¿Te has quemado por el sol? Arréglalo ¡YA!

Confesad: no lleváis falda larga -o pantalones- porque os sienten mejor. Os tapáis las piernas porque parecéis una serpiente mudando la piel. Ya estamos. ¡Qué mal le sienta a nuestra piel olvidarnos de la rutina! Bueno, en realidad, lo que le ha sentado mal –o no del todo bien- es el sol. Y la falta de agua. Una combinación letal.

¿Cómo dejamos de pelarnos? Pues, lo siento, no se puede. Una vez iniciado el proceso de cambio de piel, podemos amortiguarlo, pero nunca revertirlo. La piel se ha secado, ha muerto, y cae. La piel está curando sus heridas. Y mejor que lo haga, por cierto. Así que, si no has prevenido mientras tomabas el sol –y después- resígnate a seguir perdiendo trocitos de piel. Aunque puedes amortiguarlo. Y cuanto antes, mejor.

No esperes a estar pelándote. Examina tu piel tras el sol. Si ves que está más apagada, que le falta elasticidad –cuando la arrugas tardan en volver a su sitio- o suavidad o que incluso empieza a estar rugosa… ¡atención!… se acerca un cambio de piel. Pon remedio antes de que empiece. Y sí, beber dos litros de agua al día ayuda (de hecho, es una costumbre que deberíamos adoptar para cada día de nuestra vida) pero hay que actuar directamente en las zonas afectadas. ¿Cómo?

1.- Solución de urgencia cuando te estás desescamando y no tienes productos específicos a mano. ¿Tienes hijos pequeños? Pues casi seguro que tienes aceite Johnson’s en casa. Sí, ya sé que es como ducharse en aceite de oliva, pero hay un truco para no salir a la calle como si nos hubiéramos rociado en mantequilla: ponte el aceite en la ducha, justo antes del último aclarado corporal, y sécate la zona con suaves toques de toalla. ¡Verás qué cambio! Además, los aceites impiden que la piel se siga deshidratando.

2.- Ten una planta de aloe vera en casa. Es muy fácil de mantener (en serio, para matar un Aloe Vera tienes que ser un desastre). Corta un trozo y ve exprimiendo el jugo por las zonas peladas. Es un poco pegajoso y huele mal. Así que hazlo de noche. (Por cierto, el Aloe Vera puro es la mejor solución para las quemaduras, así que te sacará de muchos apuros).

3.- Cómprate cremas con glicerina o sorbitol. Son sustancias que retienen el agua de la piel, evitando que pierda aún más hidratación. En casa, desde que yo era pequeña, siempre hemos usado el Ph5 de Eucerin (se compra en farmacias). Como cuenta mi amiga Cris Mitre en su blog The Beauty Mail: “Es una potente fórmula hidratante gracias a los lípidos que incorpora y que son muy afines a los de la piel. Además, para asegurar una nutrición diez, no contiene jabones alcalinos (que resecan en exceso), colorantes o conservantes. Ideal para pieles reactivas”.

4.- Y la próxima vez que tomes el sol, hazlo con protección solar de 50. Y calma la piel tras la exposición con fórmulas refrescantes e hidratantes. Si cuidas la piel durante las vacaciones, no te pelarás a la vuelta.

¡Ah! Y, por cierto, al parecer, lo de beber dos litros de agua al día es un mito. Así lo explica el pediatra Aaron E. Carroll, autor de un libro sobre mitos médicos: «Si hay un mito sobre la salud que se niega a desaparecer, es éste: hay que beber ocho vasos de agua al día. Es sencillamente falso. No hay ninguna evidencia científica que lo respalde (…) El agua está presente en la fruta y en la verdura. Está en el zumo, en la cerveza e incluso en el té y en el café. Y antes de que alguien me escriba para decirme que el café deshidrata, que sepa que las investigaciones demuestran que eso tampoco es cierto.

Aunque recomendaba el agua como la mejor bebida que se puede consumir, no hay duda de que no es la única fuente de hidratación. No tenemos que consumir toda el agua que necesitamos a través de bebidas. Tampoco hay que preocuparse tanto por no tener nunca sed. El cuerpo humano está perfectamente equipado para indicarnos que tenemos que beber mucho antes de que lleguemos realmente a deshidratarnos”.