Últimamente (y afortunadamente) damos más importancia a nuestra salud y paz mentales, al bienestar, a encontrar espacios seguros y rodearnos de personas vitamina que nos comprendan y nos apoyen… Y somos conscientes de que todo esto, alejado de lo que nos genera estrés y malestar, nos puede ayudar a tener una vida más saludable y feliz. Pero, ¿cómo desaprendemos lo que no nos funciona y hacemos ese cambio de chip? Volver a la escuela y contar con alguien que nos guiara sería estupendo, ¿no crees? Y lo cierto es que esto, de alguna manera, es posible. En Juno House.
Cuando un proyecto consigue el apoyo de más de 300 personas, a ciegas, antes de ver la luz, es por algo. O por alguien. En este caso, por ambas cosas: dos mujeres y una idea en común. Natalie Batlle y Liana Knight se conocieron en Nueva York pero han hecho realidad el sueño de sus vidas en Barcelona, con el apoyo de Eva Vila-Massanas, consejera.
Lejos de la extendida -y, si me permitís el spoiler, falsa- creencia de que las mujeres siempre nos movemos por envidia y competitividad entre nosotras, Juno House es un lugar pensado para el bienestar de y la cooperación entre mujeres. Una mezcla perfecta de ingredientes que lo convierten en un espacio “medicina”. «Al crear este lugar, pensaba en mí como usuaria», cuenta Natalie.
Juno House está ubicado en pleno corazón de la ciudad condal, en la calle Aribau, una de sus principales arterias. Allí ocupa y ha vuelto a llenar de vida dos edificios históricos: la antigua Farinera y la nave contigua. Un oasis de 1.400 metros cuadrados, acogedor e inspirador incluso antes de cruzar su puerta. Su terraza invita a frenar y a levantar la mirada para admirar la belleza de sus fachadas; y su recepción te ofrece una vista panorámica de la actividad diaria y el buen ambiente que se respira en su interior.
Quién no querría rodearse de gente a la que admira, conocer a personas que han alcanzado una meta que ansiamos conseguir, escuchar sus historias y aprender de ellas. Juntar a este tipo de perfiles intergeneracionales en un mismo lugar parece una utopía pero se da en este microuniverso.
Un espacio seguro basado en el “efecto madrina”, orgánico y entre mujeres. Un apoyo a la mentoría y al talento femenino para potenciar el desarrollo a nivel profesional y personal; un trampolín para proyectos emergentes y una matriz para alumbrar nuevas ideas. No es casualidad que Juno House deba su nombre a la diosa romana protectora y símbolo de la fertilidad.
Esta comunidad nació en abril de 2022 y, ocho meses después, ya tiene más de 500 socias, un 70% de ellas son nacionales y un 30% internacionales. Para acceder hay ciertos filtros y se realizan entrevistas personalizadas con preguntas cualitativas.
No es un club de entrada libre. Se busca la permanencia, generar una comunidad, conocer a las personas del grupo para generar experiencias y una agenda ad hoc. A cambio promete exclusividad, una buena orientación y acompañamiento desde el primer día, asesoría one-to-one y fomentar sinergias efectivas.
Una comunidad donde se valora la variedad de perfiles profesionales, de edad o etnias y se identifican los objetivos comunes. De ahí que, al margen de los grupos por sectores (diseñadoras, abogadas, ingenieras…), surjan otros grupúsculos por afinidad y de manera orgánica.
Hay madres, emprendedoras, empresarias consolidadas, interesadas en tecnología, moda… y un calendario de actividades para formarse, conocerse y cuidarse de manera individual y colectiva. También las no socias, que pueden visitar el centro con invitaciones de miembros del club o aprovechando las jornadas de puertas abiertas (normalmente, una al mes).
Este hogar de día cuenta con diferentes estancias. Tiene una cafetería con una deliciosa y healthy oferta gastronómica; un lounge que sirve de espacio co-working donde conocerse y establecer contactos; y un área destinada a acoger pop ups de marcas invitadas o de las propias socias.
También cuenta con una acogedora biblioteca con libros de diferentes materias para leer allí o llevarse de préstamo; salas para reuniones, videollamadas y una preparada específicamente para grabaciones de podcasts; y un club donde tomar una copa u organizar reuniones más distendidas.
Hay también espacios para los peques y para las mamás primerizas; una zona que sirve de sala beauty con espejos, sala de masaje y vestuarios; y una luminosa buhardilla con techos altos (muy altos) y perfectamente equipada para practicar yoga.
Todo decorado con el buen gusto de Meritxell Ribe y The Room Studio, convirtiendo cada rincón en un regalo para los sentidos, empezando por la vista. «El objetivo es seguir creciendo y consolidar el proyecto, cumplir con nuestra propuesta de valor y expandirnos, abrir en otros lugares», explica Nathalie.
Y esto pasa por abrirse también a marcas afines y a nuevas actividades, con charlas, presentaciones de producto, talleres, jornadas de teambuilding… En definitiva, encontrar partners que compartan valores con Juno y sus socias para conseguir el match perfecto. Y ampliar aún más esta gran familia.
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