París es una gran capital mundial, una ciudad en continuo cambio y movimiento. En el lugar en donde en su día se situaba la cárcel de La Bastilla, cuya liberación dio paso a la Revolución y al comienzo del Estado Moderno, se emplaza en la actualidad un fabuloso teatro de ópera, del mismo nombre. En plena Revolución Francesa el tétrico invento de la guillotina se situó y funcionó en un lugar central de la capital, en donde en la actualidad hay una gran noria que sirve de atracción turística.
Las tiendas más exclusivas de la Plaza de la Vendôme o de los Campos Elíseos, boutiques o relojerías de lujo, van a tener de vecino a un gran centro comercial de la multinacional del mueble IKEA. Este nuevo establecimiento se sitúa a tan solo 10 minutos del Museo del Louvre. El minorista sueco de muebles, el más grande del mundo, es conocido por sus grandes tiendas de autoservicio fuera de la ciudad, pero está adaptando su modelo de negocios ante la creciente competencia y para los clientes que prefieren la facilidad de comprar artículos de muebles online.
Es una tendencia que han seguido otros gigantes minoristas del país como Carrefour y sus tiendas urbanas Carrefour Express, o Decathlon, empresa líder mundial de material deportivo que también se ha extendido no solo a centros comerciales del extrarradio sino al propio centro de las ciudades. En el más puro estilo sueco, con música de la emblemática banda ABBA y con el personal de la tienda agitando banderas suecas azules y amarillas, IKEA abrió las puertas el pasado 6 de mayo en su primera tienda en el centro de París, en el distrito de Madeleine. La nueva tienda de 5.400 metros cuadrados se distribuye en dos niveles y da empleo a 140 personas.
La tienda incluye su emblemático restaurante, y ofrecerá clases de cocina y talleres sobre reparación de muebles o sobre renovación de viviendas. También acogerá exposiciones de arte. Los artículos que no se pueden adquirir directamente en la tienda se pueden pedir online y recibirlos en casa o en más de trescientos puntos de recogida para paquetes de hasta 20 kilogramos. El momento elegido parece complicado dada la creciente conflictividad provocada por los llamados chalecos amarillos, que están haciendo estragos en el comercio minorista parisino.
Sin embargo, los gestores de la multinacional sueca son optimistas y confían en el presidente Macron para la resolución del problema. La acogida parece que ha sido muy buena, sobre todo para aquellas personas con problemas de movilidad y tiempo. Muchos de sus clientes consideran que a pesar de que el tipo de mueble es económico no está exento de elegancia, incluso para los parisinos, acostumbrados a vivir en un muy elegante centro urbano.
«La Madeleine es un laboratorio de pruebas de innovación para nosotros. Queremos servir a las personas que conocen y aman a IKEA, pero piensan que IKEA está muy lejos», indicó durante la inauguración de la tienda Jesper Brodin, director ejecutivo de Ingka Group, que posee la mayoría de las tiendas de IKEA. «Si IKEA Madeleine tiene éxito, abriremos semejantes tiendas no solo en otras ciudades de Francia, sino también en los EEUU o Japón. El espacio de la tienda es más limitado que nuestros establecimientos de extrarradio, pero estamos aquí más cerca de los clientes, y aquellos muebles que físicamente no podemos tenerlos en la tienda los podrán encargar online», subrayó Brodin.
El grupo pretende, además, innovar en el sentido que planea implementar el alquiler de muebles en sus principales mercados para atraer a clientes cada vez más preocupados por el medio ambiente o aquellos que se encuentran de paso. «Sí, probaremos el alquiler de muebles en esta tienda (La Madeleine), probablemente dentro de un año», dijo Brodin. Desde que asumió el cargo de CEO del grupo en 2017, otro de los grandes esfuerzos de Brodin ha sido la integración del comercio electrónico en el modelo de negocio de IKEA.
IKEA tuvo ventas globales de alrededor de 39 mil millones de euros el año pasado y planea invertir más de 300 millones en Francia durante los próximos tres años. Dichas inversiones irán destinadas a mejoras en su red de tiendas existentes, la creación de nuevas tiendas en el centro de la ciudad, la oferta de nuevos servicios y la mejora de sus capacidades en línea. Francia es el tercer mercado más grande de IKEA, después de Alemania y Estados Unidos.
IKEA emplea a unas 10.000 personas en Francia, donde sus ventas aumentaron un 3 por ciento en el año fiscal 2017/18 hasta alcanzar los 2,80 mil millones de euros.
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