Los viajes en tren siempre me inspiran, pero nunca hubiera imaginado descubrir una nueva tendencia mundial mirando la pantalla del móvil de mi vecina de asiento. Como cualquiera de nosotros, al llegar al tren, abrió la mesa plegable y colocó encima su bolso y su móvil. Nada que me llamara la atención hasta que reparé de soslayó, ni si quiera movida por la curiosidad, en lo que estaba viendo: una mujer comer.
Al principio no le di importancia; pensé que formaba parte de una escena de una serie. Fue media hora más tarde, cuando desviando de nuevo mi mirada sobre su móvil, caí en la cuenta de que la misma mujer seguía comiendo. Inmediatamente después observé a mi compañera de tren: joven, no más de veinticinco.
Abandoné mi ordenador para comprender la escena de una joven mirando desde hacía media hora su pantalla de móvil con una mujer comiendo. Lejos de terminar, duró las dos horas y cuarenta y cinco minutos hasta llegar a destino. Mi compañera de viaje observando a alguien comer. Poco después descubrí que estaba viendo a una BJs –Broadcast Jokeys– de la lucrativa tendencia mundial conocida como Muk-bang; una curiosa combinación de palabras coreanas: Muk-da “ comida” y Bang-song “teledifusión”.
Desde 2010, Youtubers de ese país comenzaron a emitir directos de videos con ellos comiendo, únicamente con el objetivo de acompañar a los más de cinco millones y medio de hogares unipersonales. Sin embargo, poco después esta tendencia se extendió a otros países convirtiéndose en la nueva moda: observar a la gente mientras come.
Algunos de ellos intercalan algún comentario, pero otros simplemente comen cantidades ingentes de comida que podrían alimentar a una familia entera. ¿Sentido? Al principio llegué a pensar que podía tratarse de una técnica saciante para evitar la compulsividad con la comida. Terapia de choque a modo de espejo: ver comer mucho para evitar comer mucho. Ciertamente ese es uno de los efectos que provoca en algunos usuarios que han comenzado con una dieta restrictiva o, el efecto contrario: que les abra el apetito perdido.
Esta tendencia se ha hecho tan popular en Corea que existen canales exclusivos sólo de Muk-bang. Las Mukbangers curiosamente tienen más éxito con el público masculino. “Hay algo provocativo y extrañamente excitante en ver a una muchacha excediéndose en esas limitaciones en un canal privado e íntimo”, explica un usuario. El ‘placer’ de observar comer cantidades desorbitadas de comida sin parar durante horas.
Hay un elemento también curioso y fundamental para los usuarios de esta tendencia que es el ruido de los mukbangs. Porque según cuentan los experimentados, comer no sólo tienen que ver con el gusto y el olfato, sino también con el sonido de masticar los alimentos. Al descubrir que mi vecina de asiento era una seguidora de algún canal de Muk-bang, lejos de tranquilizarme, me quedé más reflexiva en los extraños lugares para encontrar el ‘placer’ que la sociedad que estamos creando nos lleva.
Ni un buen libro, ni una buena película o serie, un juego, una conversación… ahora puede que si viajas te encuentres con alguien que se entretiene viendo a otra persona comer a través de su pantalla.
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