotiva y llena de simbolismo, la Fundación Ernesto Cardenal reconoció el trabajo y la conciencia cívica de los premiados. Dos ejemplos de esfuerzo para la construcción de un mundo más justo, solidario y pacífico.
El acto, cargado de sentimiento y de profundo amor a la literatura y a la lengua española, fue todo un homenaje a la humanidad y al triunfo de la inteligencia. Los laureados, ejemplo para todos, fueron reconocidos por su incansable labor en pro del bienestar común, manteniendo viva la ilusión y reforzando la importancia de los lazos que unen a Hispanoamérica.
Los premios destacaron la importancia de la lengua española como un elemento clave de nuestra identidad, como un nexo entre las culturas de Hispanoamérica, símbolo de alianza y progreso. Se recordó la frase de Federico García Lorca: «El español que no conoce América no sabe lo que es España» haciendo hincapié en la riqueza cultural y patrimonial que compartimos y en la importancia de los lazos que nos unen: idioma, cultura y patrimonio. En este contexto se evocaron las palabras de Ernesto Cardenal: «El poeta no puede mentir porque sirve a la palabra», resaltando el poder de la poesía como la más potente herramienta para transmitir los principios de humanidad y procurar un mundo mejor.
Poniatowska y Roemmers, reconocidos por su trayectoria en la lucha por la igualdad, la solidaridad y la justicia social, representan un faro de optimismo para las nuevas generaciones. Su ejemplo inspira a seguir trabajando por un mundo más justo y equitativo, donde la ejemplaridad, la verdad y la honestidad sean los pilares fundamentales de la sociedad. Una alabanza a nuestra confraternidad y a que el trabajo en común sean la clave para construir un futuro mejor. Mi más sincera enhorabuena a los galardonados.
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