Piernas bonitas +45

“La belleza es una actitud y todas podemos ser increíblemente bellas cuando somos auténticas”. Me quedé con esta frase hace tiempo. Una idea que permite a todas sentirnos así, si queremos. ¿Por qué no? No hablo de medidas perfectas ni espectaculares. Hablo de sentirse sana, bien, a gusto. En definitiva, un cóctel de sensaciones positivas hacia nosotras mismas que haga que nos aceptemos con nuestros defectos, sacándoles partido y potenciando lo bueno, lo que más nos guste de nosotras.

Así estaremos más reconciliadas con el espejo. Porque irá más allá del reflejo. Sin  convertirse en una obsesión, ni en una exigencia, ni en objetivos inalcanzables (por mucho que quiera, yo no puedo llegar a parecerme a Gisele Bundchen, vaya). Lo que viene siendo “buscar y encontrar” la mejor versión de nosotras mismas, que leí el otro día. Por dentro, con equilibrio. Y por fuera, mimándonos un poco, que seguro bien nos lo merecemos.

Mis piernas, largas y más o menos en forma y tonificadas, me ayudaron a conseguir muchos trabajos en el mundo de la publicidad con veinte años. Hoy son las piernas de una mujer de 49 años, con una mala circulación que empezó de joven a darme guerra, que ha tenido dos embarazos y que el ejercicio y la dieta no han sido suficientes para tener a raya esas dichosas venitas varicosas.

Reconozco que, así como el exceso de retoques fotográficos rejuvenecedores en la cara me parecen muchísimas veces horribles porque no me reconozco, en ocasiones he pedido a los fotógrafos que sí me “retoquen”, ¡SÓLO!, alguno de esos capilares que tengo en las piernas (no la forma ni el grosor de ellas) y que han hecho que cada vez vista menos faldas o vestidos porque no me siento cómoda.

Las varices, lejos de ser un problema exclusivamente estético, afectan también a la salud. Por eso es importante prestarles atención. Así que voy a explicaros qué hago yo, en estas condiciones, para lucir (o intentarlo) unas piernas lo más bonitas posible este verano. ¡Y saludables!

Uno de los factores principales que favorece su aparición es el hereditario. Además del factor genético hay otros que pueden desencadenar o agravar este problema como un exceso de peso, el sedentarismo, trabajar muchas horas de pie o sentado, algunos medicamentos como los anticonceptivos… Pero ¡atención!, no sólo es un problema que padecemos las mujeres. Los hombres, aunque ocho veces menos estadísticamente, también lo sufren.

Yo soy de las del “factor genético”. No heredé los ojos color miel de mi abuelo, pero sí la mala circulación de la familia. No pasa nada. Hay que llevarlo bien. Aunque siempre he cuidado mi dieta, mi peso y he hecho y continúo haciendo mucho ejercicio, no me he librado, ¡me ha tocado! El otro día me tocó visita en la Unidad Vascular de IM CLINIC con la Dra. Montse Salarich, cirujana y especialista en problemas vasculares.

Allí disponen de las más novedosas técnicas y la última tecnología para el diagnóstico y el tratamiento de todo tipo de patología varicosa. Desde las arañas vasculares, que son las que yo tengo, a las varices pélvicas que son unas varices muy importantes a detectar y que muchas veces no sabemos que las padecemos. Ante la duda, revisaros. Pueden convertirse en un serio y grave problema. Los tratamientos para combatirlas, dependiendo de cada caso y paciente pueden ser: desde la escleroterapia, el endoláser, la radiofrecuencia, la microcirugía o la febloextracción…

En mi caso, el tratamiento ha sido el primero: la escleroterapia, que es bastante sencillo. Se trata de un procedimiento ambulatorio no quirúrgico, que consigue atenuar el aspecto de arañas vasculares y varices pequeñas y superficiales Se  inyecta la solución esclerosante en la vena con una microaguja. No molesta mucho. Es un pinchacito y en una sesión se pueden eliminar bastantes. Ya he hecho dos en un intervalo de unas cuatro semanas y estoy  contenta aunque ¡aún me queda! Después del tratamiento debes seguir la pauta que te indique tu médico. En mi caso, una semana con unas medias especiales compresoras y unos 7 o 10 días sin hacer ejercicio.

Hay que tener en cuenta que es un problema crónico y progresivo así que el cuidado de las piernas necesita cierta disciplina todo el año. No podemos bajar la guardia. A parte del control con un especialista, yo os digo lo que además hago en casa y que está aprobado por mi doctora. Hay muchos productos naturales que nos pueden ayudar. Yo tomo Oenobiol AQUADRAINANT® PLUS que me ayuda a reducir la sensación de piernas cansadas gracias a la vid roja que destaca por ser un potente estimulante circulatorio natural. A la Dra. Salarich le gustó que además llevara Vitamina C.

Y si llegáis a casa después de un día agotador con la sensación de pesadez y cansancio, sobre todo con estos calores del verano, probad una crema que os alivie y que, a la larga, os dé buenos resultados también. Hay muchas en el mercado. Yo uso la de la firma CLARINS que me alivia y refresca las piernas cuando las noto cansadas. Aún no lo he probado hacerlo así pero ¡se puede aplicar incluso por encima de las medias!

Y no olvidaros de seguir una buena dieta rica, equilibrada  y variada con frutas de temporada y verduras y también de hacer ejercicio. ¡Moveos en el gimnasio. Con clases dirigidas, con spinning, haciendo natación (aprovechad la playa, el agua de mar) o paseando por el campo, la montaña, por un parque de vuestra ciudad, patinando, con zumba, como queráis! ¡Pero activaos! ¿Recordáis aquél anuncio de hace mil años que decía: “¡Quien mueve las piernas, mueve el corazón!” Pues eso. Que para la circulación, para el corazón y para todo en general, la actividad es muy importante. ¡Regalaos unos minutos para ello! Un estilo de vida saludable y en forma, nos ayudará siempre.