La manteca de karité es un aceite vegetal sólido a temperatura ambiente que se funde en contacto con la piel. Es probablemente el cosmético más antiguo (sus múltiples propiedades ya eran conocidas en el antiguo Egipto), universal y versátil que existe.
La manteca de karité (Butyrospermum Parkii Butter) se elabora de forma artesanal por mujeres africanas. Se hace después de un tradicional y laborioso proceso de depulpar, secar, triturar, tostar y batir a mano las semillas de las nueces del árbol del karité (vitellaria paradoxa).
Se encuentra únicamente en las sabanas arbóreas de África occidental y su nombre, en honor a la magnífica manteca, significa literalmente “árbol mantequilla”.
La recolección y elaboración se realiza únicamente por mujeres siguiendo un ritual ancestral. Este tipo de producción artesanal local, gestionada por cooperativas de mujeres, es el motor de la economía y el sustento de miles de familias en África occidental.
Consciente del valor de este ecosistema productivo, Maison Karité lleva años fomentándolo y visibilizándolo. Por este motivo, la empresa barcelonesa (miembro del Global Shea Alliance o Asociación Global del Karité) elabora sus productos con manteca salvaje procedente de cooperativas de mujeres del norte de Ghana, con quienes trabaja en estrecha colaboración.
La manteca de karité está compuesta por ácidos grasos, principalmente, por ácidos oléico y esteárico y, en menor medida por, ácidos palmítico y linoléico. Asimismo, es rica en vitaminas A, E y F y cuenta con alcoholes triterpénicos, karitene, alantoína, esteroles, tocoferoles y compuestos fenólicos.
Su composición le otorga múltiples propiedades hidratantes, regeneradoras, cicatrizantes, antinflamatorias y antienvejecimiento. Se trata un producto recomendado para cuidar la piel en todas las edades a lo largo de todos los ciclos vitales y, muy especialmente, para pieles atópicas, sensibles o reactivas.
La pueden usar bebés, jóvenes con piel grasa o de tendencia acnéica, deportistas, personas con pieles secas y sensibles, pieles maduras, acompañamiento cosmético natural en afecciones de la piel que requieren nutrición e hidratación como psoriasis, quimioterapia y postoperatorios dado su poder cicatrizante.
Sus usos son increíblemente diversos. Entre ellos:
El mercado cosmético está lleno de productos con manteca de karité. En su mayor parte son elaboraciones industriales que mezclan poca cantidad de este ingrediente con otros componentes. De esta forma, la manteca pierde la mayor parte de sus propiedades naturales.
Únicamente tiene que poner ‘Butyrospermum Parkii Butter‘ (manteca de karité). Asimismo, debemos buscar que tenga la certificación oficial de producto ecológico.
Al no llevar ningún aditivo, su olor debe ser ligeramente a fruto seco (el característico del karité), su tonalidad marfilosa y su textura firme (hay que fundirla con el calor de la palma de la mano para poder usarla). Si su olor es inexistente, perfumado, su color distinto y su textura untosa, no es pura.
No debe estar refinada (pierde bioactivos) y, por tanto, debe haber sido elaborada de forma artesanal.
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