El beso y las lágrimas, protagonistas del inicio del reinado de Federico X y Mary Donaldson
Los nuevos reyes de Dinamarca sorprenden con un beso con el que acallan los rumores de distanciamiento.
Una imagen vale más que mil palabras. Y el beso de los nuevos reyes de Dinamarca, Federico X y Mary Donaldson, ha reflejado que los nuevos monarcas siguen juntos y enamorados. Si hubo algún momento de crisis durante los veinte años que llevan juntos, por las presuntas infidelidades del ahora monarca, eso ya es historia.
Después de la repentina abdicación de la reina Margarita el pasado 31 de diciembre, durante su discurso de fin de año el pueblo ha salido a las calles y ha recogido con gran emoción la austera ceremonia. Nunca antes un monarca en el país, durante los últimos 900 años, había renunciado al cargo voluntariamente.
Federico y Mary salieron al balcón con toda su familia
Los protagonistas del día eran los nuevos Reyes. Poco después de las dos de la tarde, hora local, con la abdicación recién firmada por la reina Margarita, los nuevos monarcas salían al balcón del Palacio de Christiansborg.
Lo hacían acompañados por sus hijos: Christian, el nuevo príncipe heredero, la princesa Isabella y los mellizos Vicent y Josephine.
La reina Mary lucia un elegantísimo vestido blanco, casi de inspiración nupcial, con una envolvente lazada al cuello. Como joyas llevaba un juego de diamantes y rubíes que datan de 1804. Se realizaron para la coronación de Napoleón en París. El nuevo Rey lucía un traje militar de gala con sus condecoraciones.
Un beso para sellar cualquier duda sobre su relación
Poco antes de volver al palacio y después de salir ante el pueblo varias veces a saludar, la pareja sorprendía al mundo entero con un beso con el que acallaban los rumores de distanciamiento. Minutos antes se pudo ver a Federico X ofreciendo su primer discurso como rey de Dinamarca, claramente emocionado.
Todo el planeta pudo ver cómo Federico dejaba escapar varias veces unas lágrimas. Algo que dejaba claro la emoción que estaba sintiendo en ese momento. Nos recordaba a aquel joven príncipe que lloraba en el altar al recibir a la que sería su esposa, Mary Donaldson, hoy la reina Mary.