ACTUALIDAD

La vida de hoy a través de nuestras fotografías

Publicado por:

Quiero recordar, ahora que aún puedo, que mi infancia son recuerdos de fotografías en blanco y negro. Fotografías de estudio o fotografías sin estudio, en la época en que los álbumes eran un libro más de estampas para regocijo interior. Allí donde ser niño no era una burda pretensión de tener móvil a los diez años. Bastaba entonces con mirar una y otra vez las escasas fotos adheridas a las solapas del álbum, para darse cuenta de que éramos apenas una fotografía y recuerdos líquidos que el tiempo disuelve.

Antiguamente guardábamos los recuerdos en álbumes de fotos (Foto: @lauracathleen)

Somos seres digitales atrapados en el móvil

El tiempo que corrige vidas y concierta encuentros y desencuentros me ha hecho sobrevivir a más de cincuenta años de un cambio tan poderoso, en el que todavía no somos conscientes de que vivimos la mayor revolución de la historia de la humanidad.

Somos seres digitales atrapados a un móvil y destinados a interactuar al paso de un click o de un like. Y, sobre todo, hemos dejado de ser unidireccionales, porque, antes, si la fotografía no salía bien o el carrete se velaba, quedaba suspendido ese instante vital hasta el día del juicio final. Hoy, en cambio, repetimos imágenes con la fruición del poseso hasta que pensamos que hemos llegado a hallar la fotografía que muestra nuestra felicidad efímera y cuántica, la de cuántos “me gusta” recolecto.

Ahora vivimos por y para el teléfono, donde guardamos los recuerdos con el fin de conseguir “me gustas” (Foto: Maddi Bazzocco)

Fotografiamos y compartimos todo lo que hacemos

Hay fotografías dolorosas porque se ensañan en un pasado que fue y que no volverá. Hay fotografías vengativas, a mayor pena de quien las mira cuando ya no se ve en ellas. Hay fotografías impulsivas que no eran necesarias, pero que persisten en la memoria. Hay fotografías que simulan una ficción sentimental a pesar de que nada es lo que parece. Hay fotografías de cuerpo entero, pero sin corazón ni cerebro.

No me imagino hace cuarenta años haciendo fotografías de una copa de alcohol que cualquier truhán de turno se va a tomar, de las piernas bronceadas en la playa con forma de obelisco en dirección al sol, de los libros apilados antes de empezar a estudiar, de cretinos grabándose videos cuando celebran reuniones o algo que se le parezca. Y ahora esos videos cortos y asincopados con bailes colectivos y coreografías de taberna a las tres de la madrugada. Sin pudor. Que no hay edad ni límite para exhibir impúdicamente las naderías de cada uno.

Fotografiamos todo: lo que comemos, estudiamos y donde estamos (Foto: Maddi Bazzocco)

Filtros, montajes, todo sirve en las fotografías

Ya no me sorprende que todos hayamos caído en la red del narcisismo psicótico y que, el que más o el que menos, luzca palmito como si fuera Miss Universo, filtros mediante. Por cierto, he tenido ya tres experiencias en la tercera fase de la impostura.

Casos en los que se exhiben fotografías en el momento presente del personaje con veinte años menos y otros tantos kilos menos; casos en los que las fotografías se exhiben con toda suerte de filtros hasta convertir al personaje en Blancanieves; y casos en los que las fotografías están tomadas de páginas de internet para lucir cuerpos y caras de anuncio y suplantan el cuerpo serrano real del interfecto. O interfecta. Entre el uso del pasado, los filtros y las permutas de imágenes, anda el juego. Y vaya juego.

Las fotografías las llenamos de filtros y retoques para salir estupendos (Foto: Maddi Bazzocco)

Fotografías absurdas y sin control

Sinceramente, creo que hemos perdido el control, si es que alguna vez lo tuvimos. Y francamente pienso que no lo vamos a recuperar. Al menos tiene un punto de diversión. Porque basta ver cómo evolucionan algunos monstruos en Instagram para deducir que algo está pasando.

Si ves a tu marido en el gimnasio y adelgazando mientras se fotografía, desconfía. Si ves a tu hija en una fotografía con varias amigas en una casa particular, los seres masculinos están todos detrás de la cámara. Si ves a tu mujer en modo poetisa exhibiendo fotografías sensuales de manera compulsiva como si fuera Britney Spears, desconfía. O no. Quién sabe. Quizá sea lo normal en tiempos de la vida en red. O quizá sean indicios de cambios. Y qué cambios.

Mario Garcés

Político, jurista y escritor. Inspector de Hacienda de profesión, ha sido Subsecretario del Ministerio de Fomento y Secretario de Estado de Servicios Sociales e Igualdad.

Share
Publicado por:

Entradas recientes

  • CASA REAL ESPAÑOLA

La reina Letizia luce en Navarra el vestido burdeos que le copió a Máxima de Holanda

La reina Letizia ha viajado hasta Navarra para asistir a la 31ª Muestra de Cine Español… Leer más

1 día ago
  • COMPLEMENTOS

Chanel 2.55, el bolso que cambió la historia, cumple 70 años

Chanel tiene muchos diseños míticos, pero quizás el más especial de todos sea su bolso… Leer más

1 día ago
  • ECONOMÍA

Las discretas cifras de los líderes del lujo ante un 2025 desafiante

A medida que se han ido presentando sus estados financieros, hemos observado cómo gigantes del… Leer más

1 día ago
  • BELLEZA

Bimba y Lola tendrá su propia línea de perfumes

Bimba y Lola no quiere ser solo zapatos y bolsos, por ello, se ha aliado… Leer más

1 día ago
  • CULTURA

La icónica Twiggy será la estrella del festival de cine Moritz Feed Dog

El festival Moritz Feed Dog llega a su novena edición aunando dos géneros artísticos, el… Leer más

1 día ago
  • ARQUITECTURA

La vuelta al mundo en 50 hoteles que tienen las sillas de Andreu World

Estaremos todos de acuerdo en que no es lo mismo comer, que comer bien; dormir,… Leer más

1 día ago