Desde 2018, fecha de su salida a bolsa, las acciones de Aston Martin han caído un 92 %. Sin embargo, las cosas han mejorado recientemente y las acciones subieron un 36% en los últimos cinco días.
La euforia bursátil se ha activado, a pesar de que el equipo de Fórmula 1 de Aston Martin es una entidad separada de la empresa cotizada. Sin embargo, estas guardan una gran relación, dado que la escudería es propiedad de Lawrence Stroll, mayor accionista de Aston Martin Lagonda.
El equipo de F1 se está convirtiendo en el mayor escaparate y promoción para la venta de sus automóviles, más aún con actuaciones como la del domingo, en la que superó a marcas míticas como Ferrari y Mercedes. La semana pasada el grupo reconoció que, gracias a la Fórmula 1 más del 60% de los clientes eran nuevos en la marca.
Aunque las acciones se impulsaron esta semana por el podio sorpresa de Fernando Alonso, cabe decir que el crecimiento comenzó antes de que el piloto asturiano lograse su vitoreado tercer puesto. Estamos hablando de un rally del 76 % en seis meses. Eso sí, desde valores totalmente ridículos, pues Aston Martin Lagonda cotizaba en 10.000 libras esterlinas en 2018 y ahora lo hace en 256 libras.
Las cifras presentadas por Aston Martin la semana pasada, si bien supusieron un aumento de los los ingresos en un 26% con respecto a 2021, hasta alcanzar los 1.550 mil millones de euros, se vio oscurecida por el registro de una pérdida antes de impuestos de 560 millones de euros para 2022, más del doble que en 2021. La subida en unidades de vehículos fue de un 4%, rondando los 6.400 vehículos vendidos, mientras esperan superar los 7.000 en 2023.
Los analistas atribuyen gran parte de esta pérdida al mal comportamiento del modelo de superlujo Valkyrie Hypercar, un automóvil de F1 legal de carretera, que tiene un precio de 2,8 millones de euros. No es muy de extrañar que con semejante precio la compañía tan solo consiguiese vender 80 unidades en 2022.
Además, a mediados del pasado año la compañía indicó que tenía dificultades para satisfacer los altos niveles de demanda de modelos nuevos. Se vio afectada por una escasez muy considerable en la cadena de suministro debido a la carencia mundial de semiconductores y otros problemas logísticos.
Más de 350 de los SUV de Aston Martin, el DBX707, no pudieron ser entregados a los clientes a finales de junio. Un hecho que costó a la empresa más de 90 millones de euros.
La cotización de Aston Martin se había visto frenada en los últimos tiempos por las dificultades para sanear sus balances. Los analistas que aplauden los resultados y previsiones de la semana pasada, siguen advirtiendo de su delicada situación financiera. Estos problemas han forzado ampliaciones de capital en las que han entrado nuevos accionistas, como el fondo soberano de Arabia Saudí y el grupo automovilístico chino Geely.
Dentro de esta dificultad financiera que experimenta la compañía británica es positivo observar cómo ha reducido su deuda neta desde los 1.000 millones de euros en 2021, hasta los 850 millones a finales de el pasado año. Sin embargo, se necesitan más noticias positivas para que marca recupere, al menos, parte de la gran capitalización bursátil de antaño. Esperemos que Fernando Alonso siga dándolas en las siguientes carreras.
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