El amarillo es el color de moda en el mundo de los diamantes. El fuerte incremento del precio y la demanda de este tipo de gemas no para de crecer. Algo que está favoreciendo que muchos inversores entren en la fiebre del diamante amarillo. Hace escasas semanas ya revelábamos desde estas páginas el interés que este tipo de piedras preciosas está despertando en empresas del sector. Compañías como la australiana Burgundy Diamond Mines (BDM) están invirtiendo de nuevo en minas que ya no eran rentables, como la de Ellendale, en Canadá.
De estas minas se extrajeron durante muchos años la mitad de los diamantes amarillos encontrados en el planeta. Así que tampoco extraña que algunos propietarios de este tipo de piedras preciosas consideren que ahora es buen momento para desprenderse de ellas.
Sotheby’s, que suele estar atenta a este tipo de situaciones, ha sido la casa de subastas elegida para poner a la venta uno de los diamantes más singulares de este estilo. Se trata del Golden Canary, una joya con colosal peso de 303 quilates. Sus características le convierten en uno de los diamantes más exclusivos del planeta. Su interior es de una calidad tan extrema que el Instituto Gemológico de América lo ha definido como «el diamante más grande sin defectos que jamás hayan calificado».
La puja por el mismo se realizará el próximo 7 de diciembre. Será en la filial que Sotheby’s posee en Nueva York. Para que algunos interesados puedan apreciar su belleza y alentar su compra, la casa de subastas británica está haciendo una pequeña gira y lo exhibe desde hace unos días en Dubai. Luego viajará a Taipei, Ginebra y Hong Kong.
Sotheby’s estima alcanzar unos 15 millones de dólares al final de la subasta. Precio que muy probablemente se supere ampliamente, como está sucediendo en los últimos meses en las subastas de joyas. Este diamante amarillo muestra ahora un color más intenso y con mejores matices, tras haber sido modificado varias veces desde su estado original.
El Golden Canary fue encontrado en 1980 por una niña que jugaba en el patio trasero de la casa de su tío. Estaba entre un montón de escombros, muy cerca de la mina de diamantes MIBA, en la República Democrática del Congo. En bruto el diamante tenía 890 quilates y se convirtió en uno de los más grandes jamás encontrados en todo el planeta.
La piedra acabó en manos de unos comerciantes locales y se presentó sin tallar en público por primera vez en 1984. Fue en el Museo Nacional de Historia Natural del Smithsonian, dentro de una exposición sobre los diamantes más legendarios del mundo.
A lo largo de los cinco años siguientes, la piedra se cortó en 15 piedras terminadas, de las cuales la más grande pesaba 407,49 quilates. Esta piedra pasó a conocerse como El Incomparable. Años más tarde, sus dueños decidieron recortarlo para maximizar la profundidad de su color, iluminar su matiz y mejorar su forma. El resultado es la piedra conocida hoy como Golden Canary.
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