(Foto: Gtres)
La «historia de amor» descrita en Netflix por Harry y Meghan Markle ha generado enorme controversia en el Palacio de Buckingham e incluso en miembros del Gobierno. Portavoces de la Corona dan por seguro que la pareja tendrá nuevas sorpresas en los tres capítulos que restan del documental y que el nivel de los ataques contra la institución o sus miembros podría ir en aumento.
Algunos portavoces de la Familia Real han declarado a medios británicos sentirse de nuevo «avergonzados y decepcionados». Ya no con la pareja, a la que dan por perdida desde hace tres años. Sino más bien por los vínculos que aún mantienen con la institución a través de sus títulos. Además, se muestran profundamente molestos por la traición «vergonzosa y cobarde» de la pareja a la difunta Reina.
Creen que ninguno de los dos ha obrado con el debido respeto hacia la institución, ni hacia el legado que dejó Isabel II. Sobre todo porque la pareja grabó fragmentos de la serie durante sus últimos actos como miembros de la institución.
En Buckingham cuestionan además algunos argumentos del filme como que Meghan Markle tuvo que aprenderse el himno nacional tras buscar la letra en Google o el fragmento en el que asegura que nadie le dio una clase de protocolo. Afirman desde palacio que fue guiada tanto por la secretaria privada adjunta de confianza de la reina, Samantha Cohen, como por sus damas de honor.
Aunque se descarta una reacción oficial desde la corona, Harry y Meghan Markle sí podrían recibir una dura reprimenda a nivel político. El parlamentario conservador Bob Seely está recabando apoyos para presentar un proyecto de ley que obligue a la pareja a perder sus títulos y su estatus de realeza. Argumenta para ello que ambos están usando ambos elementos para su lucro personal, degradando además a la institución.
En Sussex también creen que no son dignos de representar al Condado. Mientras, el ministro de Empleo, Guy Opperman, ha ido más allá al calificarlos como «pareja muy problemática y totalmente irrelevante» para el Reino Unido. «No creo que sus opiniones tengan un impacto fundamental en la Familia Real», asegura Opperman. Además insta a todos «a boicotear Netflix y asegurarnos de que realmente nos concentremos en las cosas que importan».
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