Las empresas refuerzan sus planes estratégicos enfocados a la sostenibilidad. ESG (medio ambiente, sociedad y gobernanza) se han convertido en los tres ejes que vertebran algunos de los proyectos más ambiciosos para reactivar la economía y el empleo, como es el de Iberdrola. La principal energética española prevé invertir 75.000 millones de euros hasta 2025. Lo hará sobre estos sólidos principios que llevan siendo motor de su modelo de éxito desde hace dos décadas.
La apuesta por un desarrollo sostenible y la transición hacia una economía sin carbono han convertido a Iberdrola en un líder renovable mundial y en la segunda utility por capitalización bursátil del mundo.
Ahora, el grupo ha subido el listón y se ha fijado ambiciosos objetivos que, entre 2020 y 2022, se plasman en su plan ‘Energía para avanzar’. En él se fija 350 metas para cumplir antes del que termine el próximo año. Entre ellas destacan especialmente 48 objetivos concretos y medibles que afectan a los tres ejes: medio ambiente, sociedad y gobernanza.
Así, por ejemplo, en lo que se refiere al medio ambiente, Iberdrola situará sus emisiones en el entorno de los 100 g/kWh -actualmente ya ha logrado situarlas en 98 gramos-. Incrementará sus inversiones anuales en innovación hasta los 330 millones de euros; y digitalizará el 75% de sus redes, infraestructuras clave para garantizar la transición energética.
En el ámbito social, la compañía avanza para alcanzar un 25% de mujeres en posiciones de liderazgo. Asimismo, alcanzará los 33.000 beneficiarios de sus programas de becas y ayudas; y llevará el acceso a la energía a 11,5 millones de personas que a día de hoy carecen de ella, entre otros compromisos.
Desde el punto de vista del buen gobierno, Iberdrola espera proporcionar en 2022 planes de mejora en sostenibilidad al 80% de sus proveedores. El objetivo es lograr que un 70% de ellos apliquen políticas de sostenibilidad para finales de 2022.
Dentro de estos 350 compromisos de Iberdrola y metas ESG que comprende Energía para avanzar, destacan además algunas que extienden su horizonte más allá de 2022, hasta 2025. Así, por ejemplo, Iberdrola se ha fijado como objetivo situar las emisiones de CO2 por debajo de 70 g/KWh en cuatro años. Además, prevé invertir 400 millones de euros en I+D+i al final de ese periodo y sostener 500.000 empleos en todo el mundo a través de su cadena de valor o alcanzar un 30% de mujeres en posiciones de liderazgo dentro de la compañía.
Este fuerte compromiso con los principios ESG tendrá también su reflejo en la financiación del grupo, que es ya un referente mundial en financiación sostenible. Para 2025 el 100% de sus líneas de crédito estarán ligadas a criterios de sostenibilidad.
Estos compromisos revertirán en todos sus grupos de interés, incluyendo a accionistas, clientes y sociedad en general. De hecho, Iberdrola ya lleva veinte años demostrando que este modelo ESG es beneficioso a todos los niveles. Ha pasado de ser una utility local a convertirse en un líder energético global, que ha cuadruplicado su capacidad renovable, quintuplicado su EBITDA, cuadruplicado su beneficio neto y sextuplicado su capitalización bursátil. Todo al tiempo que ha reducido sus emisiones de CO2 en un 75%, ha cerrado sus plantas de carbón y triplicado la retribución a sus accionistas. Todo ello, acompañado de un profundo proceso de diversificación geográfica y fortalecimiento del balance.
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