Cambio de rumbo en J. Crew

Hace pocas semanas, en una entrevista a The Wall Street Journal, Mickey Drexler asumía cierta falta de reacción para adelantarse a los cambios que el desarrollo tecnológico ha impulsado en el mundo del retail. Algo que desde estas páginas hemos advertido desde hace tiempo como una de las claves para sobrevivir en el sector. A sus 72 años, Drexler se hace a un lado después de 14 años al frente de uno de los grupos de moda más innovadores de Estados Unidos, pero que atraviesa un momento de dudas que se han traducido en unas cuentas algo decepcionantes. 

El año pasado, las ventas cayeron un 6 % hasta los 2.000 millones de dólares, un descenso que aún fue mayor, del 8 %, en tiendas comparables. Tampoco gusta el nivel de deuda que ha adquirido el grupo en los últimos ejercicios (más de 2.000 millones) en comparación con el efectivo del que dispone (unos 150 millones). Mickey Drexler admitía también en esa misma entrevista que quizá se han equivocado en su política de precios y en algunas colecciones.

Sobre esto último, la firma ya pasó la factura pertinente a Jenna Lyons, que después de 26 años llenos de talento, dejaba la dirección creativa a principios de primavera. J. Crew necesita recuperar el talento que la ha llevado a ser una de las firmas básicas para famosas de todo el mundo, como Michelle Obama, Reese Witherspoon, Sarah Jessica Parker o Katie Holmes. 

Al respecto de los precios, la intención de J. Crew es situarse en una zona más accesible para el público y recuperar la confianza de los clientes. En palabras del propio Drexler, volver a ser una marca «accesible, democrática y amigable». El encargado de gestionar el rumbo de la empresa hacia esos objetivos será Jim Brett, un directivo con amplia experiencia en el sector minorista y que proviene del grupo de muebles y decoración West Elm. Veremos si lo consigue.

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