El sector de las criptomonedas está protagonizando unos años que son una auténtica montaña rusa. Tras su boom en el 2020, con un mercado que estaba en una etapa plenamente alcista, todas las monedas de este ámbito empezaron a caer hasta llegar a valores mínimos. Aunque el Bitcoin o el Ethereum mantuvieron el tipo, no se libraron de protagonizar también fuertes caídas. Una situación que parece el reflejo de otra vivida casi cinco años antes y que ha demostrado la volubilidad de este mercado.
Extremos como ese son los que han llevado a que organizaciones de todas partes del mundo se hayan sentado a decidir qué hacer con las criptomonedas. Algunos países las han abrazado por completo y otros, en cambio, han decidido cortar con ellas de raíz. El último en dar un paso sorprendentemente firme ha sido Argentina. El país ha prohibido a todas las billeteras virtuales que se muevan en su país el ofrecer servicios de compraventa de cualquier tipo de criptodivisa.
El pasado cuatro de mayo, el Banco Central de Argentina emitió una orden directa. A partir de esa fecha, todos los proveedores de servicios de pago con cuentas de pago no pueden facilitar a los clientes ni tampoco realizar operaciones con activos digitales entre los que se incluyen, por supuesto, los criptoactivos. El comunicado dado por esta entidad bancaria es muy claro, aunque no cierra la puerta del todo. Y es que reconoce que sí será posible llevar a cabo estas operaciones o facilitarlas en caso de que sean con criptomonedas reguladas por la autoridad nacional que corresponda y por el propio Banco Central.
Es una medida que se ha tomado para reducir los posibles riesgos a los que se expondrían las personas que utilicen servicios financieros y el sistema nacional de pagos a la hora de operar con criptodivisas. Y es que, como ya hemos visto antes, la volatilidad del mercado de las cripto hace que no terminen de ser un valor seguro. Hay excepciones aun así. Por ejemplo el precio de bitcoin, que lleva una clara senda de recuperación desde diciembre de 2022. Con ella ha llegado a valores parejos a los de junio de 2022, pero muy lejanos a los picos registrados en 2021, época en la que creció con más fuerza.
A pesar de esto, la volatilidad del mercado es una explicación hipotética. En realidad, el BCRA no ha indicado a qué riesgos se refiere exactamente. Algunas de las billeteras afectadas se habían actualizado a finales de 2022 para integrar más posibilidades con el uso de monedas virtuales, y dicho avance se ha visto truncado con esta nueva normativa. ¿Hasta qué punto afectará al progreso del sector de las cripto en territorio argentino? Es pronto para vaticinarlo, pero desde luego supone un freno importante a su evolución.
No es la primera vez que el país vive la contundencia del Banco Central con respecto a las monedas digitales. La misma entidad estableció una sentencia similar en mayo de 2022 con la que prohibía a todos los bancos de Argentina facilitar el acceso al Bitcoin y otras monedas similares a sus clientes. Hasta entonces, muchas entidades permitían la compra directa de BTC, pero las cosas cambiaron por completo a partir de ese punto.
Cabe mencionar que no todos los bancos aplicaron esta nueva medida al momento, con algunas entidades resistiéndose y manteniéndose en su línea hasta pasado un buen tiempo. En aquella ocasión, el BCRA señaló el mismo argumento que ha señalado con la reciente iniciativa. Argumentó que esta medida se aplicaba también con el fin de mitigar riesgos, de nuevo, sin concretar a qué riesgos se refería.
Lo que sí dejó muy claro por aquel entonces era que la restricción se aplicaba a todos los criptoactivos, siendo estos cualquier representación digital de valor o derechos transferibles y almacenables de forma electrónica mediante una Tecnología de Registro Distribuido o similares. Descripción en la que entran todas y cada una de las criptomonedas que existen actualmente.
El movimiento que ha tenido lugar en Argentina es el enésimo caso de nuevas restricciones que surgen con las criptodivisas en el centro. Durante los últimos años, numerosas instituciones internacionales se han posicionado en contra de esta forma de dinero. Mientras, países como España han decidido abrazar esta tecnología, pero encuadrarla dentro de sus medidas de fiscalidad e impuestos.
Hay muchos enfoques diferentes, desde países que las tratan con total libertad hasta los que las bloquean por todos los medios posibles. Es muy difícil determinar cómo evolucionará este sector, ya que cada año surgen cambios que le afectan de un modo u otro. Aun así, su senda parece dirigirse hacia la normalización en el futuro.
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