(Foto: Freepik)
La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca ha generado tanto revuelo a nivel político, social y económico que su presencia, sus decisiones e incluso lo que no hace, justifica desde hace unas semanas cualquier asunto. Como si se tratara del perejil de todas las salsas, su presencia no deja de revolucionar a partidarios y detractores por igual. No es de extrañar por lo tanto que su nombre salga a relucir si se analiza la nueva “fiebre del oro”.
El metal precioso por excelencia, refugio histórico de patrimonios y moneda de cambio a la que recurrir en tiempos de crisis, vive momentos de éxito. No son pocos los que miran su gráfica ascendente con optimismo, en especial los que negocian o poseen activos relacionados con el metal.
Pero cuando se trata del oro, este tipo de fluctuaciones deberían analizarse con la lógica cautela de quien sabe que el incremento de su precio podría augurar una crisis quizá más presente de lo que a simple vista parece.
Históricamente, el aumento del precio del oro suele augurar incertidumbre económica, crisis financieras o tensiones geopolíticas.
Sin ir más lejos, sucedió en enero de 2020, cuando la pandemia paralizaba el planeta mientras muchos buscaban aún qué eran un pangolín. O en la crisis financiera de 2008, cuando se desmoronó todo el sistema bancario mundial en medio de una fiesta hipotecaria sin cimientos.
“Los inversores buscan el oro no solo para preservar riqueza, sino como una cobertura contra la devaluación de la moneda y la inestabilidad financiera”, confirma Daniel Marburger, director de StoneX Bullion Gmbh.
Sin olvidar que incluso el oro podría caer de forma abrupta si las tensiones que lo impulsan desaparecen o se suavizan, su incremento en niveles nunca vistos resulta canto menos llamativo. Y no todo responde a un único factor.
En la situación actual del oro no todo es Trump. Con niveles nunca vistos de cotización y a punto de superar los 3.000 dólares la onza, su revalorización en las últimas semanas está motivada por varios elementos.
“Los bancos centrales principalmente liderados por China e India, han incrementado de manera progresiva sus tenencias de oro, mientras otros bancos centrales han ido adquiriendo oro después del inicio del conflicto bélico en Ucrania, debido a las sanciones y la congelación de activos sobre Rusia”, asegura Manuel Pinto, analista de mercados. La escasez que vive el metal resulta más que evidente.
Además, en el horizonte más cercano hay que tener en cuenta que “los precios del oro también se han visto impulsados por el creciente optimismo sobre el posible recorte de tipos de la Reserva Federal”, afirma Manuel Pinto.
Con todo, invertir en oro en estos tiempos es más fácil que nunca. Y es algo que se nota en todos los eslabones de la cadena. Por ejemplo, en “fondos cotizados en Bolsa respaldados por lingotes de oro. De hecho, la semana pasada, las entradas netas fueron las mayores desde 2022”, nos dice Manuel Pinto.
O en las plataformas online donde se puede comprar oro físico en múltiples formatos, como si se tratara de un supermercado. “Tradicionalmente, nuestra base de clientes ha sido alrededor del 75 % masculino, principalmente entre 35 y 50 años. Sin embargo, estamos viendo cambios notables. El inversor medio es cada vez más joven y nuestra clientela femenina se ha duplicado en comparación con hace cinco años”, afirma Daniel Marburger.
Unos compradores jóvenes que apuestan por el oro como “una estrategia de inversión a largo plazo” y que se decantan principalmente por el oro en lingote “especialmente en tamaños estándar como 1 oz, 100 g y 1 kg”, porque tienen mejor venta en el mercado secundario, según nos cuenta Marburger.
Los expertos, en su mayoría, coinciden en que este escenario alcista se mantendrá mientras persistan los riesgos geopolíticos, las compras sostenidas de los bancos centrales y la incertidumbre económica. Y también nos recuerdan que no todo es oro lo que reluce en el mercado inversor. Porque hay otros metales preciosos, como la plata, a la que no hay que dejar de seguir.
“Su precio se ha disparado, subiendo casi un 15 % desde principios de año. Actualmente se cotiza en torno a los 33 dólares la onza”, asegura Daniel Marburger. Aunque la evolución de la plata está ligada a “su utilidad en sectores como la tecnología y las energías renovables”, afirma Manuel Pinto. Nos recuerda sin embargo, de nuevo con Trump en el horizonte, que “el cambio de postura del gobierno actual en Estados Unidos sobre el sector, debería perjudicar su precio”.
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