#YoSíTeCreo
La sentencia a #lamanada implica la necesidad urgente de cambiar el Código Penal porque el que hay, no funciona.
Para empezar… toda mi solidaridad y la de este medio con la joven violada por los cinco monstruos de ‘La Mandad’ en Pamplona. Recuerdo con pavor años de juventud regresando a mi casa, tras una noche de fiesta con las llaves del portal «a modo de arma de defensa personal», por si me encontraba a algún imbécil por la calle. Recuerdo cruzar con miedo el parque oscuro en invierno, andando rápido, mirando a todos los lados, por si había algún energúmeno escondido. Recuerdo también mirar antes de salir del coche, ya algo más mayor, frente a la residencia universitaria, observando si había algún merodeador que me importunase.
En Pamplona cinco energúmenos violaron de forma reiterada a una joven de 18 años, bebida, en un portal aquella noche en San Fermín. La sentencia, terrorífica, asegura que aunque hubo violación no se produjo violencia porque la «joven no se defendió». Cerró los ojos, les dejó hacer y cuando terminaron, salió llorando, en estado de shock, del portal y pidió ayuda.
Efectivamente… tenemos un problema con el Código Penal y con la Ley de Género. Ni uno, ni la otra… funcionan. El primero está obsoleto, la segunda viene a «tapar huecos». La chica fue violada. Y el derecho no se ajusta a los «derechos de las personas». En Pamplona tres magistrados han juzgado la actitud de la mujer violada. ¿Qué hacía una chica de 18 años a las 3 de la mañana sola de fiesta en Pamplona? ¿Por qué estaba borracha? ¿Por qué no se resistió? ¿Por qué no les pegó? ¿Por qué cerró los ojos?
Es tan bochornoso como asqueroso
Somos mujeres, somos madres y los violadores son hijos. ¿Qué hijos han educado esas madres? ¿Cómo es posible que cinco tíos tengan como misión en la vida violar a mujeres borrachos y drogados? ¿Qué tipo de padres son esos? Esa pregunta sorprendentemente nadie se la hace. El problema es ella. Ella, que podría haber entrado con 1 o con 25 tipos a un portal, y sencillamente no querer que la violaran. Hay que mantener la ley de prisión permanente revisable. Hay que revisar eso del consentimiento, que es una broma macabra, y hay que educar de una vez: NO es NO.