Adiós, Marc by Marc Jacobs

No está siendo un buen mes para el diseñador estadounidense Marc Jacobs. Hace unas semanas confirmó que su segunda línea Marc by Marc Jacobs desaparece y será absorbida por la marca principal, propiedad al 80% de LVMH. Un cambio que se anuncia como positivo, hacia el posicionamiento de una marca unificada dentro del sector de lujo. Pero que no deja de darle quebraderos de cabeza al diseñador neoyorkino de 52 años. Y cuando la industria de la moda aún estaba asimilando este cambio en el rumbo de Jacobs, la empresa deportiva alemana, adidas, anunciaba una demanda contra el diseñador y su segunda línea asequible por competencia desleal.

Adidas cree que varias chaquetas de la última colección de Marc by Marc Jacobs son sospechosamente parecidas a las propias, porque tienen líneas en los costados de las mangas, muy similares a las que desde hace décadas definen el estilo de la famosa marca deportiva internacional. Jacobs tiene cuatro rayas. adidas, tres. Pero las considera como un icono generacional, sin importar su número. Por eso la demanda ya está presentada en el estado de Oregón por plagio del eterno chándal de la marca deportiva. Creen que es una cuestión de propiedad intelectual y de prestigio. “Los consumidores han asociado el motivo de las tres rayas con adidas y por ello podrían sentirse inducidos a creer que las prendas han sido producidas, autorizadas o licenciadas por adidas”, reza la demanda, que exige la retirada inmediata de las prendas de Jacobs del mercado y una jugosa indemnización.

No está claro cómo evolucionarán los argumentos jurídicos de este caso. Mientras tanto, Marc Jacobs está planeando cómo dará el cambio de rumbo que desea para su firma. Quiere apostar por simplificar su empresa y concentrarse en el sector de lujo, en el que tiene amplia experiencia y reconocimiento, tras los 16 años que pasó en la dirección creativa de Louis Vuitton.

Marc by Marc Jacobs nació como oferta más asequible para todos los bolsillos, sin olvidar la calidad de su alta gama. Pero no funcionó como se esperaba. Quedó siempre en tierra de nadie entre Jacobs y las dos diseñadoras a cargo de la segunda línea, Huella Bartley y Katie Hillier. Ni siquiera convencía el nombre, algo repetitivo y enrevesado. También es cierto que esta decisión se basa en parte en cuestiones personales. Marc Jacobs y su mano derecha, Robert Duffy, quieren más tiempo libre, después de tantos años compaginando tantos frentes.

Queda ahora entre interrogantes el futuro de las 200 tiendas que tiene la segunda firma por todo el mundo. Lo que sí queda claro el cambio hacia la unificación, para posicionar el producto a niveles intermedios y más asequibles, entre el sector premium y la industria del lujo. Y no es un cambio menor. El diseñador quiere impulsar el valor de su marca y su identidad en el sector. No conviene olvidar que, desde que Jacobs salió de Louis Vuitton a finales de 2013, se rumorea la salida a bolsa de Marc Jacobs, que actualmente factura alrededor de 1.000 millones de dólares al año y cuyo futuro aún está por escribir.