La invasión de Ucrania por parte de Rusia en febrero de 2022 desencadenó una serie de sanciones internacionales, lideradas por Estados Unidos, la Unión Europea y el G-7. Estas medidas afectaron severamente a la economía rusa, con pérdidas masivas de reservas de divisas, una caída significativa del valor del rublo y paralización de la base industrial.
Aunque inicialmente efectivas, las sanciones están perdiendo impacto a medida que Rusia busca evadirlas. Lo hace adaptándose y utilizando tácticas como el comercio a través de terceros países y una “flota en la sombra” de petroleros.
A pesar de la presión económica, la economía rusa muestra signos de recuperación, impulsada por un aumento del gasto militar. Sin embargo, los críticos argumentan que las sanciones han sido insuficientes y se preguntan sobre su utilidad. En este contexto, se plantea la necesidad de intensificar las medidas restrictivas. Como el fortalecimiento de los controles de exportación, cerrar brechas en el tope de los precios del petróleo y ampliar las sanciones financieras.
Se destaca que la presión económica puede ser una estrategia efectiva a largo plazo, como se evidenció durante la Guerra Fría. Se proponen acciones adicionales, como utilizar los activos rusos congelados para ayudar a Ucrania y expandir las sanciones financieras. En conclusión, enfrentar a la Rusia de Putin requerirá un enfoque sostenido y serio por parte de Estados Unidos y sus aliados, aprovechando las herramientas económicas disponibles.
La reciente propuesta de prohibición coordinada por el G7 sobre la importación de diamantes no industriales extraídos, procesados o producidos en Rusia ha sacudido la industria de los diamantes. Marca un giro significativo en la economía global. Estas sanciones buscan privar a Rusia de una importante fuente de ingresos y son parte de un esfuerzo concertado por parte de los países del G7.
La prohibición se implementará en fases, con todos los miembros del G7 comprometidos a aplicar una prohibición directa de exportación de diamantes desde Rusia a partir del 1 de enero de 2024. Posteriormente, a partir del 1 de marzo de 2024, la prohibición se extenderá a los diamantes rusos pulidos en terceros países. Desde el 1 de septiembre de 2024, incluirá diamantes cultivados en laboratorio, joyas y relojes que contengan diamantes. Para asegurar la efectividad de estas medidas, se establecerá un sólido mecanismo de verificación y certificación basado en la trazabilidad para los diamantes en bruto.
La industria de diamantes ha experimentado un período tumultuoso desde el inicio de la pandemia, inicialmente beneficiándose de la demanda de compradores confinados en sus hogares que buscaban joyas de lujo. Sin embargo, la demanda disminuyó rápidamente a medida que las economías se reabrieron, dejando a la industria con un exceso de stock y enfrentándose a la caída de precios.
Ante esta crisis, las dos mayores mineras de diamantes del mundo han tomado medidas drásticas para estabilizar la situación. Han detenido prácticamente el suministro en un intento por frenar el colapso de los precios. Aunque estos esfuerzos han resultado en algunos aumentos de precios para los diamantes en bruto, la preocupación persiste. Sobre todo en torno a la posibilidad de nuevos suministros provenientes de las grandes reservas de las mineras, lo que podría poner a prueba la incipiente recuperación del mercado.
La reciente venta de Alrosa, una de las principales mineras de diamantes rusos, revela la polarización en la industria. La transacción se limitó a un reducido número de compradores. Principalmente indios, ya que muchos en la industria se han negado a negociar con gemas rusas después de la invasión de Ucrania por parte de Moscú. Los minoristas occidentales han expresado su reticencia a adquirir piedras de origen ruso, lo que ha llevado a una disminución en la demanda.
La guerra en Ucrania ha generado una profunda división en la percepción de los diamantes rusos. La decisión de los minoristas de boicotear estas gemas refleja una respuesta ética y política a la situación. La venta mensual de Alrosa, que solía involucrar a unos 50 clientes, ha disminuido drásticamente debido a esta postura adoptada por gran parte de la industria.
En conclusión, la prohibición internacional de importar diamantes rusos marca un cambio significativo en la dinámica de la industria.
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