El cambio climático constituye un fenómeno global, tanto por sus causas como por sus efectos, y la descarbonización juega un papel muy importante en esta lucha. El sector energético protagoniza este proceso para conseguir un modelo libre de emisiones. La electrificación del transporte y del calor residencial y la obtención de electricidad a través de energías renovables serán las claves para descarbonizar la economía europea de aquí a 2050.
Esta es la principal conclusión que se puede extraer del estudio, elaborado por la consultora AFRY -antiguamente POYRY- para Iberdrola, que establece una hoja de ruta para el sector energético en el continente.
El estudio muestra un escenario de electrificación sobre el consumo final de energía que en 2050 alcanzaría el 62% en la UE —el 65% en España y el 69% en Gran Bretaña— frente a valores actuales cercanos al 20%, así como una reducción de emisiones de CO2 del 59% en 2030 en la Unión frente al objetivo actual establecido en el 40 % y abre el debate sobre si aumentarlo al 50 o 55%, fundamentalmente por la entrada progresiva de energías renovables que sustituyen, de acuerdo con criterios de eficiencia, a los combustibles fósiles.
Hay que sustituir las fuentes contaminantes por energías limpias y, para esta transición energética hay que hacer hincapié, evidentemente, en la electricidad. En 2050 se dobla la demanda como resultado de la electrificación y de la generación requerida para producir hidrógeno verde. En consecuencia, se triplica la capacidad instalada, casi en su totalidad con renovables, con una leve aportación del hidrógeno en ciertas geografías. Todo ello, con un incremento moderado de las interconexiones y una demanda cada vez más flexible.
Estamos en proceso de electrificar también el transporte, que, para 2050 según el informe, sería total en vehículos medios y ligeros, mientras que en los pesados de largo recorrido la electrificación se complementa con vehículos de hidrógeno. La movilidad del futuro busca adaptarse al mundo de hoy y salvaguardarlo al mismo tiempo.
Nada de esto sería posible sin importantes inversiones en la modernización, digitalización y automatización de las redes para asegurar una transición eficiente, segura y fiable. Y, como novedad, la electrificación a través de las bombas de calor jugaría un papel crucial en la descarbonización de la calefacción. Iberdrola cree que la transición a una economía baja en emisiones es posible y tiene sentido económico; por eso defiende el establecimiento de un objetivo de emisiones netas nulas en carbono a 2050.
Este estudio apoya con contundencia la orientación energética que está liderando la UE y países como España o Reino Unido. Enfocada a alcanzar la descarbonización en 2050 y a elevar, para ello, el objetivo intermedio a 2030. Del mismo modo, secunda que el European Green Deal promovido por la UE, el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030 en España o la estrategia establecida en Reino Unido. Para alcanzar la neutralidad climática en 2050 sean las bases para una recuperación verde tras la crisis provocada por la pandemia de COVID-19.
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