El Botox o Toxina Botulínica es uno de los tratamientos estrella en clave de belleza, sobre todo ahora que se acerca el período de Navidad y festividades. Esta técnica tan común entre las mujeres y cada vez más entre los varones, lleva siendo un retoque muy demandado desde hace décadas. Así, sabemos que el Botox «tradicional» al que estamos acostumbrados, ayuda a prevenir las arrugas sin llegar a una parálisis total de los músculos. No obstante existe otro conocido como baby botox, que es tendencia entre las celebrities del momento.
Este retoque estético cada vez suma más adeptos entre un público joven. Se trata de inyectar la toxina botulínica a nivel facial en el tercio superior e la cara a dosis muy pequeñas, para conseguir no sólo atenuar las arrugas de expresión, sino prevenir las mismas sin paralizar los músculos. Este tratamiento estrella entre los millenials y centennials es todo un fenómeno de masas actualmente, cuyas zonas más demandadas (y aconsejadas) son la frente, el entrecejo y las famosas “patas de gallo”, con especial hincapié en esta primera.
“No está indicado en zonas donde se requiere una verdadera parálisis del músculo como, por ejemplo, en los músculos maseteros, para tratar el bruxismo. Al relajar el músculo masetero, se evita una contracción brusca del mismo durante el sueño en lo que llamamos bruxismo, por lo que conseguiríamos reducir problemas de contracturas a nivel cervical, ruptura de muelas y alteraciones de la articulación temporomandibular».
“La mayor diferencia, más allá de la cantidad que se inyecta que también varía siendo en esta nueva técnica ciertamente inferior, es el efecto que se logra. El método tradicional muchas veces hace que las personas se vean con los rostros “congelados” y sin mucha expresión facial. Mientras que el “baby bótox”, por su parte, lo que hace es suavizar la fuerza de contracción del músculo, lo que previene la formación de arrugas, en vez de paralizarlo».
«El efecto que se consigue con la técnica baby bótox es el de una cara más descansada y luminosa con atenuación de las líneas de expresión, pero tratando de mantener el movimiento muscular y evitar lo que comúnmente se denomina “cara de velocidad”.
“La edad recomendada para su aplicación en ambas técnicas es orientativa pues depende de cada paciente y es necesario examinar previamente su tendencia de gesticulación y prever dónde irá conformando sus arrugas de expresión con el paso del tiempo, en base a esta tendencia. Sin embargo mientras el Botox tradicional se recomienda rondando los 30, el baby Botox podría ser aconsejable en torno a esa edad, incluso algo antes, rondando los 25.
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